El cuento de La Dama de la Nieve o ‘Madre nieve’ no es un cuento navideño pero sí es fantástico para leer en Navidad, porque además habla de valores esenciales muy ligados a esta época del año. No te pierdas este fantástico cuento de los Hermanos Grimm y sus reflexiones.
TIEMPO DE LECTURA: 4 MINUTOS
Un cuento de Navidad con valores: La Dama de la Nieve o ‘Madre nieve’
Había una vez una viuda que vivía con sus dos hijas: su hijastra, que era una joven dulce, hermosa y bondadosa y su hija biológica, que era fea, arisca y malvada.
Sobra decir que su hija, aunque era una holgazana, era su favorita. Por eso, mandaba todas las tareas del hogar a su hijastra. Incluso la obligaba a hilar por las tardes hasta que le sangraban las manos, en una rueca que tenían junto a un pozo en medio del patio. La pobre chica no descansaba…
Un día, que la joven había manchado de sangre el huso, fue a lavarlo al pozo, pero a la pobre chica se le cayó, y cuando se lo contó a su madrastra, ésta le dijo enfurecida:
– ¡Eres una inútil! ¡Ya estás buscando el huso! No aparezcas por aquí hasta que lo encuentres.
La muchacha, desesperada, como no sabía qué hacer, se tiró al pozo para buscar el huso.
La joven conoce a la Dama de la nieve
Del golpe, la chica perdió el sentido, y al abrir los ojos de pronto se encontró en un hermoso campo repleto de pequeñas flores blancas. Cerca había un horno de pan, con unas hogazas que gritaban:
– ¡Por favor, sácanos de aquí o moriremos abrasadas!
¿Unas hogazas que hablaban? Pero a pesar de lo asombrada que estaba, la muchacha no se lo pensó dos veces y con una pala, sacó las hogazas una a una para colocarlas sobre un blanco mantel que había sobre una mesa cercana.
La joven siguió andando y se encontró con un manzano que le dijo:
– ¡Por favor!, sacúdeme o mis manzanas se pudrirán.
La joven hizo lo que le pidió el árbol y colocó las manzanas caídas junto al tronco de forma cuidadosa. Después siguió andando y vio a una hermosa mujer vestida de blanco asomada a una de las ventanas de su casa.
Las tareas que le encargó la Dama de la nieve
– ¿Necesitas trabajar?- le preguntó la dama- Si haces las tareas de mi casa, te prometo que no te faltará nunca nada… Pero debes sacudir muy bien los edredones para que las plumas vuelen y nieve sobre la Tierra en Navidad, porque soy la Dama de la Nieve…
Y así fue cómo la chica se convirtió en la ayudante de la Dama de la Nieve. Era tan delicada esparciendo las plumas y los copos de nieve caían tan perfectos, que la Dama estaba maravillada con ella.
Pero la joven, que al principio estaba feliz, comenzó a sentirse triste. ¡Echaba de menos su mundo! La Dama de la Nieve le dijo:
– Entiendo que quieras regresar, y has sido tan buena conmigo que te mereces lo mejor. Ven, te llevaré hasta tu mundo.
La joven regresa a su mundo
La Dama de la Nieve llevó a la joven hasta un pórtico. Al abrir la puerta, una lluvia de oro cayó sobre la muchacha.
– Es mi regalo por tu trabajo. Si no cambias, siempre llevarás el oro contigo. Y toma el huso que perdiste en el pozo…
La joven tomó el huso y de pronto apareció de nuevo junto a la vieja rueca del patio. Los gallos cantaron de felicidad al verla:
– ¡Quiquiriquí, cubierta de oro nuestra niña está aquí!
La madrastra y la hermanastra de la joven miraron con tremendos celos a la joven.
– ¡Mamá!- dijo la hermanastra- ¡Despide polvo de oro! ¡Yo también quiero tener oro!
