Pleito del yelmo y la albarda. Capítulo XLV de Don Quijote de la Mancha

El ‘Pleito del yelmo y la albarda’ corresponde al capítulo XLV de la primera parte de Don Quijote de la Mancha. De nuevo una pequeña batalla campal desequilibra la paz de la venta en donde nuestro caballero andante continúa viviendo aventuras. Al final de este episodio, un grupo de cuadrilleros de la Santa Hermandad anunciarán su inminente detención por haber dejado libres a un grupo de presos galeotes. No te pierdas esta adaptación.

TIEMPO DE LECTURA: 10 MINUTOS

El pleito del yelmo y la albarda en la venta que Don Quijote creía encantada

Pleito del yelmo y la albarda, capítulo XLV de Don Quijote de la Mancha
El pleito del yelmo y la albarda, de Don Quijote de la Mancha

El barbero al que Don Quijote y Sancho habían robado tanto la bacía de latón como la albarda de asno, se mostraba desesperado ante las ocurrencias de Don Quijote y Sancho. El caballero andante se empeñaba en llamar a su bacía yelmo de Mambrino. Aseguraba habérselo ganado en batalla. Miró al resto de allí presentes, implorando sensatez:

– ¿Qué les parece a vuestras mercedes lo que afirman estos hombres? ¿Es bacía o yelmo?

El otro barbero, maese Nicolás, que bien conocía a Don Quijote, pensó en unas risas aseguradas si seguía al caballero andante en sus locuras:

– Mi querido compañero, déjeme hablar, puesto que yo llevo más de 20 años en el mismo oficio, y antes fui soldado, con lo que conozco de paso cuáles son las armas de batalla. Y en verdad puedo afirmar que esta no es bacía, sino yelmo, aunque no entero…

– Claro que no, porque le falta una parte, que es la babera- asintió Don Quijote.

– Eso mismo pienso yo- añadió el cura, quien decidió seguir también el ‘juego’ de su amigo el barbero Nicolás.

También lo confirmaron Cardenio, don Fernando y hasta el joven don Luis.

– ¡Válgame Dios! ¿Cómo es posible que tantas personas hayan perdido el juicio?- se lamentó el barbero- ¿Entonces también mi albarda es rienda de caballo, como insinúa el escudero?

– Ahí no me meto- dijo Don Quijote- pero si mi buen Sancho lo afirma, así será… Además, recordad vuestras mercedes que nos encontramos en un castillo encantado y todo pudiera ser.

Don Fernando decidió entonces someterlo a votación, y fue preguntando en secreto a los presentes. Los más afines a Don Quijote, fueron contestando lo que a él le gustaría oír, así que la votación quedó a favor de la opinión de Sancho, de que lo que mostraba su asno no era albarda sino riendas de caballo.

– Pues dicho está- dijo el Quijote- Que cada cual tome lo que es suyo, y a quien Dios se las dio, San Pedro se las bendiga…

«¿Cómo es posible que tantas personas hayan perdido el juicio?»

(Pleito del yelmo y la albarda)

El pleito del yelmo y la albarda: comienza la pelea

El pleito del yelmo y la albarda: la pelea
Comienzo de la pelea en ‘El pleito del yelmo y la albarda’

A la venta habían llegado tres cuadrilleros de la Santa Hermandad. Habían observado absortos todo aquello sin mediar palabra, pero uno de ellos, atónito, no pudo más.

– ¡Basta ya! ¡Que es albarda y quien no lo viera, debe de estar borracho!

– Mentís como bellaco villano- gritó Don Quijote, al tiempo que asestaba con su lanza un buen golpe al que acababa de hablar.

Y comenzó la pelea: El ventero, que también era de la Santa hermandad, se posicionó con los recién llegados; el barbero y Sancho comenzaron a pugnar por la albarda; los criados de don Luis le rodearon para protegerlo; Don Quijote desenvainó su espada…

El cura daba voces; la ventera gritaba; su hija temblaba; Maritornes lloraba; Dorotea estaba confusa, Luscinda suspensa y doña Clara, desmayada.

