Cuento de Navidad. Cuento de Charles Dickens para niños

Cuento de Navidad es un cuento de Charles Dickens sobre los valores más importantes que transmite la Navidad, como son la bondad, la caridad, la empatía o la solidaridad. Descubre esta versión para niños del cuento por excelencia de la Navidad.

TIEMPO DE LECTURA: 11 MINUTOS Y MEDIO

Un cuento sobre los valores de la Navidad para niños: Cuento de Navidad

El cuento de Navidad de Dickens para niños
Ilustración del cartel de la película Cuento de Navidad, de Charles Dickens, de Disney

Mr Scrooge era un hombre mayor, muy avaro, egoísta y tirano. No le gustaba hablar con nadie, ni compartir nada de lo que tenía. Mr Scrooge era contable, y ese día, un 24 de diciembre, observaba a su empleado. Los minutos pasaban y aún tenía mucho trabajo por terminar.

– ¿Cuándo terminarás todo el trabajo, holgazán?- le decía Mr Scrooge.

– Voy lo más deprisa que puedo- Contestaba con miedo Bob-. Acabaré el miércoles sin falta.

– ¿El miércoles? ¿Cómo que el miércoles?- gritó enfurecido Mr Scrooge- ¡Si hoy es lunes! ¡Acabarás mañana!

– Pero señor- dijo su empleado-. Si hoy es Nochebuena y mañana es Navidad

– ¿Y qué importa eso? ¡Mañana vendrás a terminar el trabajo o estarás despedido! Yo he rechazado una invitación de mi hermana y mi sobrino por venir a trabajar. Nada es más importante que el trabajo.

El pobre empleado agachó la cabeza y pensó en cómo iba a decirle a su familia que no podría estar con ellos en Navidad…

Cuento de Navidad de Charles Dickens: Mr Scrooge y el encuentro con su socio

Llegó la hora de salir de la oficina. Eran las 21 de la noche y el empleado de Mr Scrooge al fin pudo irse a su casa. El anciano avaro se dirigió a paso lento hacia la suya. Tuvo que regañar a un hombre que le pedía dinero para los pobres. Abrió la puerta y se dejó caer con pereza sobre un sillón, en donde se quedó dormido. A las 11 de la noche, su reloj de pared dio las campanadas, y Mr Scrooge escuchó entonces un extraño sonido que le despertó.

– Socioooooo- decía una débil voz susurrando- Soy yoooooo… Jacoooob

– ¿Quién habla?- Contestó asustado Mr Scrooge. Y entonces le vio: era Jacob Marlen, su antiguo socio, con quien había creado su empresa y que falleció el año anterior.

– ¿No me reconoces?- dijo Marlen- Soy yo, tu socio, Jacob.

– Ahora sí… pero… ¿qué haces aquí? ¿Y qué llevas colgando?- preguntó Mr Scrooge al darse cuenta de que llevaba una enorme cadena atada a los tobillos.

– Esto que ves- dijo él señalando la cadena- son los pesados eslabones que fui atando a mis tobillos en vida. Cada una de las veces que me portaba mal con otros, un eslabón se cerraba en torno a mi cadena. Como ves, es muy larga, pero ni imaginas el tamaño de la tuya

– ¿Yo tengo una cadena?- dijo incrédulo Mr Scrooge.

– Sí que la tienes, y se hará visible cuando mueras. Pero tienes suerte, te van a dar una oportunidad para cambiar esto. Será esta noche. Tres fantasmas se te aparecerán. Escucha bien lo que tienen que decirte. Recuerda: no desaproveches esta oportunidad. Adiós, amigo…

Y diciendo esto, .. se desvaneció y Mr Scrooge se quedó de nuevo solo.

– ¡Paparruchas!- dijo Mr Scrooge- ¡Esto no ha sido más que un mal sueño! Tres fantasmas, dice…  ¡¡ja, ja!!

La visita del primer fantasma de la Navidad

Mr Scrooge se fue a la cama, hasta que de pronto dieron las doce campanadas. En ese momento, apareció el primer espíritu: el fantasma de las Navidades pasadas. No podía hablar, solo podía comunicarse mediante señas. Mr Scrooge sintió una presencia a su lado y se despertó.

