Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte. Cuento de Kipling para niños

Aquí tienes uno de los magistrales y divertidísimos cuentos de Rudyard Kipling sobre los animales de su libro ‘Así fue cómo…’. En ‘Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte’, se toca el tema del mal carácter y los malos modales. La amabilidad es un valor básico que no deberíamos descuidar. Pero además, es un tema que también incluye otras reflexiones. Te lo contamos más abajo, justo después de la lectura.

TIEMPO DE LECTURA: 3 MINUTOS

El precioso cuento de Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte

Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte, unc uento infantil de Rudyard Kipling
El cuento de Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte

Hace mucho tiempo, existió en una pequeña isla frente a la costa del Mar Rojo, un parsi (habitante de la antigua Persia, la India) con un sombrero que reflejaba de forma esplendorosa los rayos del sol. Y allí, en esa pequeña isla, vivía muy feliz el parsi, con un cuchillo, una cocina portátil y sí, su majestuoso sombrero.

Un buen día, el parsi juntó harina, agua, pasas, ciruelas… y consiguió preparar un pastel que medía medio metro de ancho y medio metro de grueso. Lo metió en el horno y lo cocinó hasta que el olor era tan rico, que realmente parecía irresistible.

Pero, justo cuando se lo iba a comer, llegó un enorme rinoceronte, con su gran cuerno en medio de la nariz, los ojos de cerdito y muy, pero que muy malos modales. Aunque esto, los modales, no los tuvo nunca (ni los tendrá jamás). Lo que sí tenía entonces el rinoceronte era una piel lisita, muy ajustadita al cuerpo. Era realmente bella su piel… Y el rinoceronte, dijo:

– ¡Buuuu!

El parsi salió corriendo y se subió a una palmera, llevando consigo solo el sombrero que reflejaba de forma esplendorosa los rayos del sol. El rinoceronte volcó la cocina, pinchó la tarta con su enorme cuerno y ¡ñam!, se la zampó de un bocado. Después, se alejó como si nada de allí, meneando la cola de contento de un lado a otro.

Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte, ilustración original
Momento en el que el rinoceronte se acerca hasta el parsi. Ilustración original de Kipling

El parsi bajó de la palmera y volvió a colocar bien su cocina. Un tanto pensativo, recitó estos versos en voz alta:

«Quien los pasteles se zampa
que el hombre parsi con amor prepara
del todo mete la pata».

Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte: la ‘venganza’ del parsi

Justo cinco semanas más tarde, una terrible ola de calor llegó hasta la isla. Hacía tanto calor, que el parsi se quitó hasta el sombrero. Y el rinoceronte, su piel, que se abrochaba por debajo con unos cuantos botones. El animal se la colgó a la espalda y fue a la playa con intención de refrescarse. Dejó la piel en la orilla y se metió en el mar, y se puso a jugar, chapoteando y haciendo burbujitas con la nariz.

En esto que llegó el parsi, vio la piel en la orilla, y una enorme sonrisa de las que dan la vuelta completa a la cara, le iluminó el rostro. Corrió a su tienda y llenó su sombrero con migas de pastel, porque el parsi solo comía pastel y nunca barría…

Fue corriendo hasta la orilla y dejó caer todas las migas, y alguna pasa seca también, dentro de la piel del rinoceronte. Se subió a lo alto de una palmera, y esperó a que el animal saliera del agua.

Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte, ilustración de Kipling
El parsi observa cómo el rinoceronte se baña. Ilustración de Kipling del cuento ‘Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte’

Cuando el rinoceronte se cansó de chapotear, regresó a la orilla y se colocó la piel. Abrochó los tres botones y entonces, comenzó a sentir un intenso picor por todo el cuerpo. Le picaba, le picaba, ¡le picaba mucho! Tanto, que se puso a correr, se revolcó por la arena, y ya desesperado, comenzó a frotar su piel contra el tronco de un árbol.

Y así es cómo se le arrugó la piel al rinoceronte… (y el carácter)

Se rascó una vez, y otra vez… hasta que su piel quedó totalmente arrugada. Y cada vez le picaban más las migajas de la tarta. Tanto, que al rinoceronte se le agrió el carácter. Y le salieron más arrugas, hasta en las patas. Y así se fue a su casa, enfadadísimo.

