Edward Everett fue un famoso político del siglo XIX en Estados Unidos, pero sobre todo, fue un excelente orador. Esta motivadora anécdota, ‘Un discurso sobre el futuro’, cuenta el día en el que Edward, siendo un niño de apenas cuatro años, pronunció el mejor discurso de su vida. Descubre cómo fue y qué palabras dijo.
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Una preciosa historia de motivación: Un discurso sobre el futuro
Dos niños caminaban con cierta prisa hacia el colegio. Tenían que andar varios kilómetros desde su humilde casa. La niña tenía seis años y su hermano, Edward, solo cuatro.
El pequeño caminaba muy deprisa con sus cortas piernas, y apretaba contra su pecho su pequeño cuaderno azul en donde escribía sus primeros garabatos. A pesar de su edad, ya era capaz de leer balbuceando. Para él su cuaderno lleno de palabras era su mejor tesoro.
Ese día, los niños se encontraron en mitad del camino con el ministro de aquel lugar, un hombre alto, serio, elegante y muy amable. Le hicieron una graciosa reverencia, y el ministro dijo:
– Qué bien que os encuentro. Precisamente traigo algo para ti, Edward. Me dijeron que te encanta leer y que eres muy bueno con las letras. He escrito un discurso para ti. Quiero que lo leas en la clase. Primero tendrás que aprenderlo… tu hermana puede ayudarte.
Edward estaba realmente impresionado. El mismísimo ministro le entregaba a él, el pequeño Edward, un discurso escrito por sus manos. No podía estar más emocionado.
– Sí señor, le prometo que me aprenderé el discurso- consiguió decir con su ‘lengua de trapo’.
Y así, Edward leyó, releyó y aprendió lo que ponía en aquel misterioso papel, y unos días después, se organizó un encuentro en su colegio al que asistió el ministro.
Era el día escogido y Edward estaba listo. Se había aprendido aquel discurso y entendía cada una de las palabras. Con mucho aplomo, a pesar de su corta edad, se colocó frente a todos los asistentes, sacó su hoja y comenzó a leer, balbuceando:
Un discurso sobre el futuro que encandiló a todos
«¿Cómo puede un muchachito hablar ante una gran figura?
– «Tal vez bromees…», pensaréis…
– «Esperarás a ser más grande…
Pero antes quiero que me escuches, pues tengo una historia que contar:
Un día, el vecino Joe le dijo al granjero John:
– «Me parece estúpido dedicar tanto tiempo a un potro tan pequeño e inútil».
A lo que John le respondió:
– «No le dedico tanto tiempo por lo que es, sino por lo que mi pequeño potro llegará a ser».
Y veo, por tu sonrisa, que piensas ahora mismo que yo soy aquel pequeño potro. Así que les pido que perdonen mis pequeños balbuceos. Sepan que lo hice lo mejor que puede».
Aquel niño era nada más y nada menos que Edward Everett. Años después se convirtió en uno de los mejores oradores del país.
Quién fue Edward Everett, protagonista de ‘Un discurso sobre el futuro’
Edward Everett (1794-18659 fue un destacado político de Estados Unidos durante el siglo XIX. Nacido en Boston, Massachusetts, perteneció al partido Whig, y llegó a ser Secretario de Estado de los Estados Unidos. También presidió la prestigiosa Universidad de Harvard, en donde daba clases.
Pero el mayor reconocimiento de Everett fue su gran calidad como orador. Era admirado en todas partes y sus discursos muy reconocidos.
Qué temas puedes trabajar con ‘Un discurso sobre el futuro’
Utiliza esta gran anécdota sobre Edward Everett (‘Un discurso del futuro’) para reflexionar acerca de:
- La motivación como motor de aprendizaje.
- El valor del esfuerzo y el de la perseverancia.
- El destino ¿existe, o lo hacemos nosotros?
- La confianza.
