Aquí tenemos una fábula corta atribuida a Esopo, aunque hay quien asegura que es de Fedro. También hay una versión posterior de La Fontaine. ‘La rana que quiso ser grande como un buey’ nos habla de vanidad, de intentar ser quienes no somos, y de las consecuencias de intentarlo por todos los medios. Disfruta de esta fantástica fábula y no dejes de revisar las reflexiones sobre el mensaje que nos transmite.
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La popular fábula de ‘La rana que quiso ser grande como un buey’
Paseaba por el campo un espléndido y grandioso buey, cuando pasó por delante de una rana. La pequeña rana le miró con envidia y después se acercó a una charca para admirar su pequeña figura.
– ¿Por qué seré yo tan pequeña y el buey tan grande y corpulento? ¡Yo quiero ser como él!- protestó la rana.
– No puedes ser un buey- le dijo otra rana que había escuchado su lamento.
– ¿Cómo que no? Si yo quiero, puedo hincharme hasta alcanzar su tamaño.
Y diciendo esto, abrió mucho la boca y aspiró todo el aire que pudo. La rana se hincó un poco.
– ¿Soy ya tan grande como el buey?- preguntó.
– ¡Que va!, te queda mucho… – le dijo la otra rana.
Entonces, volvió a abrir la boca y a aspirar más aire. Y la rana, se hinchó más.
– ¿Y ahora?
– No, aún te queda mucho.
La rana, empeñada en crecer mucho más, empezó a aspirar más y más aire. Y a hincharse más y más… hasta que su piel no pudo resistirlo más, y la rana entonces estalló. Y así murió la rana, hinchada de vanidad.
Moraleja: «Si intentas ser otro, tal vez termines pagando por tu envidia o vanidad»
(‘La rana que quiso ser grande como un buey’ – Esopo)
La fábula de ‘La rana que quiso ser grande como un buey’, por La Fontaine
Aquí tienes la versión que Jean de La Fontaine hizo de esta fantástica fábula corta de ‘La rana que quiso ser grande como un buey’:
Al buey contempló la rana,
y su talla le gustó.
Ella, que no era más gruesa
que un huevo, a todo rigor,
se extiende envidiosa, se infla,
y trabaja con tesón
por igualar en tamaño
a la bestia que admiró.
A su hermana dice:
– «Mira, es ya bastante? Ya estoy
de su volumen?» ,
– «No, hermana».
– «¿Al fin he llegado?»
– «No».
– «¿Ahora pues?»
– «Estás lejos».
La pécora, en conclusión,
se infló tanto y de tal modo,
que al último reventó.
(‘La rana que quiso ser grande como un buey’ – Jean de La Fontaine)
Qué temas puedes trabajar con esta fábula corta
Utiliza esta fábula de Esopo (o de Fedro) de ‘La rana que quiso ser grande como un buey’ para hablar con los niños de:
- Las consecuencias de la vanidad.
- A dónde nos lleva la envidia.
- Por qué no debemos intentar ser quienes no podemos ser.
- La necesidad de potenciar el amor propio.
Reflexiones sobre la fábula ‘La rana que quiso ser grande como un buey’
En lugar de agradecer nuestras virtudes, tendemos a envidiar las de otros, hasta el punto de querer ser como ellos. Y aquí está el gran error:
- Agradece quien eres y no te pasará esto: El problema de querer ser como otro es la falta de amor propio y de autoestima. Cuando alguien no se valora ni es capaz de ver sus dones, sus virtudes, rápidamente ve las del otro. Y de ahí pasa a la envidia, al querer tener esas mismas virtudes, sin darse cuenta de que tal vez ella no pueda tenerlas. Querer ser como otro es una señal de falta de autoestima. Para solucionarlo, hay que potenciar el amor propio.
- La vanidad que nos hincha: Sí, es lo que le pasó a la rana de esta historia, que la vanidad, el querer ser grande y fuerte, junto con la envidia que sentía hacia el buey, hizo que se hinchara más y más hasta explotar. Porque recuerda que la vanidad nos pone una terrible venda en los ojos que nos impide ver la realidad y el límite infranqueable del peligro.
«Querer ser como otro tal vez sea una señal de falta de autoestima.»
— (Reflexiones sobre ‘La rana que quiso ser grande como un buey’)
Otras geniales fábulas sobre la vanidad y la envidia
Aquí tienes otras fábulas que también nos hablan de los riesgos de la vanidad o la envidia:
- De Tomás de Iriarte, ‘El pato y la serpiente’: De nuevo una historia corta que nos cuenta qué sucede cuando nos dejamos llevar por la vanidad. En esta ocasión, es la serpiente la que le da al pato una buena lección.
- La rana gritona y el león: Quería la rana ser más que el león y se olvidó del peligro que corría…
- El cochino y el asno: De nuevo una fábula sobre el egocentrismo, en esta ocasión, de Tomás de Iriarte.
No dejes de leer todas estas fábula de Esopo para niños
Aquí tienes la mejor selección de fábulas cortas de Esopo con sus análisis y reflexiones sobre las moralejas de cada una de ellas.
Y también puedes escuchar algunas de estas increíbles fábulas narradas- ¿Dónde? ¡Aquí!:
2 respuestas
Me encanto todo el contenido,creo Las fàbula de Esopo,para màs de un mayor,nos viene bien,gracias
Muchas gracias, Elisabeth. Es cierto, las fábulas de Esopo son fantásticas para los adultos 😊