Leoncio. Cuentos de amor en tiempos de coronavirus

Si algo nos ha enseñado la terrible pandemia del coronavirus es que el amor es lo único realmente imperturbable, el arma más eficaz para seguir adelante. Este cuento, ‘Leoncio’, es un relato que nace de una historia basada en hechos reales, una historia de amor que no entiende de edad ni de obstáculos. En esta ocasión, ella además sufre la terrible enfermedad del alzheimer. Ideal para adolescentes y adultos.

TIEMPO DE LECTURA: 6 MINUTOS

Una preciosa historia de amor en tiempos de coronavirus: Leoncio

Un cuento de amor en tiempos de coronavirus: Leoncio y su amor
‘Leoncio y su amor’, un cuento de amor en tiempos de coronavirus

Leoncio se despertó algo más tarde de lo habitual, había pasado mala noche, el día anterior había recibido una llamada de la Residencia donde cuidaban de su querida Emi, ya hacía tres años, desde que el Alzheimer impidió que la siguiera cuidando él.

Le avisaban de que debido a la pandemia habían suspendido las visitas a los residentes, ‘¿Pero…? yo soy su marido, ¿ni siquiera yo voy a poder visitar a mi Emi?’ La respuesta negativa al otro lado de la línea, le dejó sin palabras, un nudo en la garganta le impedía hablar. La secretaria de la Residencia siguió hablando ante su mutismo, le explicaba que tomaban esas medidas por el bien de todos, que eran necesarias, pero que en cuanto se desconvocara el confinamiento, le avisarían para que volviera a ir. Tenía que comprender, eran normas de las altas instancias.

El hombre apenas pudo balbucear que sí, que lo comprendía. ¿Qué remedio le quedaba?, pero el nudo se le iba bajando hacia el corazón.

¿Qué sería de su Emi, sin sus visitas diarias?, ¿quién le atusaría el pelo, quién le daría la merienda mientras le preguntaba si se encontraba bien?… ¿No echaría ella de menos los versos que le recitaba al oído?, aquellos que escribió para ella cuando él estudiaba Derecho, y ella iba a una academia de secretariado bilingüe…

Leoncio y su impaciente espera

¡Dios, cuánto tiempo había pasado! pero Leoncio seguía enamorado, y por eso mantenía la esperanza de que al escuchar aquellos versos, algún día. alguna tarde le reconociera, aunque solo fuera por unos momentos, era su gran ilusión.

Pasaron muchos días, pasaron meses, y el hombre se desesperaba, ¿cuándo acabaría aquello?, paseaba sin rumbo fijo, para muchas tardes, encontrarse a las puertas de la Residencia, y mirando hacia los ventanales, intentar ver su figura.

A veces esperaba a que saliera alguna de las enfermeras, y les preguntaba por ella. Siempre le decían que no se preocupara, que Emi estaba bien, y el siempre respondía:

– ¿Pero pregunta por mí?

Casi nunca había respuesta, la mayoría de las veces, la interrogada ladeaba la cabeza, con una sonrisa misericorde asomando a los labios, mientras le repetía que estuviera tranquilo, que ella estaba bien.

Así pasó mucho tiempo, a Leoncio se le hacía larguísimo, a veces, se decía a sí mismo, que aquello era un sueño del que al día siguiente despertaría. Otras, cogía los álbumes antiguos, y se recreaba mirando las fotos de los dos. Las fotos de novios, las de cuando terminó la carrera con su birrete…

Las de la boda, ¡que guapa estaba Emi!

Y llegó el esperado momento

De vez en cuando sonaba el teléfono, y alguno de los hijos le preguntaba que tal estaba, y le animaba diciendo que ya quedaba menos. Pero él callaba que se encontraba muy solo, y que a veces las lágrimas se le escapaban, cada día era más sentimental, no lo podía evitar.

De pronto un día sonó el teléfono, y como era temprano se extrañó, sus hijos no solían llamar tan pronto. Al descolgar, escuchó la voz de la secretaria de la Residencia, y su corazón dio un brinco, ¿Cómo estaba Emi, le había pasado algo? La voz del otro lado de la línea le tranquilizó, ella estaba bien, pero le llamaba para darle una alegría, ¡por fín podría volver a visitarla!

