Todos cometemos errores, pero siempre podemos buscar una compensación al daño causado. De esto nos habla, entre otras cosas, este cuento popular escandinavo: ‘El chico que fue a buscar al viento del norte’. No te pierdas esta curiosa historia y sus reflexiones finales sobre la honestidad, los engaños y la avaricia y sus consecuencias .
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El cuento del chico que fue a buscar al viento del norte
Un joven muy bondadoso vivía con su madre en una casita de un pequeño pueblo noruego. El joven, para ayudar a su madre, se encargaba de ir a comprar al mercado cada día. Regresaba cargado de bolsas repletas de comida.
Un día, regresando del mercado, el viento del norte sopló con tanta fuerza, que se llevó volando las bolsas que llevaba el chico, y con ellas, toda la comida que había comprado. Enfadado, el joven le persiguió durante horas. Al fin llegó hasta el lugar en donde vivía. El viento del norte se extrañó de verlo entrar por la puerta de su casa.
– ¿Qué quieres? ¿Por qué has venido a verme?
– Hoy soplaste tan fuerte, que te llevaste las bolsas con toda la comida que llevaba. Mi madre no tiene dinero y no podremos comprarla de nuevo. Necesito que me devuelvas los alimentos- respondió el chico.
– Vaya, cuánto lo siento… El caso es que a veces no controlo mis fuerzas. Pero no sé dónde estarán esos alimentos. En cambio, puedo compensarte con un regalo: un mantel mágico.
– ¿Un mantel?
– Cada vez que lo extiendas en una mesa y digas ‘Mantel, sírveme ricos manjares, que estoy hambriento’, tendrás alimentos de sobra. Nunca más pasaréis hambre.
El joven salió de allí con el mantel, un tanto desconcertado. Como era tarde, paró en una posada a pasar la noche. Y en cuanto entró en su cuarto, quiso probar la eficacia de aquel mantel. Lo extendió sobre la mesa y dijo
– ‘Mantel, sírveme ricos manjares, que estoy hambriento’.
Al momento, la mesa se llenó de ricos platos: carnes, fruta, postres…
– ¡Vaya! ¡Qué maravilla!
¡Resulta que el viento del norte le había dicho la verdad! El joven se durmió tan contento, pensando en lo feliz que haría a su madre. Sin embargo, no se dio cuenta de que la puerta había quedado entreabierta. El posadero lo vio todo. Fue en busca de un mantel similar y le dio el cambiazo. Al día siguiente, el joven partió para su casa, sin saber que el que llevaba no era el mantel que le había regalado el viento del norte.
– ¡Mamá! ¡Traigo algo muy especial!- Exclamó entusiasmado.
La mujer miró el trapo blanco que le enseñaba.
– ¿Un mantel blanco? ¿Para qué lo queremos? ¿Y la comida que te mandé buscar?
– Espera, ya verás.
El chico extendió el mantel sobre la mesa y dijo
– ‘Mantel, sírveme ricos manjares, que estoy hambriento’.
Sin embargo, esta vez no apareció nada.
– Pero, ¿qué te pasa? ¿Has perdido la cabeza?- preguntó la madre al ver el extraño comportamiento de su hijo.
– No, mamá…Te prometo que antes funcionaba.
La segunda visita del chico que fue a buscar al viento del norte
El joven, enfadado, se fue de nuevo en busca del viento del norte. Al verlo de nuevo, el viento se extrañó:
– ¿Tú otra vez por aquí? ¿En qué puedo ayudarte?
– Aquel mantel que me diste… ¡No sirve! Una sóla vez me dio alimentos, pero al intentarlo de nuevo en mi casa… ¡nada!
– Vaya- dijo pensativo el viento del norte- Está bien, te daré otra cosa entonces: un carnero. Pero es especial. Te dará todo el dinero que necesites. Sólo tienes que decir ‘Carnero, dame dinero’.
– Esperemos que esta vez funcione… – dijo el joven atando la cuerda del carnero bien a su muñeca.
Sin embargo, volvió a suceder lo mismo que el día anterior. Paró en la posada y en cuanto entró en el cuarto, quiso probar.
