La víspera de Navidad. Poesía de Santa Claus para niños

Uno de los momentos más esperados por los niños en Navidad es justo este… ¡La víspera de Navidad! Este es un cuento corto para niños, inspirado en la poesía ‘La noche antes de Navidad’, escrita por el estadounidense Clement Clarke Moore (1779-1863), y que dio origen a la figura de Santa Claus tal y como la conocemos hoy en día. Describe el momento de la llegada de Santa Claus a una vivienda, en donde un niño descubre atónito cómo deja los regalos en los calcetines de la chimenea. Un precioso cuento para leer justo en estas fechas.

TIEMPO DE LECTURA: 6 MINUTOS

Poesía de Santa Claus para niños: ‘La víspera de Navidad’

Cuento La víspera de Navidad
‘La víspera de Navidad’, el cuento que dio vida a Santa Claus

Era la noche antes de Navidad, nada en casa se oía,

ninguna criatura molestaba, ni siquiera un ratón.

las medias estaban colgadas en la chimenea con mucho cuidado,

esperando a que San Nicolás pronto los visitara.

Los niños dormían ya y soñaban en sus camas,

mientras visiones de caramelos bailaban en sus cabezas,

y mamá con su pañuelo, y yo con mi mejor gorra,

preparábamos nuestras cabezas para una larga siesta invernal.

Cuando afuera en el jardín, se formó un gran alboroto,

salí de mi cama a trompicones, para ver qué ocurría,

corrí y abrí la ventana, sintiendo el frescor,

las cortinas separé, y abrí el pestillo.

La luz de la luna llena se reflejaba en la nieve recién caída

iluminándose, como hace el sol con la arena.

El momento en el que descubrió a Santa Claus

Cuando mis ojos, de grata sorpresa llenos, vi

un trineo en miniatura tirado por ocho renos.

A las riendas, un anciano ágil y con gran viveza.

Supe en el momento que debía ser San Nicolás.

Más rápido que las águilas, su camino seguía,

¡Silbando y con muchos gritos, sus nombres les repetía!

«¡Vamos, Tornado! ¡Venga, Bailarín! ¡Adelante, Furia y Vestido!

¡En Cometa y Cupido! ¡Vamos relámpago y Trueno!

¡Directo a ese porche, hacia ese muro!

¡Vamos, vamos,! ¡Al galope!”.

Como hojas secas que antes del salvaje huracán vuelan,

cuando se encuentren con un obstáculo, suben al cielo.

así que hasta la cima de la casa volaron los renos.

Con el trineo lleno de juguetes, y San Nicolás también.

La visión de Santa Claus

Después de algunos segundos, ya pude oír

el ruido de pequeños cascos que golpeaban en el techo.

Como había imaginado, y girando mis talones,

por la chimenea vi a San Nicolás bajando.

Iba vestido con pieles, de los pies a la cabeza,

su ropa estaba manchada del hollín y la ceniza.

Una bolsa con juguetes de su ancha espalda colgaba,

parecía un vendedor que su mercancía portaba.

¡Qué brillo había en sus ojos! ¡Qué alegría en su sonrisa!

¡Sus mejillas eran rosadas y qué nariz sonrojada!

Su boca, con un amplio arco, abría una sonrisa leve

y la barba en su barbilla más blanca era que la nieve.

Una pipa ya gastada en sus dientes sujetaba

y alrededor de sus sienes el humo lo coronaba.

Su cara era ancha y redonda, y una panza grande tenía

que como la gelatina temblaba cuando él reía.

La despedida de Santa Claus

Era viejo gordo y bajito, como un duende alegre

y reí al verlo, aunque lo hice bajito

un giro de su cabeza y un guiño casi secreto

hicieron que mis temores se esfumaran por completo.

Sin decir ni una palabra, su deber cumplió,

giró sobre sus talones y las medias rellenó.

Se despidió con un dedo en la punta de la nariz,

antes de desaparecer por la chimenea.

Escuché el sonido de su tripulación,

y juntos se alejaron como plumas en el viento.

Antes de desaparecer, San Nicolás gritó,

«¡Feliz Navidad para todos!».

Cuento de ‘La noche antes de Navidad’

Aquí tienes versionada esta poesía navideña en formato cuento, que dio origen a la figura de Santa Claus:

Era justo la víspera de Navidad, y todos estábamos muy nerviosos. Junto al fuego colgaban los calcetines vacíos, a la espera de la llegada de Santa Claus. Los más pequeños ya dormían, bien acurrucados en sus camas y tapados hasta las orejas. Seguro que soñaban con dulces, bombones y regalos. Yo me coloqué mi gorro de dormir. Mamá, su pañoleta. y nos fuimos a la cama. Pero los nervios no me dejaban dormir, y las horas pasaban sin que pudiera pegar ojo.