– Pues lo tendrás- le contestó su madre. Y le dijo a su hija que hiciera lo mismo que había hecho su hermanastra.
La hermanastra y la Dama de nieve
Así fue cómo su malvada hija se sentó junto a la rueca, pero como se cansó enseguida de hilar, se pinchó a posta con la aguja para manchar la rueca de sangre y la tiró al pozo. Después hizo lo que le contó su hermanastra, tirarse a por el huso. Y apareció en el mismo lugar que su hermanastra. Pero al llegar al horno de pan, la chica no quiso ayudar a los panecillos:
– No pienso sacaros de ahí, buscaros la vida- contestó con desdén la muchacha.
Lo mismo hizo al encontrarse con el manzano:
– ¿Y por qué iba yo a sacudir tus ramas? ¡No me gustan las manzanas!- dijo mientras se alejaba.
Al llegar al palacio de la Dama de la Nieve, ella le dijo:
– Puedes quedarte a trabajar conmigo, pero debes hacer muy bien tu trabajo y sobre todo, sacudir cada día mis edredones para que pueda nevar en la Navidad de la Tierra.
El premio que recibió la hermanastra
La joven comenzó a trabajar con bastante desdén y mucha pereza. Al segundo día dejó de hacer sus tareas, pensando que con un día ya era suficiente…
La Dama de la Nieve no tardó en despedirla:
– Ya es bastante, no necesito más tus servicios-le dijo.
– ¿Y mi premio?– preguntó impaciente la muchacha.
– Claro, te lo daré al llegar a la puerta de acceso a tu mundo.
Pero al abrirse la puerta, en lugar de oro, cayeron sobre ella litros y litros de brea y al aparecer en el patio manchada de barro, los gallos cantaron:
– Quiquiriquí, quiquiriquí, nuestra muchacha cubierta de brea ya está aquí.
Y como la muchacha no dejó de ser perezosa, continuó manchada de barro el resto de sus días.
Reflexiones sobre el cuento La Dama de la nieve
Con este fantástico cuento de los Hermanos Grimm, ‘La Dama de la Nieve’, muy propio para leer en Navidad (y que también se conoce con el título de ‘Madre Nieve’), podrás hablar con tu hijo de bondad, generosidad, caridad, gratitud …
- La bondad basada en la generosidad y la caridad: En ‘La Dama de la Nieve’, la joven que se esforzaba en hacer su trabajo, y que también ayudó y mostró caridad por los panecillos y el manzano, demostró la bondad de su corazón. Y es que en definitiva, un corazón bondadoso es aquel capaz de ayudar a otros, de compartir, de sentir empatía… de poner en práctica los valores esenciales que mueven el mundo.
- La generosidad recompensada: La bondad y la caridad así como la generosidad a la larga obtienen una recompensa en forma de gratitud. La Dama de la Nieve le otorgó el don de desprender oro mientras su corazón continuara siendo bondadoso. Un premio que su hermanastra no consiguió al no reunir los valores esenciales exigidos.
- Cada cual recibe lo que da: Las leyes del karma lo explicarían de esta forma… si das generosidad, la recibirás, pero si no das nada más que pereza y desdén, eso es precisamente lo que conseguirás para ti. Por eso la hermanastra recibió un ducha de barro.
Otros fantásticos cuentos de Navidad para niños
Aquí tienes otros preciosos cuentos navideños llenos de valores para los niños:
- Cuento de Navidad: Tal vez el cuento más popular de la Navidad, escrito por Charles Dickens, que nos habla de caridad y bondad, pero también de arrepentimiento y transformación.
- Artabán, el cuarto rey mago: Una preciosa historia que habla de por qué el cuarto rey mago que partió hacia Belén no llegó a tiempo. Te emocionará.
- Los regalos del niño Jesús: Otro hermoso cuento, en esta caso alemán, que nos habla de caridad y de sus recompensas.
Y recuerda que también puedes escuchar preciosos relatos de Navidad narrados aquí:
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