El corderito y el pequeño león. Cuento africano para niños

Este cuento corto africano, rescatado por Baron ya Bùk-Lu, El corderito y el pequeño león, nos habla de prudencia y astucia para protegernos de los peligros, de obediencia a ciertos límites que imponen desde el sentido común los padres. Y también de aprendizaje a partir de los errores y algunas experiencias que nos enseñan a ser más cautos.

TIEMPO DE LECTURA: 5 MINUTOS

El cuento infantil El corderito y el pequeño león

El cuento infantil 'El corderito y el pequeño león'
El cuento africano para niños ‘El corderito y el pequeño león’

Vivía una familia de corderos cerca del río Sahá, pero en la zona del poblado. Más allá del río, comenzaba la selva. Allí acechaban muchos peligros y grandes depredadores.

De entre todos los corderitos de esta familia, el más pequeño era también el más alegre y curioso. Todas las tardes salía a jugar con sus amigos al poblado.

– Está muy bien que salgas a jugar- le dijeron un día sus padres- Pero nunca te acerques al río Sahá. Es muy peligroso.

Y claro, ya sabemos lo que sucede cuando a un corderito pequeño y curioso le dicen dónde no puede jugar…

Un día, el corderito no regresó a su hora a casa, y sus padres se volvieron locos buscándolo. ¡Menuda angustia tenían los pobres! No le encontraban en ningún lado… hasta que ya al anochecer, regresó tan contento el pequeño cordero.

– ¡Menudo susto nos has dado! ¿Dónde te habías metido?- le dijeron enfadados los padres.

El corderito, un tanto avergonzado, empezó a balbucear:

– Buenoooo…yo..yo… encontré un nuevo amigo, de mi edad. Tiene el pelo liso, anaranjado, y tiene unas garras muy afiladas. Me río mucho cada vez que las saca. Es muy ágil saltando y lo hemos pasado muy bien…

– ¿Has estado en la orilla del río Sahá? ¡Te dijimos que no fueras allí!- dijo mamá cordero.

«De entre todos los corderitos de esta familia, el más pequeño era también el más alegre y curioso»

(El corderito y el pequeño león)

El nuevo amigo del corderito: El corderito y el pequeño león

– Verás, hijo- añadió el padre- Ese amigo que acabas de hacer, es el hijo de nuestro peor enemigo. Ahora puede que te parezca divertido, pero sus padres no tendrán ninguna compasión contigo. Ellos comen corderos, y no podrán evitarlo.

– ¡No, él nunca me haría daño!- protestó el corderito.

– Está bien- dijo entonces el padre- Para que te des cuenta de que no miento, mañana iremos contigo a la orilla. Nos esconderemos para observar. Pide a tu amigo que cruce él el río. Verás cómo intenta que seas tú el que se adentre en su territorio…

Por su parte, lo mismo le había pasado al pequeño león con sus padres: no entendían cómo había estado jugando con un cordero sin haberlo atrapado para la cena.

– ¿Acaso no te hemos educado bien?- rugió malhumorado papá león- Estamos muertos de hambre, y no eres capaz de atraer hasta aquí al cordero para que podamos cenar. Mañana mismo irás a por él y le dirás que cruce el río…

– Sí, papá- respondió cabizbajo el leoncito.

El corderito y el pequeño león se vuelven a encontrar

Al día siguiente, el corderito fue a la orilla del río a buscar a su amigo, y sus padres se escondieron tras un matorral. Enseguida apareció el pequeño león, con su incipiente melena al viento. Sus padres, los leones, también estaban escondidos.

– ¡Eh, corderito!¡Has venido! Ven, cruza el río y juguemos en la selva.

– No, no sé nadar. Mejor ven tú a mi lado. Se juega mucho mejor aquí…

Los padres del león se impacientaban. Por más que lo intentaba, su hijo no conseguía que el cordero cruzara el Sahá. Papá león gruñó, y su rugido se oyó en todas partes.

– ¿Qué ha sido eso?- preguntó asustado el corderito.

– Nada, nada- respondió leoncito- Tú ven a jugar, que lo pasaremos bien.

– Ya te dije que no, que es mejor que vengas tú aquí.

Entonces salió el león, malhumorado, dispuesto a saltar el río.

– ¡Ya está bien! ¡Atrapemos al cordero!

El corderito salió corriendo, y se unió a sus padres. Los tres corrieron y corrieron hasta el poblado, seguidos por los leones. Al verles llegar, el resto de ovejas salieron a ayudarles. ¡Eran cientos de ovejas y cabras!

Los leones, al ver que eran tantas, se dieron la vuelta asustados. Y el corderito, por su parte, miró compungido a sus padres, y les pidió perdón una y mil veces.

– De todo se aprende, hijo, de todo se aprende- respondieron.

Qué temas puedes trabajar con el cuento El corderito y el pequeño león

Con este cuento africano para niños, ‘El corderito y el pequeño león’, podrás trabajar todos estos temas:

  • Los límites y normas infranqueables. La obediencia.
  • La prudencia.
  • El ingenio.
  • La amistad.
  • El aprendizaje desde las experiencias.
  • La solidaridad y la unión.

Reflexiones sobre este cuento africano para niños: El corderito y el pequeño león

Está claro que no puedes buscar amistad entre tus enemigos. Puede que al principio parezca funcionar, pero antes o después, la naturaleza terminará saliendo a flote, y el supuesto amigo sacará sus garras. Es cuestión de supervivencia:

  • Los límites están ahí por algo: No es que los padres se diviertan prohibiendo a los hijos ciertas cosas. Cuando establecen unas normas y unos límites, lo hacen por la seguridad de sus hijos. Tal vez esto es algo difícil de entender para los más pequeños, pero al final, las propias experiencias, la vida en sí, nos va demostrando que estas normas tenían desde el principio una función de escudo y protección.
  • Escoge bien a tus amigos: Si te arrimas a alguien que puede hacerte daño, por muy simpático y atractivo que te parezca en su momento, puedes terminar lamentando el día en que le escogiste como amigo. Hay que cuidar muy bien las amistades, y elegirlas según el bien que pueden hacernos. Aléjate de aquel que te anula, que te impide ser tú mismo o que se aprovecha de ti, de aquellos que te envidian o que te pueden dañar. Esos, al fin y al cabo, no son amigos.

Una reflexión más sobre ‘El corderito y el pequeño león’

  • La vida nos va enseñando mediante nuestras propias experiencias: Seguro que en esta historia del corderito y el pequeño león, el corderito no olvida esta sabia lección y la próxima vez, obedece las normas impuestas por sus padres. A todos nos ha pasado alguna vez, sobre todo a los más curiosos e independientes. Intentamos buscar el porqué de esa prohibición, la explicación de ciertas normas, y al final damos con ella, pero llevándonos también un buen susto y una experiencia que no se olvida nunca. Y es que es de los propios errores de los que mejor se aprende.

«La mejor lección llega de nuestros propios errores.»

— (Reflexiones sobre ‘El corderito y el pequeño león’)

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Publicado por Estefania Esteban

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Soy Estefania Esteban y soy periodista y escritora de literatura infantil.

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