Aquí tienes el desenlace del curioso impertinente, esa historia que Sancho, el barbero, el cura, Cardenio y Dorotea leen mientras don Quijote duerme en la venta. Encontrarás la adaptación resumida de los capítulos XXXIV y XXXV de la primera parte de Don Quijote de la Mancha, que incluye la aventura de los cueros de vino. El curioso impertinente, por su parte, narra una historia de amor y celos más apropiada para adolescentes y adultos.
TIEMPO DE LECTURA: 16 MINUTOS
El desenlace del curioso impertinente, resumido
La bella Camila, cansada de la ausencia de su marido y las miradas cada vez más coquetas de su ‘guardián’, Lotario, escribió esta carta a su esposo:
«Al igual que se dice que parece mal el ejército sin su general y el castillo sin su castellano, peor es la mujer casada sin su marido. Me encuentro mal sin vos, y si presto no venís, me iré a casa de mis padres aunque tenga dejar sin guarda la vuestra, porque el guarda que me dejasteis, creo que mira más por su gusto que por el recado que le dejasteis vos».
Entendió Anselmo al leer estas palabras que su buen amigo Lotario ya había comenzado con el plan establecido, el de ‘tentar’ con su coqueteo a Camila para poner a prueba su fidelidad hacia él.
Sin más posibilidades, Camila decidió aguantar en su casa, mientras que Lotario, absorto y ya plenamente enamorado, no titubeó en mostrarle sus sentimientos a la bella dama, consiguiendo, poco a poco, que finalmente terminara cayendo en sus brazos.
Ya amantes, Lotario decidió no decirle a Camila nada de lo que su marido le había encargado, para que no pusiera en duda su verdadero amor.
Al cabo de pocos días, Anselmo regresó, y no tardó en ir a visitar a su amigo.
– De veras, Anselmo, que tienes una mujer única, maravillosa, leal, bondadosa… Ni caso hizo a todos mis ruegos e indirectas. No se dejó seducir y siempre te mencionaba… – mintió Lotario a su amigo.
Anselmo quedó fascinado, muy contento, pero pidió a su amigo una última cosa, y es que escribiera unos versos como si lo hiciera para una enamorada suya, a la que podría llamar Clori. Y él aceptó de buena gana, pues le gustaba escribir poesía. Anselmo habló de esta imaginaria Clori a su mujer, quien no pudo evitar sentir ciertos celos, sin saber que ella no existía.
Los celos y el secreto de Leonela en el desenlace del curioso impertinente
Los celos se acrecentaron aún más el día en que Lotario fue invitado a comer y recitó dos poemas que había escrito, supuestamente, para la tal Clori.
Camila se ausentó un momento y decidió tomar de consejera a su fiel criada, Leonela, a quien le contó lo que sentía. Su criada resultó ser buena escuchadora y mejor aún ofreciendo buenos consejos, e insinuó a su doncella que debía dejarse llevar por el amor, ya que Lotario era un buen caballero.
– Por favor, Leonela, te ruego que esto quede en secreto entre las dos- pidió por último Camila a su criada.
– Por supuesto, jamás diría nada– dijo ella.
Aunque la criada más bien usó este secreto como chantaje, para poder llevar ella a su amante a la casa, pidiendo a su ama que la encubriera. Camila no tuvo más remedio que claudicar.
Pero ocurrió que un día Lotario vio salir de la casa a aquel hombre, al amante de la criada, y sin saber prácticamente de la existencia de Leonela, pensó que había sido la propia Camila, quien al pensar que él tenía una enamorada, había buscado consuelo en otro hombre.
Sentía en ese momento tantos celos y tanta rabia, que pensó en cómo vengarse de la bella Camila. Y presto fue a ver a su amigo Anselmo para desahogarse del todo: le contó que le había mentido, que su mujer cayó rendida a sus halagos, pero sentía una lucha interior por miedo a hacerle daño… y que por eso le había ocultado todo.