– ¡Ah! ¿Quién eres tú?- preguntó al fantasma.

El fantasma, cubierto por una espesa capa negra, y sin rostro, no contestó. Solo le hizo una señal para que le siguiera.

– ¿Qué quieres? ¿Que te siga? ¿Para qué?- preguntó intrigado Mr Scrooge. De hecho, acababa de recordar las palabras de su socio, y pensó que debía hacerle caso. Así que se levantó de la cama, y siguió al fantasma.

Qué tiene que mostrarle el fantasma de las Navidades pasadas

Entonces, de pronto su habitación se esfumó y aparecieron en una acogedora casa, en donde olía a pavo asado y en donde un enorme árbol de Navidad presidía el salón. Una familia muy feliz preparaba la Navidad mientras que un niño jugaba alegre con su hermana.

– Ey, Ebenezer, Tina…  ¡Venid con nosotros a cantar!- dijo entonces la mujer.

– ¡Sí, mamá, voy!- dijeron los niños, dando saltos de entusiasmo. Ese día, su padre había llegado antes del trabajo, y su tío, que les quería mucho, había llevado regalos de Navidad.

Mr Scrooge sintió entonces que unas lágrimas resbalaban por sus mejillas…

– ¿Por qué me has traído aquí, fantasma? ¿Por qué me haces esto? Ese niño soy yo… me encantaba jugar con mi hermana y ella es mi madre. Era una mujer muy dulce y me amaba…Era tan feliz…

Mr Scrooge se dio cuenta de que de pequeño, era mucho más feliz. Amaba y era amado por los demás…

Después de ver esa escena, Mr Scrooge apareció de nuevo junto a su cama. Y justo cuando iba a volver a meterse en ella para dormir, apareció el segundo fantasma.

La visita del segundo fantasma a Mr Scrooge en el Cuento de Navidad de Charles Dickens

El segundo fantasma le llamó por su nombre:

– ¡Ebenezer! Corre, sígueme, tenemos prisa…

– ¿Qué prisas? ¿Por qué? ¿Quién eres tú?

Soy el fantasma de las Navidades presentes. Quiero que veas algo- le dijo. Y entonces, le agarró de la mano y volaron por encima de todas los edificios, hasta llegar a la casa de su empleado, Bob.

– ¿Alguna vez visitaste a tu empleado, Ebenezer? ¿Sabes cómo es su familia?- preguntó el fantasma del presente.

– ¿Para qué? ¡No quiero saberlo! ¿Y por qué me llamas Ebenezer? ¡Soy el señor Scrooge!

– Ebenezer, mira bien. Así es cómo vive tu empleado, al que obligaste a trabajar mañana, día de Navidad

Lo que el fantasma de las Navidades presentes le muestra a Mr Scrooge

Entonces, Mr Scrooge vio un humilde apartamento en donde hacía mucho frío. Una mujer intentaba cocinar unas patatas mientras Bob, su empleado, secaba sus calcetines junto a una pequeña lumbre que apenas daba calor.

– Cariño, no gastes toda la leña o no tendremos para mañana- le dijo su mujer desde la cocina.

Entonces, se oyó la tos de un niño, y un pequeño avanzó desde otra habitación con unas muletas.

– ¡Tim! ¡Ven con papá!- le dijo Bob.

El pequeño se sentó junto a su padre y entonces la mujer fue junto a ellos.

– Se nos han acabado las medicinas- le dijo entonces Bob a su hijo- pero no te preocupes, que seguro que el bueno de mi jefe me ayuda de alguna forma… Igual me da algún aguinaldo.

– ¿Aguinaldo dices?- gritó enfadada la mujer- ¡Ese hombre es tan egoísta que no te dará ni las gracias! ¡Más nos vale buscar otra forma de conseguir las medicinas de Tim!

– Ya pensaré algo, no te preocupes- dijo Bob apenado, mientras Tim seguía tosiendo sin parar.

