Hefesto es protagonista de populares cuadros, grabados y esculturas. Y por supuesto, uno de los personajes de la famosa Ilíada de Homero. Pero, ¿sabes quién era? El mito de Hefesto es una leyenda de la mitología griega que habla de un dios capaz de hacer con el fuego cualquier cosa. Sí, Hefesto es el dios del fuego y de la forja. El pintor Diego Velázquez lo inmortalizó en su famosa Fragua de Vulcano (así es cómo le conocían los romanos). Aquí conocerás su historia, encontrarás su resumen y comentarios sobre su trascendencia.
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El famoso mito de Hefesto a través de la mitología griega
Hefesto nació deforme. Su madre, la diosa Hera, diosa del Olimpo y mujer de Zeus, intentó luchar contra el sentimiento de rechazo, pero al verlo tan feo, lo arrojó del Olimpo.
Hefesto tardó nueve días y nueve noches en caer a la Tierra, en concreto, al mar. La caída le provocó una cojera que tendría que arrastrar el resto de sus días.
Allí en el mar, fue recogido por Tetis, una ninfa que además era la madre del famoso Aquiles, y la oceánide Eurínome. Le llevaron hasta la isla griega de Lemnos, una isla volcánica, y allí, Hefesto se crió y aprendió todo lo que necesitaba saber sobre la forja.
Hefesto fabricaba las mejores armas, pero también tronos de oro para el Olimpo. Entonces se le ocurrió la forma de vengarse de su madre, de Hera. Hizo un trono especial para ella. Tenía el poder de atrapar a quien se sentara en él. Hera, cuando lo recibió, lo contempló extasiada. Era el trono de oro más hermoso que había visto jamás, y no dudó en sentarse para probarlo. Entonces, se dio cuenta de que no podía levantarse. ¡Estaba atrapada!
Los dioses no podían hacer nada por liberarla. Necesitaban a Hefesto, el autor de aquel extraño artilugio. Pero él se negó a regresar al Olimpo. No pensaba deshacer el castigo. Hasta que intervino Dionisio, dios del vino. Emborrachó a Hefesto y le llevó en una mula hasta el Olimpo. Allí, le pidieron que ayudara a Hera. Al final decidió acceder, pero con una condición: casarse con Afrodita, la diosa de la belleza y la sensualidad. Nadie podía poseer a esta diosa. Nadie… Por eso los dioses tuvieron que recapacitar mucho sobre esta petición. Pero finalmente, decidieron claudicar.
El mito de Hefesto y la traición de Afrodita
Hefesto se casó con Afrodita. Estaba tan enamorado de ella… no hacía más que fabricar para su mujer las joyas más hermosas. Incluso creó para ella un cinturón especial que la hacía aún más irresistible.
Sin embargo, Afrodita no le amaba. Se encaprichó de Ares, dios de la guerra (y hermano de Hefesto. En romano, Marte). Fue Helio, el sol, capaz de verlo todo, el que le contó lo que sucedía al dios del fuego.
A Hefesto se le ocurrió hacer público este adulterio. Para ello, tejió una red de oro de finas cuerdas, y arrastró con ella a la pareja en uno de sus encuentros. Los expuso en el Olimpo para que todos los dioses los vieran, y pidió que prometieran que nunca más se verían. Pero a pesar de las promesas, el amor no tardó en juntarlos de nuevo.
Hefesto estaba realmente enfadado, y justo en un momento de debilidad, inmerso en la ira, llegó su hermana Atenea, que llegaba en busca de armas. Hefesto en un arrebato, intentó violarla, pero Atenea se zafó de él y el semen del dios cayó en su pierna. La diosa se limpió con un poco de lana y la tiró, pero ésta cayó sobre la diosa Tierra, y de ella nació un ser mitad hombre mitad serpiente: Erictonio.
Hefesto más adelante participó en el castigo a Prometeo. Después de que este le robara el fuego para dárselo a los hombres, y robara también a la hermana de Hefesto, Atenea, las artes y la sabiduría, Zeus consiguió después de mucho tiempo atrapar al ‘ladrón’ y castigarlo. Mandó a Hefesto que le encadenara a una roca, y él creó las cadenas y le llevó hasta el lugar en donde permanecería atado con una argolla a unas rocas. Un águila acudiría cada día a devorar su hígado.
Hefesto se convirtió en el forjador de todos los elementos que portaban los dioses: los poderosos rayos lanzados por Zeus, el cinturón de Afrodita, el casco y las sandalias aladas de Hermes, la armadura de Aquiles, el carro de Helios, el arco y las flechas de Eros, las castañuelas de bronce de Heracles, el cetro de Agamenón… Y también creó seres especiales, como el gigante de Creta o la famosa Pandora. De ahí su inmensa importancia dentro del reino de los dioses.
Pero no estaba solo en la forja, también tenía ayudantes. Entre ellos, contó con tres gigantes cíclopes y sus hijos, y el aprendiz Cedalión.
Claves para entender el mito de Hefesto
- ¿Quién era Hefesto?: el dios del fuego y la forja.
- ¿Cómo nació Hefesto?: era hijo de Hera y Zeus (según otras versiones, solo de Hera)
- ¿Por qué fue expulsado de recién nacido del Olimpo?: Su madre lo arrojó de allí al verlo tan deforme. (según otras versiones, fue Zeus el que lo arrojó del Olimpo en plena discusión con Hera).
- ¿En donde tenía la fragua Hefesto?: En la isla volcánica de Lemnos.
- ¿Cómo se vengó de su madre?: Con una trono en el que ella quedó atrapada.
- ¿Cómo volvió Hefesto al Olimpo?: Le llevó borracho Dionisio (dios del vino).
- ¿Con quién se casó Hefesto?: Con Afrodita, diosa de la belleza.
