El cabrero y las cabras montesas. Fascinante fábula de Esopo con reflexiones

Esta fábula corta de Esopo, ‘El cabrero y las cabras montesas’, nos anima a reflexionar acerca del trato que damos a nuestros seres queridos y la confianza que con ello despertamos en los demás. Los protagonistas del relato son un cabrero, unas cabras y unas cabras montesas. Descubre qué sucede y cuál es la moraleja final.

TIEMPO DE LECTURA: 2 MINUTOS

La fábula del cabrero y las cabras montesas

El cabrero y las cabras montesas, fábula de Esopo
La fábula del cabrero y las cabras montesas, de Esopo

Un día un cabrero sacó a pastar al monte a sus cabras. Descubrió un camino nuevo y decidió investigar. Y allí encontró un grupo de cabras montesas, que se mezclaron con las suyas.

De repente, les sorprendió una tormenta y comenzó a llover con fuerza. Como estaban lejos de su casa, decidió refugiarse junto con sus cabras en una cueva cercana, pero al ver a las otras cabras, pensó:

– ¡Qué gran oportunidad! Me las llevaré también y así tendré más cabras.

Consiguió que todas le siguieran, y una vez dentro de la cueva, dio de comer a los animales el heno que llevaba guardado en una enorme bolsa. Pero entonces pensó que sería mejor dar una mayor cantidad de comida a las cabras montesas para ganarse su cariño y que luego le siguieran hasta casa. Por eso ofreció casi todo el heno a las recién llegadas. A sus cabras, sin embargo, les dio las sobras.

Dejó de llover y al fin pudieron salir de su refugio. El pastor llamó a las cabras para que le siguieran, pero, para su asombro, las cabras montesas salieron corriendo.

– ¡Ingratas!- les gritó el hombre- ¡Os di casi toda la comida y así me lo agradecéis!

Una de las cabras se volvió y le dijo:

– Precisamente por eso huimos. ¿Cómo vamos a fiarnos de alguien que trata peor a quien más quiere y da lo mejor a unas desconocidas? Si nos vamos contigo, en cuanto aparezcan cabras nuevas, nos harás lo mismo…

El cabrero no supo qué contestar, porque reconoció su gran error al instante.

Moraleja: «No olvides que siempre debes tratar mejor a quien más quieres. De lo contrario, no conseguirás el respeto y confianza de nadie».

(‘El cabrero y las cabras montesas’ – Esopo)

Qué temas podemos trabajar con la fábula del cabrero y las cabras montesas

Utiliza esta fábula breve de Esopo, ‘El cabrero y las cabras montesas’, para reflexionar sobre:

  • El valor de la amistad.
  • La confianza.
  • Cuáles son las prioridades en nuestra vida.
  • La gratitud.

Reflexiones sobre la fábula del cabrero y las cabras montesas

¿Cómo vas a fiarte de alguien que trata mejor a un desconocido que a su propio amigo? La confianza se gana con el ejemplo, y no es buen ejemplo descuidar las amistades o el trato a aquellos a los que llevas tratando más tiempo.

  • No descuides tus amistades ni a los que más quieres: El principal mensaje que nos aporta esta fábula del cabrero y las cabras montesas es más bien una advertencia: si no cuidamos nuestras amistades, y las personas que más llevan en nuestras vidas, las iremos perdiendo todas y las nuevas que vayan llegando, no se fiarán de nosotros. Es lo que las cabras montesas le explicaron al cabrero para que entendiera por qué no aceptaban ir con él, a pesar de haber recibido un maravilloso trato. No era ingratitud, sino desconfianza. Ni lo del cabrero, por cierto, fue gratitud, sino conveniencia.

«A veces se confunde la ingratitud con la desconfianza. Es ingrato el que no agradece un bien hecho de corazón. Pero si quien parece ingrato lo es porque vio un chantaje en el bien recibido, sólo es prudente»

— (Reflexiones sobre la fábula del cabrero y las cabras montesas)

  • No es ingratitud, sino prudencia: ¿Alguna vez alguien te dijo que eras ingrato y sin embargo no sentiste gratitud por desconfianza o prudencia? La gratitud llega cuando alguien te hizo un gran bien pero de corazón, sin pedir ni exigir nada a cambio. Alguien que se ganó tu confianza y cariño. Pero sin embargo, cuando esa persona hizo el bien con algún interés oculto, o pidió a cambio lealtad en exclusiva, o hizo algo con otros que te hizo sospechar o temer que podría pasar lo mismo contigo… tu gesto de supuesta deslealtad no fue más que prudencia.

Las cabras montesas de esta historia, ‘El cabrero y las cabras montesas’, actúan con prudencia al desconfiar y elegir la libertad, por miedo a terminar como sus otras compañeras, y pasar enseguida a un segundo plano. Vieron interés en el gesto del cabrero, y no sintieron confianza en él.

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Publicado por Estefania Esteban

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Soy Estefania Esteban y soy periodista y escritora de literatura infantil.

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