Las prisas no son nada buenas… y si no, que se lo pregunten al protagonista de este cuento escrito por el portorriqueño Alfredo Miguel Aguayo Sánchez, ‘La falta de un clavo’, un relato breve que sin embargo esconde una profunda reflexión: no desatiendas las prioridades porque no siempre el que más corre llega el primero. Descubre esta adaptación del cuento original de Aguayo.
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El cuento ‘La falta de un clavo’
Un caballero debía llevar un mensaje urgente al rey. Hizo preparar su caballo y de un salto se encaramó en él. Pero antes de partir, un mozo le advirtió:
– Tenga cuidado, señor… A la herradura le falta un clavo.
Sin embargo, el caballero contestó:
– ¡No tengo tiempo para tonterías! ¡Debo llevar este mensaje urgente al rey de inmediato!
Solo paró un momento al mediodía para comer algo deprisa. Entonces, un campesino que le vio, dijo:
– Señor, su caballo ha perdido una herradura. Debería llevarlo de inmediato al herrero.
– No tengo tiempo- contestó el caballero- El sitio donde voy está cerca…
Se montó en el caballo y siguió a galope su camino. Pero el caballo comenzó a trotar, luego a caminar despacio, y finalmente, comenzó a cojear.
El caballero se puso nervioso y comenzó a espolear a su caballo. Pero el pobre animal se cayó al suelo. Se levantó pero al poco volvió a caerse. Y ya no se pudo levantar.
El caballero no llegó a entregar la carta y el rey perdió su reino. Por falta de un clavo se cayó una herradura. Por falta de una herradura, cayó un caballo. Por culpa de un caballo se retrasó un jinete y por no querer ahorrar un minuto, se perdió un reino.
Qué se puede trabajar con ‘La falta de un clavo’
Utiliza este precioso cuento corto de Alfredo Miguel Aguayo, ‘La falta de un clavo’, para reflexionar acerca de:
- Las prisas y el error que nos pueden llevar a cometer.
- Por qué debemos atender los buenos consejos.
- Todas nuestras decisiones tienen consecuencias.
Reflexione sobre el cuento ‘La falta de un clavo’
¿Cuántas veces no habremos cometido errores por culpa de las prisas? Ya lo dice un buen dicho popular: ‘Las prisas no son buenas consejeras’. Y es que más vale hacer algo de forma más pausada pero bien que muy rápida pero mal:
- Cuidado con las prisas: Por querer correr a veces no llegamos a tiempo. Ya sabes que no siempre gana el que más corre, sino el que mejor ‘dosifica’ la carrera. El protagonista de este cuento de ‘La falta de un clavo’ no tuvo en cuenta los problemas a los que le podía llevar la falta de un clavo en la herradura de su caballo. Subestimó la magnitud de este problema, tomó una decisión (la de no hacer nada) y finalmente ‘pagó’ las consecuencias. Unas consecuencias que no solo le afectaban a él, sino a todo un reino.
- Somos dueños de nuestras decisiones: Nadie tuvo la culpa en ‘La falta de un clavo’ de las consecuencias de que no llegara a tiempo ese importante mensaje más que del caballero y sus decisiones. Pensó que parar le supondría un retraso importante pero mucho peor resultó no llegar. Su decisión de no hacer nada, tuvo consecuencias terribles. Es mejor llegar al destino, aunque sea algo más tarde, que no llegar nunca.
- Haz caso de los buenos consejos: Vale más un buen consejo que todo el oro del mundo. Por dos veces alertaron al caballero de este relato de los problemas que podría tener de no parar y solucionar el problema de su caballo. El caballero no hizo caso a ninguno de estos dos buenos consejos. El resultado, ya lo conocemos.
«Vale más un buen consejo que todo el oro del mundo.»
— (Reflexiones sobre ‘La falta de un clavo’)
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