Personajes que aparecen en el mito de Hefesto:
- Hefesto: dios del fuego y la forja (en romano, Vulcano).
- Hera: diosa madre del Olimpo, mujer de Zeus.
- Tetis y Eurínome: rescataron del mar a Hefesto y le llevaron hasta Lemnos.
- Dionisio: dios del vino (en romano, Baco).
- Afrodita: Venus, para los romanos. Diosa de la belleza y la sensualidad.
- Ares: dios de la guerra.
- Atenea: la diosa de las artes, las ciencias y la guerra. Hermana de Hefesto. Nació, según su mito, de la cabeza de Zeus.
- Prometeo: semidiós castigado por robar el fuego a Hefesto y las artes a la diosa Atenea.
Reflexiones sobre el mito de Hefesto
El mito de Hefesto cuenta con numerosas versiones acerca de su origen, pero en realidad, los mensajes que transmite son los mismos en todas ellas: desde cómo las habilidades y destreza de cada cual supera a los triunfos de la belleza hasta por qué el amor no puede nunca imponerse… Nos habla de autoestima, de esfuerzo y perseverancia, de lucha. Pero también de venganza y deseos. Virtudes y defectos que los griegos mostraban a los hombres a través de los dioses.
- Es más lo que somos, no lo que aparentamos: Hefesto era el ‘dios feo’ del Olimpo. Mientras que otros dioses como Apolo deslumbraban por sus perfectas facciones, Hefesto era deforme y por si eso fuera poco… tullido. Sin embargo, brilló por encima de muchos otros dioses atractivos. Y lo hizo gracias a su trabajo. Consiguió forjar todo tipo de cosas y añadirles magia para que fueran especiales. La habilidad, por encima de la belleza. El interior siempre triunfa sobre la apariencia.
- Nada sin esfuerzo y perseverancia: El mito de Hefesto nos muestra un personaje cuyos comienzos no fueron sencillos. Expulsado del Olimpo (por ‘feo’), tuvo que luchar solo por salir adelante. Aprendió el oficio de la forja con esfuerzo y mucha perseverancia y se convirtió en el mejor forjador de Grecia.
Más reflexiones sobre el mito de Hefesto
- La ‘sed de venganza’ de Hefesto: Los dioses griegos se presentaban ‘muy humanos’, es decir, que también poseían los defectos del hombre. Por eso, en el mito de Hefesto aparece el sentimiento de ‘venganza’. El dios del fuego quiere hacer pagar a su madre lo que le hizo de recién nacido, y lo consigue. Para deshacer el castigo, piensa en un ‘premio’ inaccesible para el resto de dioses: el matrimonio con la diosa más deseada, Afrodita. Lo que no entiende Hefesto es que el amor no se compra.
- El amor escurridizo: Afrodita se vio obligada a casarse con el dios del fuego, pero el mito de Hefesto vuelve a advertirnos del gran error que muchas veces los hombres cometen… el del matrimonio sin amor. Afrodita no tardó en buscar otra compañía, y Hefesto sufrió el dolor de la traición. A pesar de intentar por todos los medios recuperar a Afrodita, no pudo hacerlo. No se puede luchar contra el amor.
Qué es el complejo de Hefesto en Psicología
El mito de Hefesto dio origen al llamado ‘Complejo de Hefesto’ en la rama de la Psicología. No es otro que el intento desesperado por buscar la aceptación social y ganarse el afecto de todos al sentirse rechazado. Hefesto era feo… y cojo. Su vida no fue nada sencilla. Causaba rechazo allá por donde pasaba, un rechazo que le hundía en una profunda infelicidad. Todos sus esfuerzos se centraron en llamar la atención de otra forma, a través de sus creaciones, en muchas ocasiones, auténticas joyas de arte. Pero tuvo que emplear muchísimas energías para conseguirlo.
Este complejo suele estar relacionado con el primer rechazo de los padres (en este caso, en el mito de Hefesto, de la madre, que le expulsa del Olimpo).
«El ‘complejo de Hefesto’ hace referencia a la lucha constante por buscar la aprobación de los demás y una terrible infelicidad al sentirse rechazado.»
— (Reflexiones sobre ‘El mito de Hefesto’)
El mito de Hefesto en el Arte
Este, el mito de Hefesto, aparece en infinidad de obras de arte a lo largo de toda la historia. El cuadro más famoso es el de ‘La fragua de Vulcano’, de Velázquez, pero existen infinidad de obras de arte que recogen como protagonista a este personaje. Por ejemplo, este cuadro del pintor austriaco Johann Michael Rottmayr (siglo XVII), que muestra un primer plano de un dios muy trabajador, cuyo rostro muestra el esfuerzo y empeño por conseguir las mejores creaciones en su fragua:
Pero a Hefesto no solo se le retrata en su fragua. También se recoge parte de su vida. El mito de Hefesto cuenta por ejemplo que fue el encargado de hacer las armas de Aquiles. Era el hijo de una de las ninfas que le recogen del mar cuando es expulsado del Olimpo. Agradecido, Hefesto entrega a Tetis, madre de Aquiles, una armadura y las mejores armas. Es el momento que recoge esta maravillosa obra de Anton van Dyck:
También se retrató el amor de Hefesto por Afrodita (no correspondido). Aquí les tenemos junto a Eros en el cuadro de de Jan Brueghel El Viejo:
Y por supuesto, también la escultura recoge el mito de Hefesto. La más famosa es esta, de Guillaume Coustou, que se conserva en el museo Louvre de París:
Otros fascinantes mitos griegos explicados
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- La diosa Cibeles: Pocos conocen la ‘truculenta’ historia griega sobre el origen de esta diosa, famosa sobre todo por la escultura de Madrid.
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