Este cuento infantil, ‘El duro invierno’, escrito por Robert Lawson, no solo narra una entretenida historia de aventuras, sino que además ayuda a los niños a reconocer valores esenciales como el de la generosidad, la cooperación, la empatía o la gratitud.
TIEMPO DE LECTURA: 8 MINUTOS
Un cuento para niños con valores: El duro invierno
Mamá, papá y el pequeño Georgie conejo dormían plácidamente cuando entró el tío Analdas por la madriguera.
– ¡Qué frío hace! ¡Está cayendo lluvia helada!
– ¿Hielo?- preguntó mamá conejo.
– Sí- respondió el tío Analdas- Hay capas de hielo por todas partes.
– Sin duda, este va a ser un duro invierno- asintió papá conejo.
Entonces llegó Willy rata de campo a través de un pequeño túnel que acababa de excavar. Estaba muy excitado.
– ¡Tenéis que ayudarme! ¡Es el señor Muldum! ¡El gato viejo de la familia Folk! Se debió caer en un agujero en la nieve, uno que está cerca del roble viejo, y luego lo cubrió una capa de hielo. Está en mitad de un túnel y no puede salir.
– A ver, tranquilízate- dijo entonces papá conejo- Empecemos por el principio… si le has visto, no se ha perdido. Querrás decir que está atrapado. Pero, ¿qué podemos hacer nosotros?
– Está hambriento, y aunque nunca me hizo nada, no me acerqué demasiado por si acaso- respondió Willy rata de campo.
– ¡Seguro que Zorrita tiene algo de carne guardada! Ella es muy previsora- dijo entonces Georgie.
El duro invierno: cómo ayudar al gato de los Folk
– ¡Claro! Puedo ir con alguno de mis primos a su madriguera. Conozco todos los túneles cavados y hay uno cerca de donde vive un tío mío que no queda muy lejos de la casa de Zorrita- propuso Willy.
– Pero tenéis que tener cuidado y ser muy persuasivos– dijo mamá conejo- Y decidle que estaremos muy agradecidos si nos da algo de carne para el gato de los Folk.
– Sí, descuida, lo haremos.
Y diciendo esto, Willy rata de campo se alejó por el mismo túnel por el que había llegado. Un rato largo después, regresó acompañado de sus tres primos.
– ¡Lo logramos!– dijo eufórico. Traían unos buenos trozos de carne.
– ¿Fue fácil? ¿Os acordasteis de darle las gracias?
– Buenooo… no hizo falta. ¡Estaba dormida!- dijo Willy.
– Está bien, llevadle la comida al señor Muldum, pero tened cuidado.
Las ratas se alejaron corriendo y no tardaron mucho en regresar.
– ¡Le ha gustado!- dijo muy contento Willy- Aunque me imagino que se habrá quedado con algo de hambre.
El duro invierno cambió el paisaje
Al día siguiente, Georgie se despertó por un extraño sonido de arañazos. Entonces descubrió que su padre y tío Analdas habían excavado un túnel en la nieve.
Corrió hasta donde estaban ellos. Una espesa capa de hielo cubría la salida.
– Tenemos que romper el hielo- dijo papá conejo.
Y todos comenzaron a arañar y a roer el hielo con rapidez. Estaba duro y muy frío. Pero después de un largo rato de esfuerzo y duro trabajo, Georgie se subió a la espalda de su padre y consiguió derribar lo que quedaba de hielo con las patas.
Salió disparado y cayó sobre otra capa dura de hielo. Le sorprendió mucho el paisaje. ¡Todo estaba tan cambiado! Muchas de las ramas de los árboles se había roto por el peso de la nieve y el hielo y los matorrales estaban congelados.
Solo al fondo del todo, en el pequeño bosque de pinos, parecía que aún quedaba algo de hierba entre la nieve. También vio a la familia Folk, que intentaban deshacer el hielo de la entrada de su granja con unas palas.
– ¡Tenemos que ver dónde está el señor Muldum!- dijo Georgie a su padre y su tío.
Así que fueron corriendo hasta el viejo roble. Un poco más allá, localizaron la capa de hielo bajo la que estaba el gato de la familia Folk. Le escucharon maullar, pero el hielo era duro y no podía romperlo.
– Necesitamos ayuda- dijo el pequeño Georgie- ¡Ya lo tengo! ¡El señor Ciervo! ¡Está donde el pinar, comiendo hierba!
La ayuda del señor ciervo
– No sé si querrá ayudarnos- dijo el tío Analdas- Tal vez no se arriesgue a venir hasta aquí…
– Intentaré ser persuasivo, como siempre dice mamá- dijo Georgie.
No tardó nada en llegar hasta el señor Ciervo, a pesar de que se iba escurriendo por el camino y a menudo terminaba resbalando en alguna placa de hielo.
– Buenos días, señor Ciervo, ¿qué tal estás?- dijo muy educado Georgie.
– Oh, muy bien, gracias, Georgie. ¿Cómo va tu familia? Este invierno es muy duro…
– Sí que lo es, sí. Hemos tenido que romper una capa de hielo para poder salir de la madriguera… y tenemos a un amigo atrapado en un túnel. Se trata del señor Muldum, el gato de los Folk… Me preguntaba si tú podrías ayudarnos. Con tus duras pezuñas, seguro que puedes terminar de romper el hielo.
