El curioso impertinente. Capítulo de Don Quijote de la Mancha (primera parte)

‘El curioso impertinente’ es un relato que comienza en el capítulo 33 de la primera parte de Don Quijote de la Mancha. Hace referencia a la lectura de una novela escrita a mano, que la cuadrilla que rescata a Don Quijote de Sierra Morena, lee en voz alta en la venta. Es una historia de amor, celos, infidelidad, amistad… En esta ocasión ni Don Quijote, ni Sancho Panza, son protagonistas de la historia. Sancho es mero oyente. Aquí encontrarás una adaptación para adolescentes.

TIEMPO DE LECTURA: 9 MINUTOS Y MEDIO

El capítulo del curioso impertinente, de Don Quijote de la Mancha

Capítulo 'El curioso impertinente', de Don Quijote de la Mancha
El capítulo ‘El curioso impertinente’, de Don Quijote de la Mancha

Tras el desagradable reencuentro de Don Quijote con Andrés, el cura, el barbero, Dorotea, Cardenio y Sancho, acompañaron al caballero andante hasta la venta ya conocida tanto por él como por su escudero. Y Don Quijote, cansado como estaba, se fue directo a dormir.

Mientras Sancho le acompañaba, el resto, entabló conversación con los dueños de la venta, e intercambiaron información. Ellos le contaron al cura, el barbero (a quien la dueña de la venta acababa de arrebatarle el disfraz que llevaba), la bella Dorotea y el apuesto Cardenio, la historia del manteo de Sancho Panza y de cómo Don Quijote pudo haber salido muy mal parado por su obsesión con ser un caballero andante.

Y los acompañantes de Don Quijote, por su parte, describieron al ventero el terrible estado en el que encontraron a Don Quijote en Sierra Morena. Y todos parecieron estar de acuerdo en que los libros de caballería no le habían hecho ningún favor.

– Acérqueme alguno de los libros – dijo el cura al ventero- Les echaremos un vistazo…

El dueño de la venta buscó un maletín y se lo llevó al cura: dentro, había cuatro libros y un manuscrito de muchas hojas.

– Dos de estos libros bien podrían echarse a la chimenea- dijo el cura a propósito de dos famosos libros de caballería.

– ¿Que va a quemar usted más libros?- exclamó entonces el ventero asustado- ¡De eso nada! Que estos a mí me gusta leerlos. Cuentan aventuras fascinantes… Y mire, este manuscrito, ‘El curioso impertinente’… espero el día en el que su dueño venga a buscarlo. Pero mientras, todo el que viene lo lee y a todos parece agradarle.

– Vaya… el caso es que me llama mucho la atención y con este título… ‘El curioso impertinente’… ¡Cardenio, léalo usted en alto!- propuso entonces el cura.

Y así es como todos escucharon muy atentos la historia del curioso impertinente. Cardenio comenzó a leer el relato:

Así comienza la historia del curioso impertinente

«Vivían dos amigos en Florencia, llamados Anselmo y Lotario. Ambos de una edad muy similar, y tan fieles en su amistad, que uno y otro eran capaces de dejar sus placeres por estar junto al otro.

A Anselmo le gustaba mucho flirtear con las mujeres y Lotario prefería la caza… Se enamoró Anselmo de una noble y bella dama, Camila, y utilizó a su amigo para llegar hasta ella, pedirle en matrimonio y sí, casarse al fin con ella. Y una vez casado Anselmo con Camila, su amigo Lotario comenzó a espaciar las visitas, por decoro y respeto a una pareja recién casada.

Su amigo se enfadó y llegaron a un acuerdo, y es que él les visitaría dos veces por semana y los días de fiesta. Uno de estos días, Anselmo pidió a su amigo algo asombroso:

– Lotario, por nuestra amistad debo pedirte algo, y escucha bien, porque es importante: desde hace un tiempo una duda me corroe por dentro. Y es sobre mi bella mujer, Camila. ¿Cómo puedo estar seguro de su inquebrantable fidelidad? Es tan bella… Y por eso, quiero ponerla a prueba, usándote a ti, mi mejor amigo, para que puedas asegurarme si es capaz de evitar la tentación y no sucumbe a ella.

Anselmo le miró confuso:

– ¿Cómo puedes pedirme algo así? Tu mujer es bella y bondadosa y no debes albergar ni una pizca de duda. Las mujeres son como el cristal, frágiles. ¿No será mejor que no pongas una piedra en su camino para ver si se rompe?

– No te pido que acabes con tu honra ni con la de ella… Considera que estoy enfermo y te pido ayuda para sanar. Sólo tienes que insinuarte y sabremos si al fin puedo estar tranquilo…

Sin saber Lotario ya cómo explicar a su amigo el peligro de su propuesta, por no terminar discutiendo con él, terminó por aceptar su propuesta.

Sin embargo, Lotario no dejaba de pensar en el modo de engañar a Anselmo sin ofender a Camila, pues no quería llevar a cabo ese ‘negocio’ que su amigo pretendía.

Comienza el plan ‘del curioso impertinente’

Comenzó al día siguiente, puesto que su amigo le invitó a comer. Y de forma astuta anunció tras la comida que debía retirarse, dejando a Lotario con su amada Camila solos. Lotario entonces comenzó a bostezar y dijo a Camila que tenía sueño y que si no le importaba, dormiría en la silla misma. Así, se hizo el dormido y ella se retiró a sus aposentos.

Cuando Anselmo regresó, despertó a su amigo, ansioso como estaba de conocer detalles de su conversación.