Reflexiones sobre la historia ‘Un discurso del futuro’
Hay personas que te cambian la vida de otras. Un simple gesto, un detalle durante la infancia, y se transforman en una luz en mitad de un camino. Una motivación a tiempo puede cambiar nuestro futuro. Con esfuerzo, vocación y dedicación, eso sí. Todos estos ingredientes juntos, consiguen hacer de alguien una persona excepcional:
- Ingredientes para triunfar: En esta preciosa anécdota de ‘Un discurso sobre el futuro’, nos encontramos con los ingredientes necesarios para conseguir cualquier meta. Son la ilusión, el esfuerzo y la perseverancia. El pequeño Edward es protagonista de una hermosa metáfora de la vida y de algo que siempre debemos recordar: con dedicación y esfuerzo podemos conseguir lo que nos propongamos. Por eso él, que empezaba a leer, con su corta edad, pudo deslumbrar a todos con un magistral discurso. Eso sí, con la ayuda de una excelente persona que supo incentivarle para que llegara a ser lo que más tarde fue.
- Ese importante ‘empujón’: La historia de ‘Un discurso sobre el futuro’ nos lo deja bien claro. El incentivo durante el aprendizaje es esencial. Un niño no aprenderá si no hay nadie cerca que le diga: «mira qué interesante lo que puedes llegar a hacer. Y sé que tú lo vas a hacer muy bien». Estas simples palabras son como un resorte, un motor para el aprendizaje. Generadoras de motivación y curiosidad, de pasión por aprender y adquirir conocimientos.
«Los incentivos y las palabras motivadoras son uno de los grandes motores en el aprendizaje»
(Reflexiones sobre ‘Un discurso sobre el futuro’)
Más reflexiones sobre la historia ‘Un discurso sobre el futuro’
- El destino ¿lo escribimos nosotros?: ¿Crees en el destino? Tal vez en esta historia de ‘Un discurso sobre el futuro’, el destino quisiera que el ministro se encontrara con el pequeño Edward en el camino hacia el colegio. Pero el niño también hizo por su parte para llegar a ser el gran orador que fue.
Tal vez la vida nos ‘ayude’ a mostrarnos el camino con algunas ‘señales’ que debemos interpretar y no ignorar. Si el protagonista de nuestra historia hubiera olvidado aquel discurso, se hubiera puesto a jugar cada día en lugar de poner toda su atención en aquel discurso, tal vez la historia de Edward Everett hubiera cambiado. El interés, el esfuerzo y la perseverancia. La motivación y la vocación. Todos estos ingredientes auguran un éxito seguro.
- Confiar y tener fe: En ‘Un discurso sobre el futuro’, hay dos personas que confiaron plenamente en el pequeño Edward. Una fue el ministro, que le tendió un maravilloso discurso con el que ‘enganchó’ la curiosidad y el interés del niño por disfrutar como orador. El segundo fue el protagonista de su discurso, quien hablaba de aquel pequeño potro que representa en realidad a todos los niños. Un mensaje para los padres, profesores y la sociedad en general, que viene a decir: «un niño atendido, cuidado y motivado se convierte en un futuro en una gran persona».
«Lo importante no es quién eres; lo importante es quién serás»
(Reflexiones sobre ‘Un discurso sobre el futuro’)
Otras historias motivadoras para reflexionar
Si te gustó la anécdota de Edward Everett, ‘Un discurso sobre el futuro’, no te pierdas tampoco estas sorprendentes relatos de personajes muy conocidos:
- Algo no anda bien: El nieto de Gandhi recuerda esta maravillosa anécdota de su padre, que nos enseña cómo se educa mediante el ejemplo y la confianza a los hijos.
- Carta de Lincoln al maestro de su hijo: Todos sabemos ya que esta carta no la escribió Lincoln, pero se hizo famosa de esta manera y es que la carta, que seguramente fue escrita por profesores de la India, es una auténtica maravilla. ¡No te la pierdas!
- Amor verdadero: Una de las preguntas más difíciles de responder. ¿Qué es amor? El abuelo del famoso compositor Felix Mendelssohn nos da aquí la respuesta.
Y recuerda que también puedes escuchar maravillosos relatos como este de ‘Un discurso sobre el futuro’ para reflexionar a través de nuestros podcast:
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