– ¿Sí, de verdad?- se entrecortaba preguntando, casi como un adolescente, mientras reía nervioso por la emoción- . ¿Puedo ir esta misma tarde?

Y al escuchar la respuesta afirmativa, casi dio un brinco entusiasmado. La voz femenina le recordó el protocolo a seguir, que llevara mascarilla de las seguras, desinfectarse las manos, etc. 

– Sí , sí, no se preocupe, que tendré el máximo cuidado, soy una persona responsable- respondió él.

La visita de Leoncio

Aquella tarde, a las cinco en punto, tocaba el timbre de la Residencia, la portera le abrió y se quedó asombrada ante aquel setentón trajeado como para ir a la Ópera, luciendo un perfecto afeitado, y con un precioso ramo de rosas rojas en su mano derecha.

– Vengo a visitar a Dña. Emilia- dijo él sonriendo ante la cara de lela que observó en la otra.

– Pase, pase- acertó a decir la portera- está sentada en el jardín.

Cuando Emi sintió silbar aquella melodía a sus espaldas, se quedó pensativa por unos instantes, luego se giró, y al ver a su marido tan apuesto, con aquella sonrisa, ofreciéndole el ramo de rosas rojas… tuvo un momento de lucidez, y con el rostro arrebolado exclamó:

– ¡Leo, mi Leo!, 

Leoncio reía, por dentro de la mascarilla, y la auxiliar que la cuidaba, no pudo contener las lágrimas. Aquello fue muy comentado y hasta el médico, explicó que afortunadamente, el amor seguía obrando milagros.

(‘Leoncio’ – Cuento original escrito por María Luisa López)

Algunas reflexiones sobre el cuento de ‘Leoncio’

El amor es el único capaz de vencer al peor de los enemigos: el olvido. Una preciosa historia que habla de esperanza y fortalezas.

  • Lo único que no se olvida es el amor: el alzheimer es una terrible enfermedad que arrebata los recuerdos, pero hay estudios que defienden, que esta enfermedad sin embargo no puede erradicar ciertas emociones. Muchos médicos se han sorprendido al comprobar que una persona con alzheimer es capaz de olvidar los nombres, el parentesco familiar… puedes olvidar y confundir a sus hijos. Pero sin embargo, recuerdan el amor. Algo que queda bien patente en esta historia de Leoncio.
  • La lucha en plena pandemia: y sí, el amor también derriba virus o al menos, otorga más fuerza a quien se encuentra luchando por sobrevivir. La actitud ante una enfermedad es vital, y aunque no siempre se consiga, aquellos que luchan con todas sus fuerzas y tienen un buen motivo para seguir adelante, tienen más posibilidades de lograrlo que aquellos que piensan que no van a vencer.

«El amor a veces consigue aquello que la razón jamás podría lograr»

(Reflexiones sobre el relato ‘Leoncio’)

Otros hermosos cuentos sobre la vida para pensar

¿Te gustó el relato de Leoncio? Aquí tienes más cuentos que te ayudarán a reflexionar sobre los aspectos más importantes de la vida:

  • Aprovecha cada minuto, con El buscador: No se trata de vivir mucho, sino de vivir bien. Apuesta por llenar tu vida de minutos en lugar de llenar de minutos la vida.
  • El porqué de los obstáculos, con El desafío: Nos quejamos por los obstáculos y dificultades que encontramos en la vida, sin darnos cuenta de que son estos precisamente quienes dan sentido a la vida en sí.
El desafío, un cuento budista para reflexionar sobre las dificultades de la vida
El desafío, un cuento para reflexionar sobre la necesidad de luchar en la vida
  • No quieras correr en la vida, con La bobina maravillosa: No queramos correr y vivir demasiado deprisa, porque cuando menos lo esperemos, la vida estará llegando a su fin, y ya no habrá vuelta atrás.

Y recuerda que también puedes escuchar muchos relatos realmente preciosos, narrados. Los encontrarás aquí:

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Publicado por María Luisa López Sánchez

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Soy Estefania Esteban y soy periodista y escritora de literatura infantil.

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