– ‘Carnero, dame dinero’- dijo el chico. Y de la boca del carnero salieron diez monedas de oro.
– ¡Guau! ¡Qué contenta se pondrá mi madre con este regalo!
Pero de nuevo, el posadero entró en su cuarto de noche y cambió su carnero por uno similar, pero sin nada de magia. El joven llegó contento a su casa a la mañana siguiente y dijo a su madre:
– ¡Mira qué traigo! ¡Un carnero!
– ¿Y para qué queremos este animal si no tenemos una granja?- preguntó ella.
– Espera. Ya verás lo que consigo.
Y entonces, el muchacho dijo:
– ‘Carnero, dame dinero’.
Pero nada de nada. El carnero le miró sin entender qué quería. Y por más que repitió el joven las supuestas palabras mágicas, el carnero seguía muy quieto y algo asustado.
– ¡Otra vez! ¡No sé por qué dejó de funcionar!- dijo el joven.
– Y yo no sé qué te pasa, hijo… Haces cosas muy raras últimamente- dijo su madre.
Una nueva visita del chico que fue a buscar al viento del norte
El chico fue de nuevo en busca del viento del norte. Al verle entrar, el viento dijo.
– ¿Tampoco funcionó el carnero?
– Es extraño- dijo el muchacho- pero me pasó lo mismo que con el mantel. Lo probé en el cuarto del hostal donde paré por la noche y sí funcionó. Pero al día siguiente, ya en mi casa, es como si la magia desapareciera…
El viento se quedó pensativo.
– Vaya… Creo que ya entiendo lo que puede estar pasando. Ahora sí, toma este otro regalo. Es un palo mágico. Ya verás como lo entiendes todo en cuanto lo uses. Sabrás cuándo llega el momento. Sólo tienes que decir ‘Pega, bastón’. Y cuando quieras que termine todo, di ‘Para, bastón’.
El muchacho empezó a atar cabos y por el camino, se dio cuenta de lo que el viento del norte sospechaba. Nada más llegar al hostal, salió a su encuentro el posadero.
– ¡Qué bueno que regresaste!- le dijo- Pasa, pasa. Tienes el cuarto de siempre preparado.
El chico se metió enseguida en la cama y apagó la luz. Y sí, se hizo el dormido. Pronto apareció el posadero, dispuesto a buscar algo mágico que robar. Pero al entrar, el joven dijo:
– ‘Pega, bastón’.
Y el palo comenzó a pegar golpetazos al posadero. El hombre, desesperado, gritó:
– ¡Por favor, para este palo! ¡Me va a matar!
– Lo haré si me devuelves todo lo que me robaste.
– Te lo prometo, te devolveré todo, pero haz que esta tortura se pare.
El joven dijo entonces:
– ‘Para, bastón’.
El posadero, dolorido, le devolvió al joven el mantel y el carnero.
Por fin, el muchacho pudo demostrar a su madre que no estaba equivocado. La mujer, sorprendida, le abrazó. Ya nunca pasarían hambre ni penurias económicas. Y además, tenían un buen palo para protegerlos de aquellos que quisieran robar cualquier cosa.
Qué temas podemos trabajar con el cuento ‘El chico que fue a buscar al viento del norte’
Utiliza este cuento escandinavo, ‘El chico que fue a buscar al viento del norte’, para reflexionar sobre:
- Los engaños.
- Cómo compensar nuestros errores.
- La sinceridad.
- Los actos de maldad, se pagan.
- La avaricia.
- El valor de la justicia.
Reflexiones sobre el cuento ‘El chico que fue a buscar al viento del norte’
El avaricioso posadero tuvo su escarmiento… Y el viento del norte pudo al fin saldar su pequeña deuda. No te pierdas todas estas interesantes reflexiones sobre este cuento popular, ‘El chico que fue a buscar al viento del norte’.
- La pobreza, la necesidad, nos lleva a ser más decididos, por pura supervivencia: En este cuento del chico que fue a buscar al viento del norte, el joven protagonista no se queda de brazos cruzados al perder por culpa del viento sus bolsas. Va a pedirle cuentas, a buscar una compensación. Sus alimentos son todo lo que tienen, y esta pobreza, que les lleva a sobrevivir con lo justo, también hace que sea más combativo, que no se conforme, que busque soluciones reales y urgentes ante un problema.
