La llegada del cautivo y Zoraida. Capítulo XXXVII de Don Quijote de la Mancha, adaptado

‘La llegada del cautivo de Zoraida’, capítulo XXXVII de Don Quijote de la Mancha, llega tras el encuentro en la venta de Dorotea con su marido, Fernando y de Cardoso con su querida Luscinda. Aquí encontrarás una adaptación, para que los niños también puedan entender la historia. Se incluye el discurso de las armas y las letras, que don Quijote hace entre los capítulos XXXVII y XXXVIII.

TIEMPO DE LECTURA: 8 MINUTOS

La llegada del cautivo y Zoraida, de Don Quijote de la Mancha

Llegada del cautivo y Zoraida, Don Quijote de la Mancha
El capítulo de la llegada del cautivo y Zoraida a la venta, Don Quijote

Lo cierto es que Sancho Panza se quedó en estado de shock tras darse cuenta de que su hermosa princesa Micomicona era en realidad Dorotea, mujer de Fernando. ¿Podría perder por esta dura realidad él su deseado título nobiliario? Y todo esto sucedió mientras su señor, Don Quijote, dormía plácidamente a pierna suelta.

Aprovechó Sancho al ver que despertaba para ir a exponer sus penas:

– Ya puede vuestra merced seguir durmiendo tranquilamente, pues no tendremos que matar a ningún gigante ni devolver a la princesa su reino, que ya todo está hecho y concluido.

– Lo sé, Sancho… de buena tinta, pues he librado con el gigante la más cruenta batalla y de un certero golpe conseguí derribarlo. Le corté la cabeza y fue tanta la sangre que derramó, que fluyó por la tierra como si fueran ríos…

– De vino tinto, querrá decir. Debe saber vuestra merced que aquel al que derribó no era un gigante, sino un cuero de vino.

– ¿Qué dices, loco?- gritó indignado Don Quijote, ante las palabras de Sancho.

– Levántese su merced y verá lo que digo, lo que hizo, lo que tenemos que pagar y a la princesa convertida en una dama particular llamada Dorotea.

– Ya te dije, Sancho, que esta venta está encantada, y lo que sucede aquí está siempre envuelto en encantamientos.

– Pues no creo que mi manteamiento fuera obra de ningún encantamiento… fue muy real, doy fe.

Y mientras Sancho y Quijote hablaban, el caballero se vestía para salir de la habitación, el cura aprovechó para contar la historia de Don Quijote a don Fernando, que por supuesto, escuchó muy atento, alegando que realmente ese pobre hombre habría caído en la locura.

– Tal vez debería seguir con la historia que él cree- dijo entonces Dorotea- para hacerle llegar a su hogar…

» – Debe saber vuestra merced que aquel al que derribó no era un gigante, sino un cuero de vino».

(La llegada del cautivo y Zoraida)

La llegada del cautivo y Zoraida, para sorpresa de todos los de la venta

En esto que entró en la estancia Don Quijote, con su armadura magullada, su yelmo abollado sobre la cabeza y su enjuta figura. Y dijo lo siguiente a Dorotea:

– Me han informado, señora, de que de princesa y posible reina ha caído a una simple doncella… Tal vez haya sido por obra y gracia de su padre, temeroso de que yo no pudiera defenderla del cruel gigante. Pero debe saber que hace poco me enfrenté a él y volvería a hacerlo…

– ¡No era un gigante, que eran cueros de vino!- alegó el ventero.

Don Fernando le mandó callar, interesado como estaba en el diálogo de Don Quijote.

– Señora- prosiguió Don Quijote- Debe saber que mi oferta sigue en pie y estaré dispuesto a entregar mi vida por conseguir devolver a su cabeza la corona que le pertenece.

Dorotea entonces, tal y como habían acordado, siguió ‘con el juego’:

– Señor, no sé lo que le habrán dicho, pero soy la misma de ayer, no he mudado en doncella, y por supuesto, sigo confiando en su valeroso brazo para que me proteja y consiga vencer al gigante que asedia mi reino.

Don Quijote se volvió hacia su escudero, y enfadado, dijo:

– ¡Eres un villano sin escrúpulos! ¿No me dijiste que esta dama era doncella y no princesa? ¿Cómo puedes ser tan mentiroso?

– Cálmese, señor- dijo aterrado Sancho- Que tal vez sea que me haya visto engañado y haya pensado que ya no teníamos delante a la princesa Micomicona… Pero en lo del gigante y los cueros de vino, no me he engañado.

Don Fernando consiguió poner paz al mostrarse agradecido con don Quijote y proponer que partieran a la mañana siguiente. Pero de pronto se hizo un gran silencio al entrar en la venta un hombre cristiano, recién venido de tierras de moros, con su indumentaria de batalla y tras él, una mujer mora, con sus velos y el rostro tapado.

Ambos pidieron alojamiento, pero el ventero les dijo que sólo les quedaba el pesebre. Las mujeres rodearon a la mora y le ofrecieron compartir su habitación. Ella, sin decir nada, hizo ademán de agradecimiento inclinando la cabeza y el cuerpo en una sutil reverencia.

» – Sigo confiando en su valeroso brazo para que me proteja y consiga vencer al gigante que asedia mi reino».

