El envidioso. Una fábula corta de Juan Eugenio Hartzenbusch explicada

Esta fábula, ‘El envidioso’, fue escrita en el siglo XIX por el dramaturgo y poeta español Juan Eugenio Hartzenbusch (1806-1880), el escritor de ‘Los amantes de Teruel’. Con este breve relato describe a la perfección el terrible sentimiento de frustración que conlleva la envidia, y el mal que nos hace al apoderarse de nosotros sin control. No te pierdas la historia y sus reflexiones finales.

TIEMPO DE LECTURA: 6 MINUTOS

La fábula del envidioso

El envidioso, una fábula de  Juan Eugenio Hartzenbusch
‘El envidioso’, una fábula de Juan Eugenio Hartzenbusch

Vivía un hombre en una casa muy coqueta a las afueras del pueblo, en el campo. Tenía un huerto y un hermoso jardín, pero a pesar de todos sus intentos, no había conseguido ver crecer sano ningún árbol frutal. Probó a sembrar diferentes árboles, pero o bien no germinaban o al poco de nacer, el árbol se secaba… Ni un triste limonero consiguió este hombre ver crecer.

Sin embargo, junto a su casa vivía un cura bonachón, con muy buena mano para el campo. Su casa era muy parecida, pero en su jardín contaba con un espléndido manzano que hacía las delicias de muchos de sus vecinos. El árbol era hermoso, fuerte, y daba unas deliciosas y dulces manzanas amarillas.

El hombre lo miraba con celos, luego con envidia. ¿Cómo era posible que en el mismo lugar, con la misma tierra, su vecino pudiera tener ese manzano y él no consiguiera ver crecer ninguno?

La envidia fue en aumento y su frustración le llevó a tomar una decisión: debía destruir aquel manzano. Se le ocurrió llevar por las noches desperdicios y basura para intentar pudrir las raíces del árbol. Cáscaras de patata, excrementos de los animales… Sin embargo, cada día que pasaba el árbol se veía más fuerte y esplendoroso. No se daba cuenta que en lugar de estropear las raíces del árbol, aquella basura hacía de abono, alimentando y nutriendo al manzano en lugar de dañarlo.

El cura consiguió manzanas mucho más grandes y un árbol muy robusto, mientras que su vecino, sin saber qué sucedía, siguió cada noche esparciendo basura, con el objetivo de malograr aquel manzano. Nunca lo logró.

Moraleja: "No dejes que la envidia te lleve a la acción, ya que no te aportará felicidad, sino más bien, desgracia"
('El envidioso' - Juan Eugenio Hartzenbusch)

La fábula original del envidioso, de Juan Eugenio Hartzenbusch

Aquí tienes la fábula del envidioso que escribió Juan Eugenio Hartzenbusch:

Magnífico manzano
en el corral de un clérigo crecía.
Un vecino, de envidia se moría
viéndole tan fecundo y tan lozano:
él ni manzano ni corral tenía.

Y ya que de otro modo
no supo desfogar su encono fiero,
arrojaba al frutal desde un granero
el desperdicio de su casa todo,
haciendo del corral estercolero.

Bien ensució el ramaje;
mas la lluvia a su tiempo le limpiaba,
la tierra con la broza se abonaba,
y el resultado fue del ruin ultraje
que más fruto y mejor el árbol daba.

Más útil que nociva
es la gente mordaz que tanto abunda,
pues hace con su rabia furibunda
que el íntegro varón más cauto viva,
y más pronto a sus émulos confunda.

( Juan Eugenio Hartzenbusch)

Qué temas puedes trabajar con la fábula del envidioso

Utiliza esta fantástica fábula de Juan Eugenio Hartzenbusch, ‘El envidioso’, para reflexionar sobre:

  • La envidia y el sentimiento que provoca.
  • La necesidad de controlar nuestras emociones.
  • El sentimiento de injusticia.
  • El amor propio.
  • Diferencias entre celos y admiración.

Reflexiones sobre la fábula del envidioso

Los celos son diferentes a la admiración. Puede gustarte lo que poseen otras personas pero si el sentimiento crea frustración por no tener lo mismo, tenemos un problema. Debemos aprender a dominar ciertas emociones que nos producen infelicidad.

