Este cuento budista, ‘La prueba’, nos enseña cómo funcionan las tentaciones y cómo aprender a reconocerlas y nos ofrece una interesante reflexión sobre la necesidad de mantener la conciencia limpia. Un relato fantástico para adolescentes, jóvenes y mayores. ¡No te lo pierdas!
TIEMPO DE LECTURA: 3 MINUTOS
Un cuento budista sobre las tentaciones y la conciencia: La prueba
Un día, el gran maestro le dijo a sus discípulos:
– Atended un momento, quería pediros una cosa… Soy viejo ya y es vuestro deber ayudarme a sobrevivir de la mejor manera posible. No tengo dinero, y lo necesito.
– Pero maestro- dijo entonces uno de los discípulos- Con lo poco generosos que son aquí… ¿cómo conseguiremos reunir el dinero?
– Sí, ya sé que la forma más natural de conseguir el dinero es pidiéndolo, pero hay otra forma… ¡cogiéndolo! En realidad, es algo que nos correspondería tener, ¿no es así? Una especie de paga por nuestros servicios… Lo que pasa es que yo soy mayor y no puedo hacerlo, pero vosotros sois jóvenes y no os costará tanto. No es muy difícil, solo tenéis que escoger a algún hombre rico y apropiaros de su bolsa en algún lugar en donde nadie os vea. Eso sí, sin hacerle daño…
Al principio todos se quedaron un tanto sorprendidos de que su maestro les pidiera robar, pero al cabo de un rato, la mayoría de los discípulos estaba conforme con la petición:
– Claro, maestro, por ti haremos todo lo que haga falta. Iremos a por el dinero.
El discípulo que supo entender la prueba y la lección del maestro
Sin embargo, uno de los discípulos se mantenía en silencio. El maestro, al darse cuenta, preguntó:
– Todos tus compañeros son muy valientes y han decidido ayudarme con el plan. Pero tú sin embargo, tú no dices nada. ¿Por qué?
– Lo siento, maestro. Si no dije nada es porque veo el plan inviable…
– ¿Inviable?
– Sí, maestro. Tú mismo dijiste que escogiéramos un lugar en donde nadie nos viera robar… pero no existe tal lugar. En cualquier lugar en donde yo esté mi Yo me verá robar. Preferiría mendigar que permitir que mi Yo vea que hago algo con lo que no estoy de acuerdo.
El maestro entonces sonrió y dijo muy contento:
– ¡Qué alegría! Me enorgullece comprobar que al menos uno de mis discípulos lo ha entendido todo…
Entonces, el resto agachó la cabeza al darse cuenta de que su maestro les había puesto a prueba y se sintieron muy arrepentidos de haber caído en la trampa. Desde entonces, cada vez que escuchaban en su cabeza un pensamiento indigno, o sentían tentaciones de obrar mal, recordaban eso que su compañero dijo: ‘Mi Yo me ve’, y lo desterraban de su mente.
Reflexiones sobre el cuento budista La Prueba
Nuestra conciencia nos acompaña a todas partes. No existe ningún lugar, efectivamente, en donde podamos mantenernos invisibles y alejados de ella. Este es el mensaje que este fantástico cuento corto nos traslada:
- Aprende a reconocer las tentaciones: La mayoría de discípulos del maestro no supieron ver que les estaban poniendo a prueba. La prueba era en realidad una trampa, una tentación. En este caso, el maestro les tentaba y les proponía mostrar su fidelidad a pesar de cometer un acto inapropiado. Ellos decidieron caer en la tentación de cumplir con la orden de su maestro a pesar de todo, porque no se dieron cuenta de que en realidad era una prueba.
- La conciencia va a todas partes con nosotros: Podrás esconderte de los ojos de otras personas, pero debes saber, tal y como nos recuerda el discípulo que supo decir No al maestro, que nunca podrás ser invisible a los ojos de nuestra propia conciencia. Así, cada vez que cometas un comportamiento inadecuado o te llegue algún pensamiento malo, puedes recordar que tú ‘Yo interno’ te ve. De ahí que cada vez que hacemos algo que consideramos inapropiado, sintamos ‘remordimientos’. Nuestro ‘Yo’ nos lo recuerda porque lo vio y en realidad somos bien conscientes de ello.
Una reflexión más sobre ‘La prueba’
- La necesidad de aprender a decir No: En ‘La prueba’, el único que tuvo la valentía de decir No a la propuesta del maestro fue el que el resto en un principio vio como ‘desleal’. Sin embargo, la lealtad se manifiesta muchas veces en esa capacidad de mantenernos íntegros y fieles a nuestros valores y en la fortaleza y convicción de estar haciendo lo adecuado. Debemos tener la fortaleza de decir No cuando nuestro Yo interior diga No. Si no, llegarán los remordimientos. De hecho, no hay nada peor que engañarse a uno mismo.
«Debemos tener la fortaleza de aprender a decir No cuando nuestro Yo interior diga No…»
— (Reflexiones sobre ‘La prueba’)
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- Toma perspectiva… El problema: A veces nos volvemos locos buscando la solución a un problema cuando en realidad la solución está en deshacerse del propio problema. Lo entenderás mejor después de leer esta increíble fábula.
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Un comentario
Que , al final Tiene una enseñanza que a veces hay que desir que no y a un que nadie nos ve nosostros mismos nos vemos.//)