Aprender a estar en silencio. Historia zen para reflexionar

A veces es tan difícil mantener el silencio… Este texto corto, ‘Aprender a estar en silencio’, habla precisamente de ello, de lo difícil que resulta mantenerse callado en determinadas circunstancias. Y eso que todos conocemos ese famoso proverbio zen que dice ‘Cuando hables, procura que tus palabras sean mejores que el silencio’. Pero también nos lleva a pensar en las emociones e impulsos. En lo difícil que resulta controlar estos impulsos y los errores que terminamos cometiendo por ello.

TIEMPO DE LECTURA: 1 MINUTO

El relato corto ‘Aprender a mantener el silencio’, para reflexionar

Aprender a estar en silencio, un cuento zen para reflexionar
El cuento zen ‘Aprender a estar en silencio’

Cuenta una historia zen algo que les ocurrió a unos discípulos de la escuela Tendai, uno de los lugares más prestigiosos en el estudio de la meditación en Japón. Los discípulos eran muy jóvenes y aún se estaban acostumbrando a las normas de la escuela.

Cuatro de ellos eran muy amigos, y se retaron a permanecer en silencio durante siete días seguidos. Una semana de meditación y observación. ¿Serían capaces de lograrlo?

El primer día, todos estuvieron muy callados. Respetaron cada minuto de silencio, y se dedicaron a pensar y observar sin más. Hasta que llegó la noche y todo a su alrededor oscureció.

Las lámparas de aceite comenzaron a perder intensidad, y uno de los discípulos no pudo evitar decir a uno de los siervos:

– ¿Quieres rellenar las lámparas de aceite? ¡Apenas podemos ver!

Sorprendido, el segundo de los discípulos le dijo:

– Pero… ¿no se supone que no debíamos decir ni una palabra?

– Mira que sois estúpidos- intervino entonces el tercer discípulo-. Ninguno de los dos habéis respetado el silencio ni un día completo.

– Pues yo soy el único que no ha dicho nada– dijo orgulloso el cuarto discípulo.

Qué temas podemos trabajar con el cuento zen ‘Aprender a estar en silencio’

Utiliza este cuento corto, ‘Aprender a estar en silencio’, para reflexionar acerca de:

  • El compromiso.
  • La meditación. El silencio.
  • A dónde nos lleva la impulsividad.
  • El orgullo.
  • La necesidad de gestionar las emociones.

Reflexiones sobre el cuento ‘Aprender a estar en silencio’

Tal vez pienses que este cuento corto solo nos muestra lo difícil que es aprender a estar en silencio, pero si indagas y aprendes a leer en profundidad, te darás cuenta de que también nos está hablando de todos estos temas:

  • La impulsividad que nos lleva por mal camino: Sí, se dice que la juventud nos hace pecar de impulsivos, de emocionales. Tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. ¿Lo bueno? Estos impulsos nos hacen vivir de forma más intensa y saborear cada una de las emociones al máximo.

¿Lo malo? El riesgo que ello conlleva, porque los impulsos nos hacen errar con demasiada frecuencia. Por eso, en este cuento corto, ‘Aprender a estar en silencio’, los cuatro discípulos, que eran muy jóvenes e inexpertos en el arte de la meditación, cayeron en la trampa del impulso y no se pararon a pensar en el error que estaban a punto de cometer. Les faltó un segundo para contenerse y apretar bien los dientes para no hablar, pero no lo hicieron, dejándose llevar por las emociones. Pero… ¿qué emociones son estas?

  • El miedo del primer discípulo: La noche hace que las sombras se agranden y la luz desaparezca. Y todos tenemos miedo de lo que no podemos ver. El primero de los discípulos comenzó a sentir miedo ante una oscuridad cada vez más palpable, y no pudo reprimir el deseo de poder contar con unas lámparas más luminosas. Por eso ordenó al sirviente rellenarlas de aceite. El miedo fue el que le llevó a romper su promesa de silencio.

«Las emociones nos hacen vivir de forma más intensa, pero también nos llevan a cometer grandes errores»

(Reflexiones sobre ‘Aprender a estar en silencio’)

Más reflexiones sobre el cuento ‘Aprender a estar en silencio’

  • La prepotencia del segundo discípulo: Ante el fallo del primer discípulo, el segundo quiso recriminar a su amigo el error que acababa de cometer. Su prepotencia le llevó a recalcar lo que el resto ya sabía, que el primer discípulo había perdido la apuesta. En lugar de aguardar en silencio y seguir con su promesa, no pudo aguantar el deseo de ‘quedar por encima’ remarcando bien el fallo de su amigo. Esa prepotencia, ese deseo de dejar bien claro que el otro perdió y él no, le llevó a perder también, sin que se diera cuenta.
  • La falta de concentración del tercer discípulo: Un impulso llevó al tercer discípulo a hablar. Quería recriminar la falta de astucia e inteligencia de los dos primeros discípulos, y sin darse cuenta cayó también en su trampa. Fue un error emocional, del que seguramente se dio cuenta según decía esas palabras. Nos ocurre muchas veces, que actuamos sin pensar y según lo hacemos, nos damos cuenta del error. Demasiado tarde, claro.

Dos reflexiones más sobre este cuento zen

  • El orgullo traicionero: En el cuento ‘Aprender a estar en silencio’, el cuarto discípulo tampoco pudo callar. Y esta vez fue el orgullo el que le traicionó. Se creía vencedor, era el único de los cuatro que aún no había roto su promesa… y sin embargo, tenía que dejarlo claro, tenían que saber que él era el vencedor. Por supuesto, este error le llevó a la derrota a él también.
  • Y por supuesto, lo difícil que es aprender a estar en silencio: Parece sencillo, y es todo un arte. Mantener el silencio no significa aislarse de las emociones, sino aprender a gestionarlas. No significa no sentir miedo, felicidad, orgullo… El arte del silencio y la observación implica sentir todas esas emociones y manejarlas a nuestro favor. Sentir miedo, sí, pero dominarlo. Recibir ese vendaval de felicidad, sin sobrepasarnos, sentir orgullo, sin tener que demostrar que somos mejores que nadie… Aprender a controlar y a gestionar las emociones nos hace más sabios, sin duda, y no es fácil. Se trata de una tarea compleja que implica mucho control y serenidad.

«El silencio no nos obliga a renunciar a las emociones, sino que nos lleva a aprender a gestionarlas»

(Reflexiones sobre ‘Aprender a estar en silencio’)

Otros relatos cortos zen para reflexionar

Si te gustan este tipo de historias, como el de ‘Aprender a estar en silencio’, prueba a leer también estas otras:

  • El origen del ruido: Hablando de emociones, esta fábula zen nos ayuda a entender que las emociones nacen en nuestro interior, y nada de lo que nos rodea es culpable de cómo nos sentimos. Nosotros somos los que tenemos el poder de controlar las emociones.
  • El helecho y el bambú: Este cuento nos ayuda a reflexionar acerca de la importancia de la paciencia. No todo en la vida sigue el mismo ritmo de crecimiento. Debemos esperar sin ‘desesperar’ a mitad de camino.
Cuento oriental para momentos de crisis existencial: el helecho y el bambú
El cuento del helecho y el bambú
  • La roca y el perdón: Aprender a perdonar es más importante de lo que imaginamos. Esta fábula corta nos explica por qué.

Recuerda que también puedes escuchar muchos relatos para reflexionar a través de todos estos podcast:

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Publicado por Estefania Esteban

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Soy Estefania Esteban y soy periodista y escritora de literatura infantil.

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