El barbero aporreaba a Sancho; Sancho molía al barbero; el oidor defendía a don Luis; uno de los cuadrilleros intentaba patear a don Fernando. Toda la venta se llenó de gritos, llantos y confusión. Y en mitad del caos, Don Quijote alzó la voz:

– ¡Alto todos! ¿Acaso no ven lo que está pasando? Os dije que este castillo estaba encantado y justo lo que sucede es por tal encantamiento que nos ha sumido en el caos.

Los cuadrilleros no estaban por la labor de frenar… Sancho sí, como buen criado, al igual que el barbero, que iba perdiendo… Y poco a poco, el ambiente se fue serenando.

El pleito del yelmo y la albarda… y la orden de detención del Quijote

Fue momento para que los criados de don Luis hablaran con don Fernando. Llegaron a un acuerdo: don Luis les acompañaría a Andalucía para encontrarse con el marqués al que iban a visitar. le acompañaría uno de los cuatro criados. Los otros tres, volverían a dar la noticia al padre de don Luis. Y entonces, esperarían respuesta. Al fin y al cabo, el joven don Luis no iba a regresar a su casa a no ser que le mataran… A todos les pareció una buena salida.

Y una vez resuelto este punto, y con el ambiente de la venta en calma, llegó la siguiente disputa: uno de los cuadrilleros sacó de su pecho un pergamino y leyó una sentencia:

– Por esta orden que traigo, debo apresar al llamado Don Quijote por haber dejado en libertad a unos esclavos galeotes.

Miró el cura aquella carta y vio que era verdad… Pero cuando el cuadrillero intentó apresar al Quijote, este se defendió y asió al cuadrillero por el cuello. Tuvo que intervenir don Fernando para separarles.

– A fe mía que lo que dice mi señor del encantamiento de esta venta debe de ser verdad… Ni un minuto de calma podemos tener en ella- se lamentó Sancho.

(© Capítulo del pleito del yelmo y la albarda, adaptado por Estefanía Esteban López)

Claves para entender este capítulo XLV de Don Quijote de la Mancha, sobre el pleito del yelmo y la albarda

Estas claves resumen de qué trata este capítulo XLV de Don Quijote de la Mancha, sobre el pleito del yelmo y la albarda.

  • En el capítulo XLV de Don Quijote de la Mancha, nuestro famoso hidalgo insiste en la autenticidad del ‘yelmo de Mambrique’, que en realidad es sólo una bacía de barbero.
  • El barbero al que pertenece esa bacía insiste en su verdad, pero los acompañantes de Don Quijote prefieren burlarse siguiendo ‘la locura’ del caballero andante. Tanto Sancho como Cardenio, el maese barbero Nicolás, el cura, don Luis, los criados de don Luis, don Fernando, apoyan a Don Quijote. El ventero y los tres cuadrilleros recién llegados apoyan al barbero ofendido.
  • La disputa termina en una batalla campal que al fin se apacigua al entender don Quijote que todo es obra del encantamiento de la venta que él cree castillo.
  • El capítulo termina con la orden de detención de Don Quijote por haber liberado a esclavos galeotes, una orden que parte de la Santa Hermandad.

Qué temas puedes trabajar con el capítulo del pleito del yelmo y la albarda, de Don Quijote

Utiliza este capítulo XLV de la primera parte de Don Quijote de la Mancha, sobre el pleito del yelmo y la albarda para reflexionar sobre:

  • La verdad frente a la mentira. ¿Qué es la verdad?
  • La percepción de la realidad es subjetiva.
  • La obstinación, la terquedad.
  • Cómo se desencadenan las disputas a partir de la ira.
  • Las burlas.
  • La facilidad con la que podemos ser manipulados.

Reflexiones sobre el capítulo del pleito del yelmo y la albarda, de Don Quijote

De nuevo, Don Quijote nos muestra ‘su realidad’ y la mantiene y defiende, frente a la realidad de otros, que se empeñan en ‘llevarle la contraria’. En el pleito del yelmo y la albarda, el barbero al que robaron, mantiene que el yelmo es su bacía de latón, y las supuestas riendas del asno de Sancho, la albarda de su mula. Don Quijote mantiene por su parte que la bacía es un yelmo que ganó contra él en una batalla. No importa quién tenga la razón si la mayoría defiende la ‘locura’ de Don Quijote.