(La llegada del cautivo y Zoraida)

La llegada del cautivo y Zoraida, la mora con corazón cristiano

El hombre, cuarentón, de tez morena y barba bien cuidada, les dijo:

– No os esforcéis, pues no entiende nuestra lengua. Tampoco la habla.

– Sólo le ofrecimos nuestra compañía y nuestra habitación compartida, señor- dijo Luscinda.

– Qué buen corazón, además de hermosas… Estoy muy agradecido- respondió él.

– Decidme, señor- quiso preguntar Dorotea- ¿Esta mujer es mora o cristiana?

– En el vestir y la lengua es mora, pero en el corazón, es cristiana. No tiene mayor deseo que serlo- respondió él.

Las mujeres tomaron de la mano a la mora y la llevaron con ellas para que se sentara. Le pidieron que se quitara el velo y entonces quedaron admiradas por tanta belleza. El cautivo cristiano les dijo que se llamaba Zoraida.

– No, Zoraida no… ¡María, María!- dijo ella al escuchar el otro nombre.

Entendió Luscinda lo que quería decir y abrazándola, dijo:

– Sí, María, María…

Esa noche, cenaron todos juntos: don Quijote, Sancho, el cura, el barbero, Fernando, Dorotea, Cardenio, Luscinda, el cautivo cristiano y Zoraida. Y aprovechó don Quijote para elaborar un grandioso discurso de las armas y las letras, comparando el poder de unas y otras.

«- En el vestir y la lengua es mora, pero en el corazón, es cristiana».

(La llegada del cautivo y Zoraida)

El discurso de las armas y las letras de Don Quijote en ‘La llegada del cautivo y Zoraida’

– Es la paz el verdadero fin de la guerra, y por ende, de las armas, y su más grandioso desempeño. Y en esto hace ventaja al fin de las letras. Pues, ¿qué encuentra el estudiante? Pobreza, hambre, frío. Su trabajo, comparado con el de los guerreros, se quedan muy atrás… – dijo finalmente don Quijote, alabando, una vez más, su labor de caballero andante.

– Y aunque es mayor el trabajo del soldado, es mucho menor el premio– prosiguió don Quijote- Es más fácil premiar al letrado con un trabajo que al soldado con unas tierras de su señor. Aunque se dice que sin las letras, no se podría sustentar las armas, ya que también responden a unas leyes. A esto responden las armas que son las letras las que se sostienen en ellas, pues defienden las ciudades y conservan los reinos y las tradiciones.

Todo este discurso largó don Quijote para demostrar la importancia del caballero andante, mientras el resto cenaba. El cura alabó su discurso, a pesar de ser letrado.

Y tras la cena, las mujeres se ausentaron y fue el momento en el que don Fernando pidió al cautivo cristiano que contar su historia.

» – Es la paz el verdadero fin de la guerra, y por ende, de las armas, y su más grandioso desempeño».

(La llegada del cautivo y Zoraida)

(© Adaptación del capítulo XXXVII y XXXVIII, ‘La llegada del cautivo y Zoraida’, de Don Quijote de la Mancha, por Estefanía Esteban)

Qué temas puedes trabajar con la llegada del cautivo y Zoraida

Utiliza estos dos capítulos de Don Quijote sobre la llegada del cautivo y Zoraida para reflexionar sobre:

  • La hospitalidad.
  • El valor de la generosidad.
  • La empatía.
  • El coraje.

Reflexiones sobre la historia de la llegada del cautivo y Zoraida

Don Quijote a lo largo de sus aventuras conoce a nuevos y sorprendentes personajes. En esta ocasión, descubrimos a dos personajes nuevos, que esconden un misterio del que se hablará en capítulos siguientes.

  • La generosidad de las mujeres: Lejos de rechazar al extranjero, las mujeres nos dan toda una lección de hospitalidad, empatía y generosidad. En ‘la llegada del cautivo y Zoraida’, ellas ofrecen a la recién llegada su propia habitación. Algo que genera en Zoraida, aún sin poder expresarse en el idioma de las otras mujeres, una gran gratitud.
  • La perseverancia de don Quijote: El caballero andante no abandona un empeño, por difícil que parezca. Lo demuestra una vez más don Quijote en este capítulo de la llegada del cautivo y Zoraida, que comienza con el recuerdo por parte del Quijote de seguir adelante con la hazaña de devolver a la supuesta princesa Micomicona su reino. El empeño, la honestidad y la perseverancia son valores que el Quijote muestra constantemente.

Una reflexión más sobre ‘La llegada del cautivo y Zoraida’

  • El desengaño de Sancho: El pobre Sancho Panza anda constantemente pasando de la realidad y la frustración que supone esta realidad al sueño e idealismo que comparte su señor, plagado de buenas intenciones y supuestos premios. La utopía es más apetecible, la quimera, el sueño, es un dulce que nos mantiene ilusionados y felices. La realidad, en cambio, nos recuerda que la vida no es fácil, que está llena de trampas y mentiras y que es la verdadera batalla, en donde no siempre se obtienen recompensas, porque unas veces se gana, y otras, se pierde.

«La quimera es dulce y nos mantiene ilusionados; La realidad, en cambio, nos recuerda que la vida es una constante batalla»

(Reflexiones sobre ‘La llegada del cautivo y Zoraida’)

Otras aventuras de Don Quijote, para niños y mayores

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Publicado por Estefania Esteban

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Soy Estefania Esteban y soy periodista y escritora de literatura infantil.

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