El hombre que se creía sabio. Fábula de Tomás de Iriarte sobre los conocimientos

No es más sabio el que más bienes materiales tiene… Esta fábula de Tomás de Iriarte, ‘El hombre que se creía sabio’, explica en qué consiste la verdadera riqueza del intelecto. Y va mucho más allá de las apariencias y el dinero. No te pierdas la interesante historia y sus reflexiones.

TIEMPO DE LECTURA: 3 MINUTOS

Fábula del hombre que se creía sabio

El hombre que se creía sabio, fábula de Tomás de Iriarte
‘El hombre que se creía sabio’, una fábula de Tomás de Iriarte

Vivía en Madrid un hombre muy rico, pero un auténtico ‘zoquete’. Hizo construir un hermoso palacete en el centro de la ciudad, con un precioso jardín repleto de flores. Y por dentro, su casa era realmente espaciosa y muy luminosa. Con techos muy altos y grandes ventanales.

Sin embargo, un día, un amigo fue a visitarlo y al recorrer las estancias de la casa, se extrañó y dijo:

– Con todos los objetos valiosos que tienes… jarrones, cuadros, plantas exuberantes… ¡y no tienes ni un sólo libro! Los libros son fuente de conocimiento y sabiduría…

Su amigo se quedó pensativo y dijo:

– ¡Tienes razón! Mandaré construir una librería y haré una biblioteca en una de las habitaciones. Llenaré las baldas de libros, los más importantes.

Y así, el hombre encargó al mejor ebanista de la ciudad que construyera a medida unas estanterías de la mejor madera. Con muchas baldas para llenarlas de libros. Pero cuando el ebanista terminó su trabajo, el hombre rico miró el espacio que debía llenar de libros y se dijo:

– ¡Qué pereza! ¡Tener que comprar tantos libros! Mejor encargaré al ebanista que haga con maderas libros falsos y que escriba en los lomos en dorado los títulos más importantes de la literatura. Así no tendré que buscar tanto libro.

Y el ebanista hizo lo que le encargaron: trampantojos de libros que parecían auténticos, con los títulos de obras magistrales.

De esta forma, el hombre rico aparentaba tener una fantástica biblioteca. Y de tanto pasar por ella y mirar aquellos falsos libros, el hombre terminó por aprenderse los títulos de muchos de ellos.

– Ahora sí que soy un gran sabio- se dijo un día- Conozco muchos libros y eso me aporta conocimiento…

Eso es lo que pensaba este hombre rico pero ignorante, que pensaba ser sabio por conocer la fachada de los libros sin entender que la verdadera riqueza estaba en el contenido.

Moraleja: «La auténtica sabiduría se encuentra en el aprendizaje, en lo que nos aporta el contenido de los libros, no en su apariencia externa».

(‘El hombre que se creía sabio’ – Tomás de Iriarte)

Qué temas podemos trabajar con la fábula ‘El hombre que se creía sabio’

Utiliza esta fábula corta de Tomás de Iriarte, ‘El hombre que se creía sabio’, para reflexionar sobre:

  • Las apariencias frente a lo auténtico.
  • La riqueza frente a la sabiduría.
  • Los conocimientos que aportan los libros.
  • La ignorancia.

Reflexiones sobre la fábula ‘El hombre que se creía sabio’

No es más rico el que más tiene sino el que más sabe… El conocimiento nos aporta un escudo contra la ignorancia y nos hace más fuertes. Pero los conocimientos se adquieren profundizando en los libros. Si nos quedamos en lo superfluo y no reflexionamos sobre lo que leemos, no habremos aprendido nada.

  • Lo importante está en el interior: En ‘El hombre que se creía sabio’, nuestro protagonista pensó que con el sólo hecho de aparentar conocimiento, se adquiere la sabiduría. Pero el conocimiento y las riquezas más valiosas no se encuentran en el exterior ni en las apariencias, sino en el interior. En el caso de los libros, en las enseñanzas y pensamientos derivados de la lectura.

El libro nos enriquece por dentro, pero no sus pastas, ni su título, sino la historia que transmite, el pensamiento que deja en nosotros como una semilla. El protagonista de esta fábula era tan ignorante que pensó en tenerlo todo con sólo aparentar tenerlo.


«El conocimiento y las riquezas más valiosas no se encuentran en el exterior ni en las apariencias, sino en el interior»

— Reflexiones sobre ‘El hombre que se creía sabio’)

Más reflexiones sobre ‘El hombre que se creía sabio’

  • La sabiduría exige reflexión: Efectivamente, no con leer un libro se adquiere sabiduría. es la reflexión que genera en nosotros, los pensamientos que nacen de esa lectura, lo que nos enriquece. En ‘El hombre que se creía sabio’, el protagonista ignoró la importancia de poseer un libro de verdad porque era incapaz de entender que lo importante es leer, no poseer el libro.
  • La ignorancia provoca rechazo: Al principio de esta historia del hombre que se creía sabio, se recalca que el protagonista era un hombre rico pero ignorante. Todos lo sabían. Por eso, no le admiraban. Genera más admiración y respeto el sabio que el rico. Quienes rodean al rico suele ser por interés. Quienes rodean al sabio, lo hacen para intentar aprender algo de él.

Otras fantásticas fábulas de Tomás de Iriarte por descubrir

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  • El ratón y el gato: Una fábula que explica por qué a veces cambiamos de forma brusca de parecer, dependiendo de nuestros intereses.
  • La mona: ¿Conoces el refrán ‘aunque la mona se vista de seda, mona se queda’? Pues esta fábula lo explica a la perfección. Uno es lo que es, no lo que aparenta.
La mona, una fábula de Tomás de Iriarte
La mona, una fábula de Tomás de Iriarte

Y recuerda que muchas de estas fábulas podrás escucharlas narradas mediante podcast. Búscalas en el canal de Tucuentofavorito.com en Spotify o en Ivoox.

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Publicado por Estefania Esteban

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Soy Estefania Esteban y soy periodista y escritora de literatura infantil.

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