Y desde entonces, todos los rinocerontes tienen la piel arrugada. Y mal carácter. Aunque los buenos modales no los tuvo ni los tendrá jamás.

El parsi, por su parte, se bajó victorioso de la palmera, son su sombrero que reflejaba de forma esplendorosa los rayos del sol. Y se fue en dirección a Orotava, Amígdalas, Tananarive y las marismas de Sonaput.

Qué temas puedes trabajar con el cuento Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte

Utiliza este precioso cuento de Kipling, ‘Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte’, para reflexionar acerca de: – Los buenos y malos modales… el valor de la amabilidad.

  • La prepotencia o vanidad.
  • Por qué hay que pedir perdón.
  • Los ‘castigos’ a las malas obras.
  • La astucia.

Reflexiones sobre el cuento ‘Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte’

Sin duda, el escritor británico, Rudyard Kipling (1865-1936), supo dar respuesta mediante estos cuentos de ‘Así fue cómo’, a la desbordante imaginación de los niños y sus cientos de preguntas llenas de originalidad. Una de ellas, es ‘¿Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte?’. La ingeniosa respuesta del escritor llega además cargada de valores y buenas reflexiones:

  • Cuida los modales: Desde luego, no es de recibo llegar a un lugar y comerse una tarta ajena sin decir palabra. Lo suyo es pedir un poco y esperar la generosidad del otro… En este cuento de ‘Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte’, se habla precisamente de esta falta de modales, propio de muchas personas, que tal vez por prepotencia o vanidad, piensan que pueden hacer todo lo que quieran sin pedir permiso a nadie… Lo que no saben es que estos modales, o falta de modales, no solo provocan el rechazo de los demás, sino en algunos casos, un merecido ‘castigo’.
  • Las consecuencias de nuestros actos: Está claro que el bien se paga con bien (mediante el valor de la gratitud). ¿Qué pasa cuando hacemos algo mal? El karma puede devolvernos aquello que dimos. Así sucede en el cuento ‘Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte’. Tan feliz se creía por comerse la tarta sin problemas, pero no sabía que pronto recibiría su ‘castigo’. Esa misma tarta que se comió sin permiso, le haría pasar ‘un mal momento’ que terminaría para siempre con su preciosa piel.

«Cada cual recibe lo que da…»

(Reflexiones sobre ‘Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte’)

Más reflexiones sobre el cuento ‘Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte’

  • La metáfora de la piel arrugada: En realidad, en ‘Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte’, se habla de cómo se le agrió el carácter, al perder los modales y ‘abusar’ de quien no debía. Un castigo a su prepotencia que no hizo más que acrecentar su enfado. «Hay quien no aprende la lección», parece decirnos esta historia. Tal vez por falta de humildad, o por exceso de soberbia, aquel que no quiere aprender, no lo hace. Por eso Kipling insiste a lo largo del cuento varias veces al recordar que el rinoceronte «nunca tuvo buenos modales y nunca los tendrá».
  • ¿Qué hubiera salvado al rinoceronte?: Solo nos queda responder a una pregunta. ¿Se hubiera librado el rinoceronte de este castigo de alguna forma en el cuento ‘Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte?’. La respuesta es sí. Pero para ello, tendría que haberse disculpado con el parsi, y tendría que haber intentado compensarle por lo que acababa de hacer. Y pedir perdón no es fácil. Menos aún para aquellos carentes de humildad y sobrados de vanidad.

«La falta de humildad y el exceso de soberbia nos impide aprender y deshacernos de los defectos»

(Reflexiones sobre ‘Cómo se le arrugó la piel al rinoceronte’)

Otros preciosos cuentos de Kipling sobre animales

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  • El hijo del elefante: Este tierno cuento no solo explica por qué los elefantes tienen la trompa tan larga, sino que además nos habla de valores como el esfuerzo, el coraje o la solidaridad.
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  • Cómo consiguió la ballena su garganta: ¿Alguna vez te paraste a preguntarte por qué la ballena, tan grande como es, come solo peces pequeños? Este genial cuento de Kipling nos da la respuesta…

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Publicado por Estefania Esteban

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Soy Estefania Esteban y soy periodista y escritora de literatura infantil.

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