– Y para que puedas comprobarlo por ti mismo- le dijo Lotario- Puedes decirle a tu mujer que te ausentarás uno o dos días y escóndete en la recámara, desde donde podrás verlo todo como aquel día en el que observabas por ese pequeño agujero…
Un nuevo plan en marcha en el desenlace del curioso impertinente
Anselmo se quedó totalmente confuso. Justo en ese momento en el que ya pensaba que su mujer había ‘pasado aquella prueba’… Pero no dudó de la sinceridad de su amigo y decidió hacerle caso. Sin embargo, antes de salir de la casa, Lotario se encontró con Camila y esta decidió contarle el problema que tenía con su criada Leonela:
– Cada noche se trae a su amante, y él sale por la mañana temprano. ¿Qué pensará la gente? ¡Puede pensar que es mío y no de ella!
Lotario entonces se dio cuenta de su grave error y le contó a Camila el plan trazado con Anselmo. Al principio ella se disgustó, pero pronto buscó una solución.
– No te preocupes, Lotario… Sé como hacer para que definitivamente nos deje tranquilos y podamos gozar de nuestro amor sin ninguna sospecha. Necesito a Leonela como cómplice… ¡Tengo un plan!
Y así, al día siguiente, Anselmo hizo como que se iba y se escondió en el lugar previsto, pendiente de la llegada de su amigo. Y así comenzó la acción. Entró Camila junto con su criada en el aposento y suspiró:
– ¡Ay, Leonela! Que todo lo que te he dicho sobre Lotario me hace sentir este impulso para tomar la daga y clavársela en el corazón mismo! Pues por sus miradas y sus palabras tan amorosas he sentido tal agravio que no puedo tomar otra decisión. No hay otra forma para librarme de este sufrimiento y recuperar la honra que debo por siempre a mi marido.
– Pero señora- dijo Leonela, totalmente metida en el papel- ¿Qué hará luego con el cuerpo de Lotario ya muerto?
– Dejaré que lo entierre Anselmo y bajo su cuerpo quedará enterrada la deshonra que me hizo pasar durante esos días en lo que tanto me halagaba.
La actuación de Camila en el desenlace del curioso impertinente
Anselmo se sentía confuso al tiempo que escuchaba todo. ¡Su mujer quería matar a su amigo! ¿Salía a impedirlo? Mejor esperar a ver qué sucedía…
Camila mandó a su criada para buscar a Lotario, que esperaba en la entrada de la casa.
– No sea que se me pase esta cólera que necesito para terminar mi hazaña y limpiar así la honra de mi marido- dijo Camila.
Anselmo ya había escuchado suficiente y sentía que su mujer realmente le adoraba. Pero justo cuando iba a salir de su escondite para abrazarla, entró en la sala Lotario. Camila, con la daga en la mano, se agachó y trazó una línea en el suelo.
– De esta línea no te atrevas a pasar, Lotario, o esta daga terminará presa en tu pecho. Si es que alguno de mis gestos te hicieron pensar lo que no era… Tal vez fue culpa mía, no lo sé, pero si no mueres tú debería hacerlo yo, pues me hiciste perder la honra y la de mi esposo y debo recuperarlas.
Y diciendo esto, Camila se precipitó sobre Lotario, con la daga bien apretada, dispuesta a clavársela en el pecho. Tal es así, que el propio Lotario se asustó, ante tanto realismo. Le sujetó la mano y entonces ella hizo ademán de clavarse a sí misma la daga, hundiéndola en la parte externa del costado, y cayendo al suelo.
Leonela pegó un grito y Lotario huyó despavorido. Pero pronto Leonela hizo ver que aquella herida era superficial, para que Anselmo, que lo escuchaba todo, no se asustara.
– ¿Y cómo le explicaré a mi marido cuando vuelva cómo me hice esta herida sin que vaya corriendo a vengarse de Lotario?- le preguntó Camila a su criada.
– Yo creo que lo mejor será contarle la verdad, de buenas maneras, señora- dijo ella.
Lo que realmente quería Anselmo en ese momento era buscar a su amigo Lotario para abrazarlo y darle las gracias. Su mujer sí había resultado ser un ejemplo de fidelidad máxima.
