Fábula corta sobre la prudencia y la vanidad
Esta fábula corta de Jean de La Fontaine, ‘La zorra, el lobo y el caballo’, es una fábula que nos habla de prudencia y de las consecuencias de la vanidad. No te pierdas esta divertida historia y las reflexiones finales sobre la moraleja y los mensajes que transmite.
TIEMPO DE LECTURA: 2 MINUTOS
La fábula para niños ‘La zorra, el lobo y el caballo’
Vio una zorra muy joven un buen día un caballo. Era la primera vez que veía un animal así, y le pareció muy hermoso, pero al no conocerlo, tenía miedo de acercarse demasiado a él. Decidió contarle su hallazgo al lobo.
– ¡Ni imaginas lo hermoso que es este animal!
– Creo que exageras, zorra- le dijo el vanidoso lobo.
– Pues acompáñame y te llevaré hasta él- le dijo entonces ella.
El lobo fue con la zorra hasta donde estaba el caballo. El animal sospechó entonces de esta ‘extraña’ visita…
– Nos gustaría saber cuál es tu nombre- le dijo la zorra.
Pero el caballo desconfió y respondió con astucia:
– Lo llevo escrito en la suela de mis ‘zapatos’. Si se acercan más, podrán leerlo…
La zorra, que era pequeña pero muy astuta, miró la herradura del caballo y no le dio ‘buena espina’.
– Yo es que no fui a la escuela y no sé leer, pero mi amigo el lobo ha sido muy bien instruido y seguro que podrá hacerlo sin problemas.
Y el lobo, hinchado por el orgullo, se acercó hasta el caballo. El animal aprovechó para darle una soberana coz. Le envió hasta el otro lado de la cerca con cuatro dientes menos. El caballo se alejó de allí relinchando y riendo sin parar.
Moraleja: «Cuídate con prudencia siempre de lo desconocido»
(Jean de La Fontaine)
La fábula de Jean de La Fontaine en verso
Y aquí tienes otra versión de esta fábula, más cercana a la original del escritor francés:
Una raposa, joven todavía, pero de los más solapados,
vio por primera vez un Caballo,
y dijo a cierto Lobo, aún inexperto:
– Ven: un animal gallardo y corpulento
está paciendo en nuestra pradera.
Aun estoy encantado de verlo.
– ¿Es más fuerte que nosotros? –preguntó el Lobo
riendo–. Hazme su retrato.
– Si fuese yo pintor, o estudiante –respondió la raposa–,
te anticiparía el placer de admirarlo.
Pero, ven. ¿Quién sabe?
Quizás es una presa que nos envía nuestra buena suerte.
Fueron, y al Caballo, que habían llevado a pacer,
le hicieron tan poca gracia aquellos camaradas,
que estuvo a punto de tomar las de Villadiego.
– Señor –díjole la raposa–, estos sus humildes
servidores quisieran saber su nombre.
Lo que hizo el caballo
El Caballo, que no era lerdo, les contestó:
– Lean mi nombre, señores: el zapatero me lo ha
escrito en la suela del zapato.
Se excusó la raposa, porque tenía pocas letras.
– Mis padres –dijo– no me han enviado a la escuela;
son tan pobres, que no tienen más que
el rincón en que viven. Los del Lobo,
que son gente de pro, le han enseñado a leer.
Lisonjeado el Lobo por aquellas palabras, se acercó.
¿Saben lo que le costó su vanidad? Cuatro dientes:
el Caballo le dio un par de coces,
y el infeliz rodó por tierra, maltrecho y ensangrentado.
– Hermano –dijo la raposa–, esto confirma lo que dice el adagio:
ese animal te ha dejado escrito en las quijadas
que es de cuerdos desconfiar de los desconocidos.
(Jean de La Fontaine)
Qué temas puedes trabajar con esta fábula de La Fontaine
Utiliza esta fábula corta para hablar de:
- La vanidad y sus consecuencias.
- Por qué debemos ser prudentes ante lo desconocido.
- El ingenio, aliado de la prudencia.
Reflexiones sobre esta fábula para niños
Ante lo desconocido, mucho cuidado. Así nos lo enseñan en esta fábula dos animales.
- La vanidad nos hace daño: Nunca mejor explicado, ¿verdad? El animal de esta historia que sale perjudicado es el lobo. Termina coceado y con cuatro dientes menos por culpa de su falta de prudencia. ¿Y qué le llevó a ‘bajar la guardia’ y a no recordar que debía ser prudente ante lo que no conocía? La vanidad. Sí, tanto la vanidad como la soberbia nos hace más débiles y vulnerables, ya que minimizamos o incluso anulamos nuestro sentido de la prudencia. Y por eso terminó el lobo pagando las consecuencias de su error.
- El ingenio y la prudencia, grandes aliados: Fue muy inteligente el caballo al no fiarse de aquellos que no conocía. La mentira muchas veces se disfraza con buenos modales y más aún las malas intenciones. De ahí que sospechara que alguno de los ‘visitantes’ quería en realidad burlarse de él o hacerle daño. Rápidamente ideó un plan para librarse de ellos y aunque la zorra fue astuta y no cayó en la trampa, pudo darle un escarmiento o un aviso al lobo.
- La astucia de una zorra que sabe cómo escapar del riesgo: Sí, nuestra protagonista quería conocer mejor al caballo pero sabía que era un riesgo, así que ante la sospechosa ‘oferta’ del caballo, decidió que fuera otro el que probara suerte. Para ello, aprovechó la vanidad del lobo para que fuera él quien se acercara. Ella sabía que el lobo no podría resistirse a demostrar que era más culto e instruido que la zorra. Un anzuelo que el lobo picó sin dudar.
«La vanidad y la soberbia nos hacen más débiles.»
— (Reflexiones sobre esta fábula de La Fontaine)
Otras fábulas cortas sobre la prudencia
Aquí tienes más fábulas que hablan de las consecuencias de la imprudencia y de la importancia de desconfiar de lo desconocido:
- De nuevo la vanidad… Los patos y la tortuga: En esta fábula de Esopo volvemos a darnos cuenta de cómo la vanidad es la causa muchas veces de nuestras mayores imprudencias.
- El león viejo y la zorra: Frente a los más astutos pero con malas intenciones, la prudencia es la única que puede librarnos de un fatal destino. No te pierdas esta fábula de Esopo.
- El chacal y el cocodrilo: Esta fábula india nos vuelve a avisar de la necesidad de ser prudentes estar alerta constantemente ante posibles enemigos.
Muchas más fábulas de La Fontaine para niños
Si te gustan las fábulas cortas de Jean de La Fontaine, consulta esta completa selección de fábulas cortas explicadas para niños:
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