La serpiente blanca. Cuento para niños de los Hermanos Grimm

Este cuento, ‘La serpiente blanca’, es uno de los menos conocidos de los Hermanos Grimm. Sin embargo, está repleto de magia, aventuras y valores esenciales sobre los que podemos reflexionar, como la humildad, la compasión, la gratitud… ¡Descúbrelo!

TIEMPO DE LECTURA: 8 MINUTOS Y MEDIO

Un cuento de los Hermanos Grimm lleno de aventuras: ‘La serpiente blanca’

La serpiente blanca, un cuento infantil de los Hermanos Grimm
La serpiente blanca, un cuento de los hermanos Grimm para niños

Hace mucho tiempo existió un rey muy sabio. Todo lo sabía, y sin haber viajado nada. Era capaz de saber qué sucedía en el reino más lejano sin haber puesto un pie allí. Así que todos le brindaban respeto y admiración.

En realidad era un rey muy campechano y normal. Solo tenía una rareza: cada mediodía, después de comer todos los manjares que le servían, cuando ya se habían retirado todos, pedía a su más fiel criado que trajera un plato cubierto con un paño blanco de la cocina. El hombre obedecía sin rechistar.

El criado no sabía qué escondía el plato. Al dejarlo en la mesa, el rey le ordenaba retirarse y solo disfrutaba él de lo que escondía el paño.

Un día el criado sintió mucha curiosidad por descubrir lo que le llevaba al rey cada día y antes de llevar el plato, paró en su habitación y levantó el paño. Entonces vio que había una serpiente blanca y probó un poco, muy poco para que no se notara…

Después llevó el plato al rey como de costumbre. Pero al volver a su habitación descubrió en la ventana a un par de gorriones que hablaban de un viaje que acababan de realizar.

– Pero… ¿por qué puedo entender lo que dicen?- se preguntó el criado.

Entonces se dio cuenta de que la serpiente blanca era mágica y ahora podía entender el idioma de los animales.

El criado supera un problema gracias a la serpiente blanca

Pero ese mismo día la reina perdió su anillo más preciado. El rey le mandó llamar:

– Sé que tú tienes acceso a las joyas de la reina- le dijo- Si no encuentras al ladrón, tendré que darte a ti por culpable…

El pobre criado, que no había hecho nada, estaba atemorizado. ¿Cómo iba a descubrir al ladrón? Decidió salir al patio a tomar el aire y junto al estanque escuchó a dos patos que hablaban.

– Uff… Me siento muy pesado- le decía uno al otro.

– ¿Qué te pasa?- contestó el otro.

Me tragué la sortija que la reina había dejado en la repisa de la ventana…

El criado agarró entonces al pato y lo llevó al cocinero.

– Corre- le dijo- cocina este pato para el mediodía y dime si encuentras algo en su estómago.

Dicho y hecho, el cocinero encontró la sortija de la reina. El rey, avergonzado por haber acusado injustamente a su criado, le dijo que le pidiera lo que quisiera.

– No quiero tierras ni riquezas- dijo el criado- Solo un caballo y algo de dinero para recorrer mundo.

Y así fue cómo el criado salió de viaje al día siguiente.

La serpiente blanca: Los animales que el criado encuentra por el camino

A poco de comenzar, se encontró con unos peces que habían quedado presos en una red de pescar. Estaban gritando auxilio y él, que tenía buen corazón, se acercó para liberarlos.

– Oh, muchas gracias- dijeron los peces- ¡Te lo pagaremos algún día!

Y los peces se alejaron nadando…

El criado siguió su camino y al llegar a una zona repleta de hormigas escuchó al rey de estos insectos decir:

– ¡Cuidado, que se acerca uno de estos terribles humanos con un caballo que nos pisotea sin piedad!

Al oír lo que decía, el criado se retiró a un lado del camino para pasar por el único lugar en donde no había hormigas.

– ¡Muchas gracias, caballero!- dijo el rey de las hormigas- ¡Te lo pagaremos algún día!

El criado siguió avanzando. Y se encontró con unos pequeños cuervos que lloraban.

– ¿Y ahora qué haremos, si apenas sabemos volar? ¡Nuestra madre nos ha echado de casa demasiado pronto!

El criado decidió entonces dejarles su caballo como alimento, ya que era viejo y estaba a punto de morir.

– ¡Muchas gracias!- dijeron los cuervos. ¡En cuanto podamos, te lo pagaremos!

El criado debe superar tres difíciles pruebas en ‘La serpiente blanca’

El criado llegó a pie hasta un reino que no conocía. Allí, escuchó que la hija del rey buscaba marido, pero que antes debía pasar una terrible prueba por la que muchos pretendientes habían muerto. La curiosidad le llevó hasta el castillo y al ver a la princesa se enamoró al momento de ella.