– Bueno, no vale la pena enfadarnos. Cantemos juntos, así se pasará antes el tiempo y podremos tomar las patatas cocidas. ¿Qué os parece?

Y la familia comenzó a cantar villancicos frente a un pequeño belén que habían colocado junto a la chimenea.

– Pero… – dijo entonces Mr Scrooge- ¿Por qué nunca me dijo Bob que tenía un hijo enfermo?

– ¿Tú le preguntaste alguna vez por su familia?- preguntó entonces el fantasma de las Navidades presentes.

– Yo, no, claro…

– Entonces, no pudo contártelo.

Cuento de Navidad de Charles Dickens: El tercer fantasma visita a Scrooge

La escena dejó muy tocado a Mr Scrooge. La enfermedad de aquel pequeño le había dolido mucho. Pensó en lo feliz y sano que era él de pequeño. Y en medio de estos pensamientos, ya estaba de nuevo junto a su cama, cuando de pronto vio aparecer a un fantasma lujosamente vestido, con ropajes bordados con hilos de oro.

– ¿Y tú quién eres? ¿El futuro?

– Tú lo has dicho, y tengo algo que mostrarte.

– ¡Qué raro!- contestó Mr Scrooge. Y ambos aparecieron de pronto en medio de un cementerio.-. ¿Qué hacemos aquí? ¿Por qué me traes a un cementerio?

Lo que el fantasma de las Navidades futuras le enseña a Mr Scrooge

– Estas son las Navidades del año que viene. Quiero que veas qué pone en esa lápida- dijo el fantasma señalando una piedra con una inscripción. La lápida estaba rodeada de decenas de personas que lloraban amargamente.

Mr Scrooge leyó entonces el nombre de Tim, el hijo de su empleado.

– ¿Cómo? ¡No es posible!- dijo enfadado Mr Scrooge- ¡No puede morir! ¡Es solo un niño!

– Su padre no consiguió dinero para las medicinas… Se podía haber salvado con un poco de dinero. Pero mira, allá cerca hay otra tumba que quiero que veas.

– ¿Cuál?- preguntó Mr Scrooge- ¿Esa de allá que está apartada y solitaria?

– Sí, esa… Nadie fue a dejar ninguna flor en ella desde que enterraron a esta persona. De hecho, nadie acudió a su entierro…

Mr Scrooge se acercó temblando. Y sí, vio su nombre inscrito en la lápida.

– ¿Por qué? ¡No quiero que pase esto! ¿Cómo puedo cambiarlo?

– En tus manos está, Ebenezer… en tus manos está…

Y diciendo esto, el espíritu se desvaneció por completo. Mr Scrooge apareció de nuevo junto a su cama, e intentó dormir. En breve dieron las 8 de la mañana. El día era espléndido, hacía sol, y Mr Scrooge tenía muchas cosas que hacer.

El increíble cambio de Mr Scrooge

Mr Scrooge se vistió rápido, salió de la casa disparado, paró junto a un hombre que pedía dinero para los pobres. Hizo una fantástica donación. Y fue a comprar el pavo más grande que encontró. Entonces, lo llevó a casa de su empleado. Al abrir la puerta, ya preparado para ir al trabajo, Bob, apenas podía dar crédito a lo que veía.

– Atrás, Bob, hoy no se trabaja. ¡Es Navidad! Traigo para tu familia la comida. Bueno, y me encantaría conocer a tu mujer y tu hijo.

– Claro- contestó Bob totalmente sorprendido- Ella es mi mujer y él mi pequeño Tim- dijo señalando al niño, que no paraba de toser.

– ¿Y qué le pasa al pequeño Tim?- preguntó Mr Scrooge- ¿Por qué tose tanto?

– Está muy enfermo, y necesita unas medicinas…

– No se hable más, Bob, no sé por qué no me lo dijiste antes. Hoy justo venía a traerte un aguinaldo… y una subida de sueldo– Y le entregó a su empleado una buena suma de dinero.

– Pero… Señor Scrooge, esto es demasiado… no debería aceptarlo- dijo contrariado Bob.