- El engaño no nos lleva por buen camino: Frente al joven protagonista de este cuento del chico que fue a buscar al viento del norte, está el posadero, que representa la codicia y el engaño. Es un personaje deshonesto y cruel, que busca aprovecharse del joven. El posadero observa, cambia el mantel y luego el carnero; roba por codicia y con ello aumenta la desigualdad y la pobreza del muchacho y su madre.
«Ante un mal cometido, el arrepentimiento no es suficiente. Se debe restaurar el daño»
— (Reflexiones sobre ‘El chico que fue a buscar al viento del norte’)
Más reflexiones sobre el cuento del chico que fue a buscar al viento del norte
- La justicia que restaura: Al final de este cuento, el chico que fue a buscar al viento del norte, nos habla de cómo la justicia pone las cosas en su sitio. Así, cuando el joven obliga al posadero a devolver lo robado, el daño queda finalmente restaurado y todo recobra el equilibrio. Ante un mal cometido, el arrepentimiento no es suficiente. Este cuento nos indica que hace falta una reparación del daño causado. La justicia no consiste en acabar con el ladrón, sino en conseguir que el ladrón devuelva lo que robó y cumpla su promesa de devolverlo.
- El poder puede ser moral o inmoral dependiendo de su uso: Es curioso cómo los elementos mágicos del cuento del chico que fue a buscar al viento del norte pueden ser buenos o malos, dependiendo de quién los posee. En manos del joven, son elementos que restauran un daño, el que el viento del norte causó al llevarse los alimentos del joven. Sin embargo, en manos del posadero, representan la mezquindad y el mal. La magia (metáfora del poder) es útil, pero su valor moral depende del uso que se haga y del contexto social.
« Ante aquellos que nos hacen daño, la defensa es legítima »
— (Reflexiones sobre ‘El chico que fue a buscar al viento del norte’)
- De los engaños, se aprende: El joven parece ingenuo, ya que al principio del cuento del chico que fue a buscar al viento del norte, cree sin dudar de nadie que sus regalos dejaron de funcionar sin más. En ningún momento sospecha del posadero. Pero los constantes robos y el último regalo del viento del norte le abre de pronto los ojos y al fin aprende a utilizar la astucia para no dejarse engañar.
- Defenderse es legítimo: El símbolo del bastón en el cuento del chico que fue a buscar al viento del norte no es otro que el de la defensa, la protección. Ante aquellos que nos hacen daño o se intentan aprovechar, cabe la defensa. El bastón mágico simboliza el poder legítimo de defenderse y hacer valer derechos. pero ojo, no se promueve la violencia gratuita: el bastón se usa para obtener restitución y disuasión.
Preguntas para profundizar en el tema
¿Qué tal unas preguntas para ayudarnos a reflexionar sobre este cuento popular del chico que fue a buscar al viento del norte?
- ¿Por qué crees que el mantel y el carnero funcionan en la posada pero no en casa? ¿Qué nos dice eso del entorno social?
- ¿El posadero es sólo un villano o representa una clase/actitud más amplia?
- ¿El uso del bastón por el joven justifica la violencia? ¿Hay alternativas morales al castigo?
- En el cuento del chico que fue a buscar al viento del norte, ¿qué significado tiene que el viento, causante del daño al muchacho, sea también quien da los remedios?
- ¿Cómo cambia el personaje del joven desde el inicio hasta el final?
Otros cuentos populares muy interesantes
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- Jack y las habichuelas mágicas: Un conocidísimo cuento que nos habla de un chico valiente e ingenioso, capaz de desafiar a un malvado ogro.
- Lui el vago: Este cuento nos llega desde Puerto Rico, y nos habla de las consecuencias de la pereza.
Y recuerda que muchos de estos relatos también los puedes escuchar narrados mediante podcast. Los encontrarás en el canal de Tucuentofavorito.com en Spotify y en Ivoox.