De pronto sentí un alboroto fuera de la casa, en el prado, y de un brinco salté de la cama para ver qué sucedía. Levanté la persiana y luego abrí la ventana. La luna llena iluminaba el prado cubierto de nieve como si fuera mediodía. Y de pronto… ¡no podía ser! A lo lejos vi la silueta de un trineo tirado por ocho renos. Se acercaba a gran velocidad. ¡Parecía que volaba!

Manejaba las riendas de los renos un viejecito, vivaracho y veloz, y supe enseguida que debía ser Santa Claus. El trineo era más rápido que las águilas. Los renos volaban y Santa Claus silbaba y gritaba y a sus renos. Uno a uno, les iba llamando por su nombre:

– ¡Vamos Destello! ¡Venga, Danzarín! ¡Acelerad, Cabriolas y Brujo! ¡Corre, Cometa! ¡Vuela, Cupido! ¡Más rápido, Trueno y Chispa! ¡A la cima del techo! ¡A la cima del muro! ¡Vamos, apúrense! ¡Apúrense! ¡Apúrense todos!

La víspera de Navidad: Cómo era Santa Claus

Igual que las hojas que vuelan antes de un fuerte huracán, así como cuando se topan con un obstáculo, que remontan al cielo, así volaron los renos hasta posarse sobre el tejado de la casa, con el trineo lleno de juguetes y Santa Claus, claro.

Fue entonces cuando escuché sobre el tejado el sonido de los cascos de los renos y fui corriendo hasta el salón. Me escondí tras el árbol. Y de pronto, por la chimenea, entre cenizas y troncos, cayó Santa Claus.

Estaba muy abrigado, pero sucio de hollín. Llevaba en sus espaldas un saco de juguetes y parecía un buhonero abriendo su paquete. ¡Cómo brillaban sus ojos! ¡Qué feliz su sonrisa y esos hoyuelos que se marcaban a sus lados. Sus mejillas eran rosas y su nariz, roja como una cereza. Tenía una espesa barba tan blanca como la nieve.

Tenía una cara amplia y una panza bien redonda. Temblaba al reírse ¡como un postre de gelatina! Era gordinflón y rollizo, como un duende gracioso y apenas lo ví, tuve que aguantar la risa.

Lo cierto es que Santa Claus no dijo una palabra y volvió a su trabajo. Llenó bien los calcetines, luego se sacudió todo el cuerpo manchado de ceniza. Y colocando su dedo a un costado de la nariz e inclinando la cabeza ¡salió por la chimenea! Saltó a su trineo, silbó a sus renos, y comenzaron a volar veloces como el trueno. Pero llegué a escucharle mientras desaparecía:

– ¡Feliz Navidad a todos!

Algunos datos sobre el cuento ‘La víspera de Navidad’

Este cuento está basado en la poesía ‘La noche antes de Navidad’, cuya autoría se atribuye al estadounidense Clement Clarke Moore. Según aseguró él mismo, escribió esta poesía para sus hijos.

En ella, describe el momento en que Santa Claus llega a una casa en donde los niños duermen, pero uno de ellos contempla atónito la llegada de Santa Claus y describe cómo es y cómo va vestido. Esta imagen es la que dio origen al Santa Claus que hoy conocemos, el de un anciano regordete y sonrosado, que deja en la noche antes de Navidad, regalos a todos los niños, y que llega gracias a un trineo mágico conducido por ocho renos.

Esta preciosa poesía a su vez también se adaptó como pieza musical. Por ejemplo, está la versión de Ken Darby. Y más tarde, la creación de la joven Alma Deutschen.

La preciosa pieza musical de Alma Deutschen sobre esta poesía

¿Te gustaría escuchar esta poesía con música? La joven compositora Alma Deutschen se imaginó de esta forma la escena… PINCHA AQUÍ para escucharla.

El villancico ‘La víspera de Navidad’, de Ken Darby

Aquí puedes escuchar el precioso villancico que el compositor Ken Darby creó con la poesía de Moore. PINCHA AQUÍ para escucharlo.

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Publicado por Estefania Esteban

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Soy Estefania Esteban y soy periodista y escritora de literatura infantil.

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