– Nada es demasiado. Asegúrate de que Tim recibe las mejores medicinas y que se pone bien. Es lo único que te pido. Ah, y… ¡Feliz Navidad!

Mr Scrooge salió de la casa de Bob y fue a la de su sobrino, quien ya no le esperaba…

– ¡Tío! ¡Has venido! ¡Qué ilusión!

– Claro, sobrino- dijo entonces Mr Scrooge- No pensarías que iba a desperdiciar esta excelente oportunidad de estar con mi familia. ¡Feliz Navidad!

Y Mr Scrooge celebró no solo esta, sino muchísimas navidades más, junto con su familia y todas las personas que comenzaron a quererle.

(Adaptación del Cuento de Navidad de Charles Dickens)

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El Cuento de Navidad de Charles Dickens interpretado por los puppets del Show de Arnold

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Valores que transmite el Cuento de Navidad de Charles Dickens

Con este cuento, Charles Dickens profundiza en los valores esenciales que nos transmite la Navidad:

  • El valor de la bondad.
  • La empatía como valor fundamental entre las personas.
  • Caridad y solidaridad hacia los más necesitados.

Reflexiones sobre el Cuento de Navidad de Charles Dickens

Con este cuento de Navidad de Charles Dickens, podemos reflexionar sobre una historia que nos hace recapacitar sobre el trato que tenemos con los demás. ¿Cómo nos comportamos con los demás? ¿De forma generosa o egoísta? Y no solo se refiere al dinero…

  • El valor de la generosidad: La generosidad no solo se trata de ofrecer dinero a los demás, sino todo aquello que necesitan. También se trata de ofrecer tiempo, compañía, y amor. El amor es generosidad y la amabilidad, también. Mr Scrooge representa al egoísmo en todos los sentidos: es un tipo avaro, que almacena las monedas de forma enfermiza y que no es capaz ni siquiera de ofrecer tiempo a quien lo necesita, como el tiempo que al principio le niega a su empleado para que pase la Navidad con su familia.
  • La empatía: Al comprobar lo que le ha sucedido a su socio, fallecido hacía un año, lo feliz que él era de pequeño y el problema de salud del hijo de su empleado, Mr Scrooge de pronto siente algo que no sentía hasta ese momento: empatía. Empieza a ponerse en el lugar de otros y a darse cuenta del sufrimiento que está causando al negarles algo que él puede dar.

«Cada uno de nosotros tenemos la oportunidad de cambiar nuestro futuro y el de las personas que están a nuestro alrededor»

— (Reflexiones sobre el Cuento de Navidad de Charles Dickens)

  • El futuro está en nuestras manos: Nosotros tenemos la oportunidad de cambiar el futuro, el nuestro y el de otras personas, porque la decisión de nuestros actos es solo nuestra. Podemos elegir dos caminos diferentes, y somos nosotros, solo nosotros, los que escogemos qué camino seguir. Mr Scrooge está a tiempo de cambiar su futuro. Todo depende del camino que elija seguir. un camino de egoísmo y avaricia o un camino de solidaridad y amor hacia los demás.

Preguntas de comprensión lectora para tu hijo

Como siempre, puedes utilizar este cuento de Navidad de Charles Dickens para mejorar la atención y comprensión lectora con tu hijo. Si quieres, puedes usar estas preguntas al finalizar la lectura:

1. ¿Cómo era Mr Scrooge? ¿Cómo trataba a la gente?

2. Ya en casa, se le apareció el fantasma de su ex socio. ¿Qué le dijo?

3. ¿Qué le mostró a Mr Scrooge el fantasma de las Navidades pasadas?

4. El fantasma de las Navidades presentes le llevó hasta la casa de su empleado. ¿Qué descubrió allí Mr Scrooge?

5. ¿Qué le mostró a Mr Scrooge el fantasma de las Navidades futuras?

6. ¿Cambió la actitud de Mr Scrooge? ¿Qué es lo que hizo el día de Navidad?

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Publicado por Estefania Esteban

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Soy Estefania Esteban y soy periodista y escritora de literatura infantil.

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