– ¿Estás seguro de que quieres intentarlo?- dijo el rey al ver lo joven que era- Mira que muchos otros más fuertes que tú lo intentaron antes sin éxito…

– Serían más fuertes, majestad, pero no sentirían el amor que siento yo por vuestra hija…

– De acuerdo entonces- respondió el rey-. La prueba es la siguiente: debes encontrar una sortija que mi hija arrojó al mar. Tienes un día para conseguirlo.

El criado miró desde la orilla la inmensidad del mar y pensó:

– ¿Cómo conseguiré encontrar la sortija?

Pero, nada más entrar al mar, sintió que unos peces le rodeaban. Uno de ellos llevaba algo en la boca y lo depositó en su mano. ¡Era la sortija que buscaba!

– Tú nos ayudaste a salvar la vida y ahora nosotros queremos ayudarte.

El criado les dio las gracias y llevó la sortija ante el rey. La princesa asintió. Era la que había arrojado al mar. Sin embargo, como era muy soberbia, decidió imponer otra prueba: mandó esparcir una docena de toneles de mijo por el patio:

– Durante esta noche, debes recogerlo todo y devolverlo a los toneles.

¡Eran montañas de mijo! El criado se sentó a pensar cómo hacer aquello cuando vio llegar una fila inmensa de hormigas:

– ¡Saludos, joven amable! Soy el rey de las hormigas que tuviste cuidado de no pisar… Deja que nosotras devolvamos el mijo a los toneles.

Y así, entre todas las hormigas, y bien organizadas, consiguieron devolver todo el mijo a su lugar.

La última prueba del criado en ‘La serpiente blanca’

La princesa, sin embargo, exigió una tercera y dura prueba:

– Me casaré definitivamente contigo si consigues una manzana de oro del árbol de la vida.

– ¿El árbol de la vida? ¿Dónde está?

Pero no hubo ninguna pista. El criado partió por diferentes reinos en busca de un árbol que nadie conocía. Cuando ya estaba a punto de tirar la toalla, se tumbó a descansar bajo un manzano y de pronto cayó sobre sus manos una manzana de oro. Al mirar hacia las ramas. vio a unos cuervos que le dijeron:

– Somos los cuervos a lo que libraste de morir de hambre. Al fin aprendimos a volar y escuchamos que buscabas esta fruta. Hemos volado hasta el otro lado del planeta para conseguirla.

– Oh… ¡no sé cómo agradecéroslo!- dijo el hombre impresionado.

Entonces, llevó la manzana hasta la princesa. Al probarla, sintió un profundo amor hacia el criado. Poco después se casaron y vivieron muchos años felices.

Qué valores puedes trabajar con este cuento de ‘La serpiente blanca’

Utiliza el cuento de ‘La serpiente blanca’, de los Hermanos Grimm, para hablar de estos valores:

  • El valor de la gratitud.
  • La caridad.
  • El valor de la generosidad.
  • La perseverancia y el esfuerzo.
  • El valor de la cooperación.

Reflexiones sobre el cuento ‘La serpiente blanca’

Este cuento de ‘La serpiente blanca’ esconde una gran enseñanza. Sus aventuras muestran las recompensas que se ofrecen a aquel que demuestra tener buen corazón:

  • La gratitud que nace de la bondad: El criado de la historia de ‘La serpiente blanca’ obtuvo un don movido por una gran curiosidad. Podía haber usado el don para su beneficio particular y sin embargo, lo utilizó para ayudar a otros. Esta bondad que nace del corazón es recompensada por medio de la gratitud de aquellos que reciben la ayuda.
  • El esfuerzo y la perseverancia para conseguir un objetivo: La verdad es que las pruebas que tenía que pasar el criado en el cuento de la serpiente blanca eran muy complicadas, pero él decidió no hundirse y confiar en sus posibilidades. El esfuerzo y la perseverancia le llevaron a conseguir su objetivo. Eso, y la ayuda de aquellos a los que él ayudó en su día.
  • La cooperación para conquistar imposibles: Está claro que el protagonista de esta historia de ‘La serpiente blanca’ no hubiera conseguido pasar ninguna de las pruebas si no llega a ser por la ayuda de los peces, las hormigas y los cuervos. Gracias a la cooperación de todos ellos, consiguió lo imposible.

«La bondad siempre recibe una recompensa por medio de la gratitud.»

— (Reflexiones sobre ‘La serpiente blanca’)

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Publicado por Estefania Esteban

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Soy Estefania Esteban y soy periodista y escritora de literatura infantil.

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