– Oh, sí que podría romperlo, claro… pero el hielo me daña los tobillos. Y tengo miedo de resbalar y romperme una pata… Aún así, la familia Folk es muy amable, y siempre nos tratan muy bien. Me apetece ayudarles.
– ¡Fantástico!- dijo Georgie excitado.
El duro invierno: La liberación de Muldum
Es cierto que el señor Ciervo tuvo dificultades para llegar hasta donde estaba encerrado Muldum. Caminaba muy despacio por el hielo, y aún así a veces sus patas quedaban dañadas por el hielo.
El hijo de la familia Folk, Tim , llevaba un rato fijándose en los animales.
– Vaya… ¿qué harán esos conejos tanto tiempo al lado del viejo roble? ¿Y ese ciervo que se acerca a ellos? No podía dejar de mirarlos.
Al llegar hasta el agujero cubierto por el hielo, el señor Ciervo lo golpeó con fuerza y por fin el gato de los Folk pudo salir dando un salto.
Algo asustado, pero muy digno, se alejó despacito, resbalando por el hielo, hasta que llegó hasta donde estaban los Folk. La señora Folk lo vio junto a ella y lo abrazó para después meterse en casa.
– ¡Muchas gracias, señor Ciervo!- dijeron papá conejo, Georgie y tío Analdas.
– No hay de qué- respondió el señor Ciervo, mientras regresaba dolorido al pinar. Tenía todas las patas arañadas y ensangrentadas.
– ¡No puedo creer lo que he visto!- dijo entonces Tim- ¡Pero lo creo porque lo he visto!
El pequeño de los Folk se acercó hasta el lugar en donde había estado encerrado su gato. Vio el hielo arrancado por el Ciervo, las huellas de los animales…
– ¡Es increíble!- dijo entonces Tim-. El ciervo se merece una recompensa…
Y diciendo esto, fue hasta su casa y regresó con un enorme saco de heno. Llegó hasta el pinar en donde estaba el ciervo y esparció allí todo el alimento.
Qué valores puedes trabajar con el cuento ‘El duro invierno’
Utiliza este precioso cuento de animales, ‘El duro invierno’, para hablar con los niños de todos estos valores esenciales:
- La empatía.
- El valor de la cooperación.
- La solidaridad.
- El valor de la gratitud.
- La resolución de problemas.
Reflexiones sobre el cuento ‘El duro invierno’ para niños
Este cuento, ‘El duro invierno’, nos recuerda que la solidaridad obtiene recompensas. Recuerda que el bien se suele pagar con bien:
- Todo lo que das te será devuelto: Si te fijas, la historia de esta familia de conejos en ‘El duro invierno’, se centra en la necesidad de ayudar a un gato por el que no sienten demasiada simpatía pero que pertenece a una familia a la que adoran. Y sienten que ayudando a su gato, la ayudarán a ella. No buscan ninguna recompensa, solo ayudar a liberar al gato de los Folk. Esto es solidaridad.
- Una rata que ayuda a un gato: Seguramente te habrá extrañado que unas ratas se presten a ayudar a un gato. Pero son las primeras que sienten empatía por el animal, al verle atrapado bajo el hielo durante el duro invierno. Y en lugar de prejuzgar y sentir miedo, deciden ayudarle porque él nunca les hizo daño. Y son capaces de arriesgarse en ir hasta la madriguera de la zorra para conseguir alimento. Todo un gesto de valentía y cooperación.
«Todo lo que das… te será devuelto»
(Reflexiones sobre el cuento ‘El duro invierno’)
Más reflexiones sobre el cuento ‘El duro invierno’
- La solidaridad recompensada: En realidad el destinatario final de tanta muestra de solidaridad en medio de las dificultades en este cuento del duro invierno era la familia Folk. Y al final el joven de la familia se da cuenta de la ayuda de los animales del bosque. No duda en recompensarla, al sentir una gran gratitud, y les regala un saco repleto de comida, consciente de que ese invierno para ellos sería muy duro.
- No rendirse ante los problemas: ¿Crees que la familia de conejos del cuento ‘El duro invierno’ se rindió al ver la capa de hielo en la entrada de su madriguera? No. Buscaron la forma de salir del agujero. Y no lo consiguió un solo conejo, sino todos juntos. La cooperación es esencial para conseguir un objetivo complejo. La unión hace la fuerza.
Otros preciosos cuentos infantiles repletos de valores
¿Te gustó el cuento del duro invierno? Aquí tienes otros hermosos cuentos para niños pequeños llenos de aventuras y muchos valores esenciales:
- Poppet: Un niño decide salir una noche a cazar un oso, y pide ayuda a sus dos mascotas, un perro y un gato. Durante esta improvisada excursión, pasarán un poco de miedo, pero juntos se sentirán mucho mejor.
- Valentina y la luna: Resulta que Valentina contempla todos los días a la luna y de pronto se da cuenta de que está sola. ¿Sabes qué hace para conseguir que tenga compañía? ¡No te lo pierdas!
- El doctor Dolitte y el vayviene: Un doctor que adora a los animales decide ir a África para ayudar a unos monos. Ellos, agradecidos, deciden buscar un buen regalo para él. ¿Qué será?
Y recuerda que si quieres, también puedes escuchar un gran número de cuentos narrados por medio de todos estos podcast: