Este cuento corto, ‘La Navidad de Peludo’, es un cuento de Navidad escrito por la gallega Emilia Pardo Bazán (1851-1921). Ambientado en Nochebuena, nos habla de sacrificio y bondad, y de las recompensas a una vida entregada a otros. Aquí encontrarás una adaptación, dirigida a adolescentes y adultos.
TIEMPO DE LECTURA: 4 MINUTOS
El relato Navideño ‘La Navidad de Peludo’
Peludo llevaba catorce largos años al servicio de su amo. Aguantando hambre, golpes, varazos y todo tipo de maltrato. Soportaba todo siempre con las orejas gachas y obedecía servicial. Cargaba montones de kilos de harina y andaba y andaba por angostos caminos durante kilómetros. Después regresaba sin rechistar con su corpulento amo encima, clavándole las espuelas en su ya cansado cuerpo.
Pensaba Peludo que merecía la pena el sacrificio y el esfuerzo con tal de atravesar esos campos repletos de fresca hierba que serpenteaban por el monte. En algún descuido de su amo, el asno conseguía comer algunas florecillas en primavera y musgo bien fresquito en otoño.
Esa pradera verde esmeralda, mullida y aterciopelada, le daban esperanzas a Peludo, y él seguía con sus orejas gachas, soportando los gritos sin sentido de su enfurecido amo.
A veces ardía en deseos de arrancarse en un terrible rebuzno, tirar todos los sacos de harina, pisotearlos y salir trotando para desaparecer para siempre. Sí, tenía muchas veces esa tentación Peludo, sobre todo al contemplar aquel verde manto de rocío y escarcha tan apetitoso. Deseaba poder al fin tumbarse sobre esa mullida alfombra y rodar entre las flores. Pero era un sueño, una quimera. Y al final, Peludo siempre terminaba despertando y decidía seguir con su monótona vida. Al menos recibía comida a diario.
La Navidad de Peludo: Nochebuena
Llegó Nochebuena y se encontraba muy cansado. Los años pesaban y los palos de su amo, dolían como cicatrices eternas. Su amo ensilló al jumento al atardecer y se dirigió al pueblo. Hacía un frío helador y llovía mucho. Peludo intentaba acelerar sin resbalarse en los charcos de barro del camino.
– ¡Vamos, Peludo! ¡Qué lento eres!- le gritaba mientras hundía sus espuelas en el lomo del animal.
Llegaron a la taberna del Pellejón y allí ató el tirano a su asno en una argolla, a la intemperie. Otras veces Peludo había contado en aquel lugar con un trozo de techumbre, pero esa noche el local estaba completo y ya no quedaba hueco a resguardo para él. Así que Peludo tuvo que quedarse muy quieto bajo el frío y la lluvia.
Miró a través de la ventana y vio una gran multitud de hombres y mujeres bailando, bebiendo y comiendo sin cesar. Disfrutaban de la noche mientras él intentaba mantenerse erguido sobre un enorme charco. Estaba tan cansado Peludo…
Sintió que sus rodillas se doblaban. Su vista se nubló, y justo cuando pensó que iba a caer sobre el fango, vio a su lado una tenue luz, suave y delicada. Al mirar, descubrió que a su lado le miraba un burro del color de la plata. Le sonreía y miraba con dulzura.
– ¡Hi-Ho!- le saludó el recién llegado. Y acto seguido, cortó sus cuerdas royéndolas con sus dientes.
La Navidad de Peludo y su liberación
Peludo quedó liberado y automáticamente siguió a su nuevo amigo. El burro plateado corría y Peludo corría tras él. No sentía ya el frío de la noche, ni el cansancio de sus catorce años de servicio en su cuerpo. No notaba las cicatrices ni el dolor de los golpes que le propinó su amo. Se sentía ligero como el viento.
El camino ya no estaba mojado. Era seco y mullido. La noche de pronto era transparente y estrellada. El prado estaba repleto de hierba suave, y Peludo no pudo resistir la tentación de lanzarse sobre un manto de tréboles. Rodó como había soñado tantas veces, comió y comió todo lo que quiso. ¡Qué dulces estaban las margaritas! Y de tanto comer, su barriga se hinchó y sus cinchas y su albarda se rompieron. ¡Ahora sí que se sentía feliz y libre Peludo! Trotaba entre las flores, bebía del agua cristalina de los arroyos. Corría sin preocupación ni carga.
– ¡Nos ha nacido un Salvador!- se escuchaba a lo lejos. Las voces le llegaban difusas.
El burro plateado le miraba compasivo:
– ¿No me reconoces?- preguntó entonces- Soy el burro que llevó a la virgen María hasta Belén. El mismo que calentó al niño Jesús con su aliento para que no pasara frío. Y ahora, he venido a por ti.
Afuera, en la taberna del Pellejón, un hombre pegaba puntapiés a su burro, tendido en el suelo sobre un charco y con los ojos vidriosos.
– Para ya, hombre, ¿no ves que está muerto?- le amonestó el tabernero.
– ¡Maldito burro!- apostilló el hombre- Qué más me da… ¡Para lo que me servía! ¡Si ya ni podía conmigo!
Qué temas puedes trabajar con el cuento ‘La Navidad de Peludo’
Utiliza este relato corto, ‘La Navidad de Peludo’, para reflexionar acerca de:
- El sacrificio por los demás.
- Las recompensas a la bondad.
- La fe y la esperanza.
Reflexiones sobre el cuento ‘La Navidad de Peludo’
Tal vez este cuento, ‘La Navidad de Peludo’, te haya recordado en algo al triste y popular cuento de ‘La pequeña cerillera’. Y aunque existen muchísimas diferencias, el final viene a recordarnos lo mismo: que el aparente final de esta vida no es en realidad el final.
- La Navidad y el mensaje que transmite: Es curioso como tendemos a celebrar la Navidad simplemente como el aniversario de un nacimiento. El mensaje real de la Navidad es similar al de este cuento de ‘La Navidad de Peludo’, y no es otro que el significado de quién es el que nace y qué mensaje trae al mundo. Para los cristianos, el mensaje de Jesús está relacionado con la vida tras la vida. Y es lo que el protagonista de este cuento de ‘La Navidad de Peludo’ experimenta al morir.
- Las recompensas a una vida de sacrificio: Más allá del componente religioso y de la vida eterna de la que habla al final Emilia Pardo Bazán, el cuento puede entenderse bajo el mensaje de las recompensas a una vida bondadosa y entregada, sacrificada y fiel. Peludo, nuestro protagonista, aguantó a un tirano, le obedeció, le fue fiel, trabajó sin cesar y sin quejarse. Y al final, la recompensa llegó haciendo realidad el mayor de sus deseos. En ‘La Navidad de Peludo’, el burro al fin consiguió ser libre.
Una última reflexión sobre este cuento de Navidad
- La esperanza del asno: Otro de los mensajes de este relato está relacionado con la fe. El pobre animal, a pesar de tener que sufrir una vida de cargas y maltrato, no dejaba de creer que algún día conseguiría la vida que soñaba. Su fe, su esperanza, le ayudó a aguantar aquel sacrificio, seguro como estaba de lograr algún día su deseo. Y Peludo no estaba equivocado. Al final logró lo que tanto ansiaba, y pudo ser libre y vivir la vida que soñaba. Quien cree, parece decirnos este cuento de ‘La Navidad de Peludo’, encuentra.
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