  • Cuidado con las amplias mayorías que no siempre implican la verdad: Es curioso cómo en este capítulo del pleito del yelmo y la albarda, la mentira vence sobre la verdad, y todo porque el grupo de acompañantes del Quijote prefieren reír y apoyar una mentira que apostar por la verdad. Por desgracia, no es un hecho aislado.

En la vida real pasa a menudo que no siempre el ganador tiene la razón sobre un juicio. Puede que la verdad haya quedado anulada por la sinrazón. No siempre el resultado final es el más justo. En este capítulo, gana por votación la idea de que la albarda es en realidad las bridas de un caballo, cuando no es verdad. Cervantes, con su estilo satírico, parece cuestionar no solo la percepción individual, sino también los consensos colectivos. La verdad no siempre prevalece en un sistema donde la opinión de la mayoría puede ser influenciada por prejuicios, intereses o incluso ignorancia.


«En la vida real, no siempre el resultado final es el más justo»

— (Reflexiones sobre el pleito del yelmo y la albarda)

  • ¿Qué es la realidad?: De nuevo Cervantes nos plantea esta pregunta en este capítulo del pleito del yelmo y la albarda. ¿Existe la realidad o ésta depende de nuestra percepción? ¿Qué es real? ¿Lo que vemos o lo que creemos ver? Muchos filósofos se han planteado esta pregunta, llegando a la conclusión de que cada cual puede tener una verdad diferente, porque esta depende de nuestra percepción. Puede que para una persona un lago sea azul y para otra, verde. Todo depende de la percepción de cada cual. Pero este punto de desacuerdo puede llevar a disputas, como pasó en este episodio.

Lo que percibimos como legítimo o noble a veces no es más que una ilusión colectiva…

Más reflexiones sobre el pleito del yelmo y la albarda

  • La ‘terquedad’ de don Quijote: Quien cree en sus ideas firmemente, rara vez se aleja de ellas. En este capítulo del pleito del yelmo y la albarda, se muestra el carácter obstinado del Quijote, dispuesto a pelear por sus ideas. Don Quijote al fin y al cabo también abandera valores esenciales como la perseverancia y la honestidad.
  • La permisividad del resto: Bien sea por diversión o por respeto, el caso es que el resto de acompañantes de don Quijote prefieren llevar la corriente al caballero andante, antes de llevarle la contraria y de apostar por lo que ellos ven. Muchas veces somos cómplices de una locura o de una injusticia. A menudo nos mueve algún interés oculto, de poder, económico, social… Otras, simplemente la diversión. Quién no se rebela ante la injusticia, forma parte de ella.
  • El comienzo de las disputas: Muchas peleas comienzan por algo insignificante que se agranda hasta perder el control. Es lo que sucede en este capítulo del pleito del yelmo y la albarda. Un simple desacuerdo sobre un objeto termina en una batalla campal y sin sentido. Todo, por la falta de control del impulso de la ira. Una llamada de atención sobre la necesidad de aprender a controlar nuestras emociones.

«Muchas peleas comienzan con algo insignificante que se magnifica»

— (Reflexiones del pleito del yelmo y la albarda)

Otros fascinantes capítulos de Don Quijote adaptados

¿Te gustó este capítulo del pleito del yelmo y la albarda? Prueba a leer también estos otros:

  • Don Quijote y los galeotes: ¿A qué se referían los cuadrilleros con la orden de detener a Don Quijote? ¿Qué aventura es esa de los galeotes liberados? Descúbrelo aquí.
  • La historia de doña Clara y don Luis: Al final del capítulo del pleito del yelmo y la albarda, don Fernando habla con los criados de don Luis para llegar a un acuerdo. ¿A qué se refiere? Aquí te explicamos quién es el joven don Luis y qué hace en la venta.
Historia de doña Clara y Don Luis, de Don Quijote de la Mancha
La historia de doña Clara y don Luis
  • Historia del cautivo: Sin duda, una de las historias de amor más hermosas que se describen en el libro de Don Quijote. ¡Descúbrela!

Y recuerda que algunos de los episodios de Don Quijote también puedes escucharlos narrados mediante podcast. Utiliza para ello el canal de podcast de tucuentofavorito.com en Spotify y en Ivoox.

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Publicado por Estefania Esteban

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Soy Estefania Esteban y soy periodista y escritora de literatura infantil.

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