En cuanto pudo, salió de su escondite y fue a casa de su amigo, quien le observaba muy disgustado, pues en el fondo sabía que todo era un engaño. Sin embargo, Anselmo pensaba que su disgusto era por haber dejado malherida a Camila.
– No te preocupes, amigo, que es una herida sin importancia. Ella está bien y todo está solucionado.
La aventura de los cueros de vino y Don Quijote en medio del desenlace del curioso impertinente
El desenlace del curioso impertinente, la novela que leían el cura, el barbero, Sancho, Dorotea y Cardenio, quedó al pronto interrumpida por los gritos de Sancho Panza, que se había ausentado un momento de la lectura y entró en la sala gritando:
– ¡Auxilio! ¡Socorred a mi amo Don Quijote, que anda luchando con su espada con el enemigo de la princesa Micomicona!
– Pero eso no es posible, amigo Sancho- dijo el cura- ¡Si ese gigante está a dos mil leguas de aquí!
Entraron pues en la estancia del caballero andante y le encontraron gritando fuera de sí:
– ¡Atrás, ladrón, malandrín!
El suelo parecía cubierto de sangre. A esto, que entró el ventero y dijo:
– ¡Que me aspen si Don Quijote no ha dado alguna cuchillada a los cueros de vino que tenía a los pies y al derramarse parece sangre!
Y allí estaba don Quijote, con una camisa larga y gorro de dormir y una manta en la mano izquierda. En la derecha, su espada. Los ojos cerrados, pues luchaba en sueños…
Y mientras Sancho buscaba la cabeza del supuesto gigante entre la supuesta sangre, el ventero, enfadadísimo como estaba, comenzó a pegar a Don Quijote. Si no llegan a intervenir el cura y Cardenio, le hubiera dejado molido…
Consiguieron que don Quijote se volviera a dormir, y aplacaron la ira de los venteros, ofreciendo el cura los costes de los daños ocasionados. Después, solucionado aquel suceso, todos pidieron al cura que terminara el relato, con el desenlace del curioso impertinente.
El descubrimiento de Anselmo en el desenlace del curioso impertinente
Ocurrió que Anselmo escuchó una noche un ruido en el aposento de la criada, Leonela. Era su amante. Pero al llegar y abrir la puerta, sólo vio a un hombre escabulléndose por la ventana..
– Señor, no se enfade, que en realidad es un buen hombre que me pedirá la mano… Si le deja ir y guarda el secreto, yo estoy dispuesta a contarle cosas más interesantes que le conciernen…
Anselmo, movido por la curiosidad, le dio hasta el día siguiente a Leonela para que le contara aquello que tan secretamente guardaba, cerró la puerta y fue a decirle lo que había pasado a su mujer.
Camila, creyendo que su criada contaría todo lo que sabía sobre la historia de ella con Lotario, muerta de miedo, se ausentó a media noche, llevándose todas sus joyas. Fue a casa de su amante y le contó lo que pasaba.
– Debemos huir, Lotario. Mi marido a primera hora se enterará de todo… Leonela se lo contará.
A Lotario se le ocurrió llevar a Camila a un convento en donde tenía una hermana y él huyó lo más lejos que pudo.
A la mañana siguiente, Anselmo fue al cuarto de la criada, pero al abrir la puerta, sólo vio un montón de sábanas anudadas y atadas a la ventana. Leonela había huido. Fue a contárselo a su mujer… ¡pero no estaba! Vio los cofres de joyas vacíos… Fue entonces a buscar a su amigo Lotario… ¡y tampoco estaba!
Confuso, desesperado, pensó en ir a casa de aquel amigo de la aldea al que recurrió una vez cuando empezó todo. Pero a mitad de camino, se paró junto a un árbol. Entonces pasó un caballero que venía de lejos. Le saludó él y le preguntó de dónde venía.
– De Florencia, señor- respondió el extranjero.
– Vaya, ¿y qué noticias cuentan por allí?