– Lo cierto es que no paré de alabar su belleza- dijo Lotario- Y no hallé ningún signo extraño en su rostro, más que un ligero rubor de agradecimiento. Nada, amigo, absolutamente nada…

– ¡Fantástico! Pues seguiremos todos los días. Yo siempre tendré una excusa para ausentarme y así os dejaré solos.

Y así fue cómo cada día, Anselmo repetía la misma operación, y su amigo, al mismo tiempo, repetía la suya.

– Nada, amigo, buscas donde no hay absolutamente nada- le dijo Lotario.

– Pues es hora entonces de pasar a la acción… Te daré cuatro mil escudos para que compres joyas. A las mujeres les encantan las joyas… Se las darás en cuanto os quedéis solos.

Lotario ya no sabía cómo mentir más. Estaba cansado de repetir cada día lo mismo. Pero esa tarde, Anselmo se escondió tras la pared para observar por un agujerito y entonces vio que en la media hora que les dejaba solos, su amigo no decía ni una palabra. ‘¡Me ha mentido!‘, pensó muy enfadado.

Una vez que su mujer abandonó la estancia, fue a buscar a su amigo.

– ¡Lotario! ¿Cómo has sido capaz de engañarme tanto tiempo? Ni una palabra le dijiste a Camila. Entiendo que desde el principio, desde que te mandé esta obra, me has venido engañando.

Su amigo no sabía qué decir. Sí, había descubierto su engaño, pero, ¿cómo hacerle ver que todo era por su bien?

– Amigo, insisto en que tu tozudez puede ser contraproducente… Mira que el que busca lo imposible, es justo que lo posible se le niegue

La siguiente prueba para ‘el curioso impertinente’

Lotario, ante la posibilidad de quedar como un mentiroso ante su mejor amigo, consiguió al fin convencerle de que todo estaba por llegar y que necesitaba algo más de tiempo y espacio… Anselmo decidió entonces que lo mejor era irse ocho días fuera de casa, dejando allí a su mujer al cargo de la casa, con la orden de que comiera cada día con Lotario.

– ¡Pero yo no necesito que venga nadie!- protestó ella- Yo sola soy capaz de gobernar mi casa.

– No te lo pido, sino que te lo ordeno. Estaré más tranquilo si mi mejor amigo te visita cada día- dijo él.

Anselmo se fue a una casita de esa misma aldea y al día siguiente Lotario se presentó ante Camila. Durante tres días no pudo decir nada. Sólo la observaba y cada vez tenía más claro lo adorable y bondadosa, lo digna de amor que era.

Poco a poco su turbación y el sentimiento que comenzó a nacer dentro de él hacia Camila, hizo que su lealtad hacia su amigo se quebrantara. Por su parte, Camila, decidió levantarse justo al tercer día y escribir una carta a su marido. Pero de lo que decía la carta y lo que pasó en los días siguientes, mejor será dejarlo para el siguiente capítulo.

(Adaptación de la primera parte del Curioso impertinente, por Estefanía Esteban – 2024)

Qué temas trata este capítulo del curioso impertinente

Este capítulo de Don Quijote de la Mancha, ‘El curioso impertinente’, nos habla de todos estos temas:

  • La fidelidad.
  • El valor de la amistad.
  • Las mentiras. El engaño.
  • La inteligencia, la astucia.
  • El amor.
  • La desconfianza.

Reflexiones sobre el capítulo ‘El curioso impertinente’

Quien ama no debe albergar ninguna duda, no poner pruebas en el camino, porque al fin y al cabo, quien juega con fuego, ‘se quema’:

  • La fidelidad de los amigos: Los dos protagonistas de esta historia del curioso impertinente son dos buenos amigos. Pero uno de ellos le pide algo ‘peligroso’ al otro. Probar la fidelidad de la mujer de su amigo Anselmo, puede acabar con la amistad de ambos. Pero por más que Lotario le intenta explicar a su amigo el error que comete, éste parece obsesionado. Antes de quedar por mentiroso, Lotario decide llevar a cabo el empeño que le ordenan.

Su fidelidad puede más que sus miedos y temores. Aunque sepa que el posible final de este encargo pueda ser el final mismo de su amistad. De ahí que mintiera a su amigo hasta que fue descubierto.

  • Las mentiras de un amigo, ¿pueden estar justificadas?: Lotario mintió a su amigo en esta historia del curioso impertinente, sí, pero lo hizo con la intención de salvar su amistad. ¿Están justificadas en este caso las mentiras? Él no quería poner a prueba a la mujer de su amigo, por miedo a que ella sucumbiera y su amigo después sufriera por ello. A veces se miente por evitar un mal mayor o un daño en la persona que amamos.

« A veces se miente por evitar un mal mayor o un daño en la persona que amamos»

(Reflexiones sobre ‘El curioso impertinente’)

Más reflexiones sobre ‘El curioso impertinente’

  • El amor, imposible de detener: El peligro que Lotario veía desde el principio en esta historia del curioso impertinente es que el amor hiciera acto de presencia en él. Y así fue. La bondad y fidelidad de la mujer de su amigo le dejó prendado. Y el amor, ya sabemos, es una emoción imposible de detener.
  • La desconfianza de Anselmo: Los celos pueden llevar a la desconfianza, como en esta ocasión. En ‘El curioso impertinente’, los celos de Anselmo le llevan a sospechar o dudar de su mujer, cuando no existen indicios ni actos sospechosos. Aún así, él decide ‘tenderle una trampa’ y poner a su mujer a prueba. Y para ello además, involucra a su mejor amigo, incapaz de darse cuenta del error que comete.

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Publicado por Estefania Esteban

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Soy Estefania Esteban y soy periodista y escritora de literatura infantil.

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