‘El calcetín que no se quería dormir’ es un cuento para niños sobre la empatía y la solidaridad. El protagonista es Valentín, un travieso calcetín que se niega a dormir, porque dormir le parece aburrido.
Sin embargo, se dará cuenta de que sus actos tienen una consecuencia negativa… Descubre qué sucede cada vez que Valentín se niega quedarse quieto en la cama… y después, reflexiona sobre ello con tu hijo.
TIEMPO DE LECTURA: 4 MINUTOS
Índice de contenidos
ToggleUn cuento para niños sobre la empatía y la solidaridad: El calcetín que no se quería dormir
Al calcetín Valentín le encantaba jugar: andar, saltar, trepar y hasta arrastrarse como si fuera una oruga. De hecho, es lo que mejor se le daba. Por eso sus amigos le llamaban «Gusi».
– Eh, «Gusi»… ¿hacemos una carrera por el pasillo?- Le decía Martita, la media de mariposas rosas.
Además Valentín era el calcetín más valiente y alegre. Y lo mismo hasta el más guapo. Con sus rayas de colores y su talón azul… la parte de arriba blanca con lunares… Sí, definitivamente sí que era guapo Valentín.
Pero Valentín se aburría mucho por la noche. Era el calcetín preferido de Claudia y la niña se lo ponía toooodas las noches. Y cuando le tocaba abrigar el pie de Claudia en la cama, tenía que estar quietecito mucho tiempo.
– ¡Qué aburrido!-pensaba Valentín.
Veía al calcetín gris del padre de Claudia andar por el pasillo… y a Federico, un calcetín granate de cole, balancearse en la silla… y al de gatitos blancos nadar en el cajón… y él ahí, quieto, sin poder moverse.
– ¡Me aburrooooo!- gritó Valentín.
El calcetín que no se quería dormir: La idea de Valentín
A Valentín entonces se le ocurrió una idea:
– Si soy el mejor arrastrándome… ¿cómo no voy a ser capaz de escaparme del pie?
Y poquito a poco Valentín se fue alejando. Primero del tobillo. Luego del talón. Y… ¡si!: se escapó ¡hasta del dedo gordo del pie! Y Claudia, ni se había enterado.
¡Qué felicidad! Valentín pudo jugar toda la noche y se lo pasó en grande.
Pero el sol comenzó a salir de nuevo y Valentín quiso volver al pie de Claudia. Y claro, una cosa era arrastrarse y otra bien distinta trepar él solo. Lo intentó una vez, y otra y otra más, y nada, no fue capaz de subir. Así que se quedó tumbado encima de la cama.
Qué disgusto se llevó Claudia al verlo ahí tirado. Y su mamá además le regañó. Así que del disgusto, pasó al llanto en un santiamén.
– ¡Claudia, no te quites el calcetín, que te vas a enfriar!- insistía su madre.
Valentín se puso un poco triste al ver a Claudia llorar, pero al día siguiente volvió a hacer lo mismo. Esta vez al amanecer, apareció en el suelo.
– ¡Pero bueno!- dijo enfadada la mamá de Claudia- ¿otra vez?
– Yo no me lo quito– lloraba Claudia.
Y así fue un día, y otro, y otro más. Y al cabo de una semana, la mamá de Claudia dijo:
– Se acabó. Como vuelvas a despertarte sin el calcetín, ya no te lo pones más.
¿Cómo? ¿Nunca más? ¡Qué disparate! No podía ser… Valentín se puso muy pero que muy triste. Si Claudia no se ponía el calcetín, no podría correr, ni saltar, ni brincar con ella… ni escuchar su risa, que era lo que más le gustaba de Claudia.
Esa noche Valentín no se escapó. Decidió que era hora de dormir. Y es que la sonrisa de Claudia bien se merecía un sueñecito, aunque dormir fuera la mar de aburrido.
( ‘El calcetín que no se quería dormir’ ©2013 Fanny Tales)
Qué valores puedes trabajar con el cuento infantil ‘El calcetín que no se quería dormir’
Con este cuento del calcetín que no se quería dormir, trabajarás:
- Todos nuestros actos tienen consecuencias que repercuten en los demás. Debemos medir el daño que podemos causar.
- La empatía nos acerca más a las otras personas y nos ofrece la posibilidad de entender sus emociones.
- Con un poco que pongamos de nuestra parte, con un poco de solidaridad, conseguiremos hacer a otros más felices.
Reflexiones de ‘El calcetín que no se quería dormir’ para los niños
Valentín es un calcetín al que le gusta jugar, y como los niños más pequeños, al principio solo piensa en su diversión y su felicidad. Pero pronto descubrirá que su actitud repercute negativamente en Claudia, la niña que le lleva a todas partes y se duerme con él.
- Todos nuestros actos repercuten en los demás: En la historia del calcetín que no se quería dormir, Valentín descubrirá que sus actos tienen consecuencias, y también será consciente, gracias a un poquito de empatía, que la niña sufre por su culpa…
- La solidaridad de Valentín: El gesto de Valentín, el sacrificarse y dejar de jugar por la noche para que a Claudia no le regañen, es un acto de solidaridad que tiene sus recompensas: él podrá seguir divirtiéndose por las mañanas y a Claudia dejarán al fin de regañarla.
«Los actos de solidaridad nacen de la empatía, y a menudo conllevan un pequeño sacrificio»
(Reflexiones sobre ‘El calcetín que no se quería dormir’)
Algunas preguntas de comprensión lectora para tu hijo sobre el cuento ‘El calcetín que no se quería dormir’
Puedes hablar de todo ello con tu hijo, y utilizar estas preguntas de comprensión lectora:
1. En el cuento ‘El calcetín que no se quería dormir’, ¿qué le pasa a Valentín? ¿Por qué se aburre?
2. ¿Y qué decide hacer Valentín cada noche?
3. ¿Por qué regañan a Claudia por las mañanas?
4. ¿Cómo se siente Valentín al ver que a Claudia le regañan y llora?
5. ¿Qué decide hacer al final Valentín para que no regañen a Claudia?
Otros cuentos y fábulas para niños sobre la empatía
La empatía se aprende desde pequeño y se va ejercitando a lo largo del tiempo. Puedes ayudar a tu hijo a entender qué es y por qué es tan necesaria, ayudándote de cuentos y fábulas como estas:
- Un precioso cuento corto para los más pequeños, Valentina: Valentina es una niña con mucha empatía, a la que le encanta hacer reír a los demás, porque no quiere verles tristes. Descubre su preciosa historia aquí.
- El mono y el pez: Cuidado, porque la empatía no significa dar a otro lo que nosotros creemos, sino lo que de verdad necesita. Puedes intentar ayudar a alguien y estropearlo todo más ‘sin querer’. Fíjate en lo que le pasó al mono con el pez.
- Un cuento sobre la bondad y la generosidad, El príncipe feliz: La empatía nos hace ser bondadosos y solidarios. La máxima muestra de empatía es el sacrificio por los que más sufren. Precioso cuento de Oscar Wilde.
- El país de las cucharas largas: este cuento, destinado a niños más mayores, explica muy bien por qué empatía y solidaridad son dos valores complementarios.
¿Sabías que algunos de estos cuentos puedes escucharlos narrados mediante podcast? Los encontrarás aquí:
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