– Una historia extraña de dos amigos… Uno de ellos al parecer se ha escapado con la mujer del otro. Camila, creo que se llama ella…
El desenlace del curioso impertinente y el final de todos sus protagonistas
Anselmo no pudo evitar el dolor, el desgarro de esa traición. Decidió que su vida ya no tenía sentido. Fue a casa de su amigo, pidió que le dejara papel y tinta y se encerró en el cuarto. Escribió lo siguiente:
«Un necio e impertinente deseo me quitó la vida. Si la noticia de mi muerte llega a oídos de Camila, quiero que sepa que la perdono, porque no tiene la culpa. Fui yo el fabricador de mi deshonra».
Su amigo poco después le encontró muerto, con medio cuerpo sobre el papel. Camila, ya viuda, no quiso salir de aquel convento, ni hacerse monja. Lotario murió en una batalla poco después y al tiempo, lo hizo también Camila, de dolor y pena.
Así terminó de leer el cura este desenlace del curioso impertinente, apostillando que no era creíble que Anselmo pudiera llegar a obsesionarse así con probar la fidelidad de su mujer, aún sabiendo que podría perder de paso la amistad de su querido Lotario.
(Adaptación del capítulo XXXIV y XXXV de Don Quijote, con el desenlace del curioso impertinente y la aventura de los cueros de vino – Estefanía Esteban)
Qué temas puedes trabajar con ‘El desenlace del curioso impertinente’
Utiliza esta historia del desenlace del curioso impertinente, de Don Quijote de la Mancha, para reflexionar sobre:
- El amor y la fidelidad
- La amistad
- El valor de la confianza
- Las mentiras
- Las consecuencias de nuestros actos
Reflexiones sobre el desenlace del curioso impertinente
Sin duda, esta historia, este desenlace del curioso impertinente y su relato completo, es totalmente ‘Shakesperiano’. Narra una historia tormentosa de amor, celos, deseo, comportamientos impulsivos y confusiones que llevan a errar y a cometer graves errores, y del que podríamos explicar, aunque suene cruel, con este famoso refrán: ‘La curiosidad mató al gato’.
- La amistad y el amor, no se deben poner a prueba: En el amor debe haber confianza. De lo contrario, aparecen irremediablemente los celos, y ya sabemos las consecuencias que pueden tener tan terribles. Este desenlace del curioso impertinente nos lo explica bien claro: si Anselmo no se hubiera obsesionado con poner a prueba la fidelidad de su mujer, nada de esto hubiera pasado. La desconfianza y la curiosidad extrema, como él mismo reconoció al final, le llevó a la muerte.
- Cuidado con la curiosidad extrema: A veces es mejor saber menos, porque la verdad puede hacer mucho daño. Dicen que la ignorancia en el fondo nos hace más felices. Desde luego, nos evita tener que lidiar con desagradables realidades que no siempre sabemos asumir.
En realidad, la culpa nunca es de la ‘mala noticia’, sino de la persona que no sabe asimilarla y asumirla. En el desenlace del curioso impertinente, Anselmo pecó de curioso, pero al conocer la realidad, podría haber reaccionado de otra forma. Tal vez asumiendo su error y aprendiendo de él.
« En el amor debe haber confianza. De lo contrario, aparecen irremediablemente los celos»
— (Reflexiones del desenlace del curioso impertinente)
Una reflexión más sobre el desenlace del curioso impertinente
- Cuidado con los impulsos: Esta historia del desenlace del curioso impertinente también nos recuerda el peligro de dejarnos llevar por los impulsos a partir de pensamientos que tal vez nazcan de malentendidos. A veces nos adelantamos a una realidad, pensamos en algo que va a suceder antes de que suceda, y actuamos de forma impulsiva. Luego resulta que aquello que pensábamos no ocurre, pero ya es demasiado tarde, porque la decisión se tomó de forma acelerada.
En el desenlace del curioso impertinente, Camila pensó que su criada les delataría, y actuó antes de tiempo, de forma impulsiva, acelerando el terrible desenlace final.
«A veces nos adelantamos a una realidad, pensamos en algo que va a suceder antes de que suceda, y actuamos de forma impulsiva»
— (Reflexiones del desenlace del curioso impertinente)
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Y recuerda que muchas de las aventuras de Don Quijote también podrás escucharlas narradas mediante podcast, en el canal de Spotify o aquí en el de Ivoox:
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