  • La envidia te destruye: El envidioso desea lo que no tiene, pero además de sentir una frustración tremenda y un sentimiento terrible de infelicidad, desea destruir lo que el otro tiene, con la intención, piensa él, de ‘instaurar la justicia’, o ‘su justicia’. ‘Si yo no puedo tenerlo, que tampoco lo tenga el otro’, piensa. Y le parece justo y razonable.

Sin embargo, así no conseguirá la felicidad que ansía, y puede que tampoco consiga la infelicidad del otro, puesto que tal vez para el otro la felicidad no resida en eso mismo que él tanto desea. La cuestión radica en valorar lo que tenemos y en no desear lo que tienen otros. El amor propio es esencial para poder vencer el sentimiento de envidia.

  • En busca de la felicidad: El envidioso pensaba que con un árbol frutal podría ser feliz, ya que veía feliz a su vecino con el manzano. Sin embargo, al no poder conseguir su propio árbol frutal, pensó que destruyendo la felicidad de su vecino, conseguiría ser él más feliz. Al menos, ya no tendría delante aquel ‘objeto de deseo’ y podría librarse del sentimiento de envidia. Pero, ¿qué hubiera pasado si hubiera conseguido destruir el árbol? Hubiera tenido envidia por cualquier otra cosa. La sed del envidioso no termina acabando con el agua de otros… Él seguirá teniendo sed.

Lo que necesita el envidioso, sin darse cuenta, es conseguir el agua para sí mismo, es decir, aquello que le aporte felicidad. Y la felicidad no está fuera, sino dentro de nosotros. Consiste en apreciar lo que tenemos, valorarlo y amarlo.

Una reflexión más sobre la fábula del envidioso

  • La necesidad de controlar las emociones: Todos hemos sentido celos alguna vez por los logros de otros. En nuestras manos está transformar ese sentimiento en algo positivo, que nos empuje a crecer y a seguir sus pasos, o por lo contrario, dejarnos llevar por la envidia, sentir cómo arde la frustración por dentro, y sentirnos terriblemente vacíos, inútiles e infelices.

El sentimiento de fracaso que sentía el envidioso en esta fábula se podría haber gestionado de otra manera. Puede servir como trampolín para crecer y buscar algo diferente. Podría haber pensado el envidioso «muy bien, si no tengo frutales, tendré las rosas más hermosas». Pero el envidioso, con su baja autoestima, decidió que lo mejor era destruir lo que el otro tenía. Y eso nunca da buenos resultados. Al menos, nunca da la felicidad al envidioso.


«El amor propio es esencial para evitar el sentimiento de envidia»

— (Reflexiones sobre la fábula ‘El envidioso’)

Otros relatos fantásticos sobre la envidia

¿Quieres profundizar más en el tema de la envidia? Prueba a leer estos otros interesantes relatos:

  • Las medias de los flamencos: Intentar ser como otros por pura envidia no suele dar buenos resultados. Los demás siempre verán el ‘engaño’.
  • El cordero envidioso: De nuevo una fantástica fábula sobre la envidia y sus consecuencias. En este caso, el envidioso intenta poseer lo que no tiene, a pesar de tener lo mejor. Descubre cómo acaba la historia.
El cordero envidioso, una fábula de Godofredo Daireaux
Fábula del cordero envidioso
  • El canario y el grajo: Esta vez nos encontramos con una fábula de Tomás de Iriarte. De nuevo el envidioso desea lo que no tiene. ¿Qué será capaz de hacer el grajo para conseguir el dulce trino del canario?

Y recuerda que también puedes escuchar muchas fábulas populares narradas mediante podcast. Las encontrarás en el canal de Tucuentofavorito.com en Spotify o en Ivoox.

¿Te ha gustado el contenido?

Puntuación media 0 / 5. Votos: 0

¡Todavía no hay votos! Sé el primero en valorar el contenido.

Publicado por Estefania Esteban

icono tucuentofavorito
Soy Estefania Esteban y soy periodista y escritora de literatura infantil.

¡Es tu turno! Deja un comentario y opina

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *