A veces lo más lógico es lo más sensato… ‘El mono y la naranja‘ es una fábula corta del docente y escritor francés Godofredo Daireaux. Describe el incómodo y frustrante momento por el que pasó un mono muy testarudo al intentar hacer dos cosas al mismo tiempo. Para saber qué sucedió al final, tendrás que leer su historia. No te pierdas tampoco las reflexiones finales sobre los mensajes que transmite este fantástico relato.
TIEMPO DE LECTURA: 7 MINUTOS
La fábula corta del mono y la naranja
Existió una vez un mono muy pero que muy terco. Tanto, que a veces llegaba a estar a punto de desesperarse por pura frustración. Y para ejemplo, esta historia de algo que le sucedió.
Resulta que un día este mono quería comerse una naranja que había conseguido de un árbol. En tierra firme, y cerca de un arroyo, pensó que era el momento ideal. ¡Y tenía mucha hambre!
Pero de pronto comenzó un picor insoportable en la cabeza y con ambas manos, comenzó el simio a rascarse. ¿Y qué hizo con la naranja? Sostenerla entre sus dientes e intentar arrancar con ellos la cáscara.
Pero claro, la piel estaba tan amarga, que le provocó hasta una arcada.
– ¡Puag! ¡Qué mal sabe!
La naranja cayó al césped y entonces, el mono puso su pata sobre la pieza de fruta, con la intención de pelarla con una sóla mano, sin dejar de rascarse con la otra. Pero pronto se cansó. La postura era tan forzada, que parecía un contorsionista. Por supuesto, el mono seguía rascándose la cabeza con ambas manos… y ahora encima, le dolían los riñones.
– Tendré que pensar más, que para eso soy un animal inteligente. ¡Quiero comerme esta naranja!- se dijo el mono.
Se le ocurrió entonces sentarse en la hierba y colocar entres sus rodillas la naranja. Con una mano intentó de nuevo pelarla, pero enseguida la naranja se escurrió y cayó rodando hasta la orilla del río. Encima, la parte de la pulpa se llenó de tierra.
– ¡Maldita naranja! Pero no pienso darme por vencido- pensó el mono con decisión. Esto, por supuesto, sin dejar de rascarse la cabeza con la mano izquierda.
Primero recuperó la naranja, la lavó en el agua del río y decidió que lo mejor era exprimir su jugo en la boca. Pero la naranja estaba demasiado dura y apenas conseguía unas gotitas de zumo… Así que se desesperó.
– ¡No puedo ni conseguir el zumo de la naranja!
El mono y la naranja: la solución a los problemas
De la rabia, tiró la naranja muy lejos y se dejó caer de espaldas en la hierba. Todo esto, sin dejar de rascarse la cabeza…
Y mirando al cielo, ya más tranquilo, pensó:
– A ver… ¿Y si dejo de rascarme un par de minutos? Podría soportar el picor… ¡Voy a intentarlo!
El mono se puso de pie de un salto, fue a rescatar a su naranja. La lavó en el agua del río y, con determinación, dejó de rascarse.
Liberó su mano izquierda y con ambas manos, peló deprisa la naranja. Se llevó uno a uno los gajos a la boca y… ¡Eureka! ¡Consiguió comerse la deliciosa naranja!
Ya satisfecho y orgulloso por su hazaña, subió a lo más alto de su rama favorita y una vez allí, ¿qué hizo? Sí… rascarse con sus diez dedos de simio, feliz y con la panza bien llena.
Moraleja: «No intentes hacer dos cosas a la vez; siempre te dará mejor resultado concentrarte en una sola»
(‘El mono y la naranja’ – Godofredo Daireaux)
Qué temas podemos trabajar con esta fábula corta del mono y la naranja
Utiliza esta fábula de Godofredo de Daireaux, ‘El mono y la naranja’, para reflexionar sobre:
- La terquedad.
- El uso de la inteligencia para resolver problemas.
- La necesidad de concentrarnos en las tareas que realizamos.
- El sentimiento de frustración.
- La felicidad.
Reflexiones sobre la fábula del mono y la naranja
Quien mucho abarca, poco aprieta… ¿Conoces ese refrán? Significa que al final quien pretende hacer varias cosas al mismo tiempo, termina haciendo mal todo o directamente termina por no hacerlo. Lo mejor es concentrarse en una tarea y después, pasar a la siguiente. Es lo que viene a decirnos esta fábula del mono y la naranja.
- No intentes hacer todo a la vez: Pensamos que podemos con muchas tareas a la vez, sin darnos cuenta de que todas exigen nuestra concentración. Si intentas abarcar muchas cosas a la vez, no podrás con todo… o lo harás, pero mal o peor. Es de lo que nos advierte la moraleja de esta fábula del mono y la naranja. Pues bien podríamos ser nosotros el mono cada vez que intentamos abarcar varias tareas al mismo tiempo, poniendo en peligro incluso nuestra salud. Eso le pasó también al mono al intentar pelar la naranja en una postura de contorsionista… Por poco estuvo por terminar con un tremendo dolor de riñones.
- Cuidado con la terquedad: En realidad lo que llevó a nuestro protagonista del mono y la naranja a intentar hacer dos cosas a la vez fue la terquedad ese ‘yo puedo con todo’ que tantas veces nos sale del alma. Pero es de sabios (además de humildes) aceptar que no podemos con todo, y que necesitamos parar para recapacitar y tomar la mejor decisión. Es de sabios aprender a decir no y entender que a veces debemos parar para retomar por el camino correcto. De lo contrario, terminaremos frustrados y seguramente sin poder llegar a la meta.
«Es de sabios aprender a decir no y entender que a veces debemos parar para retomar por el camino correcto»
— (Reflexiones sobre ‘El mono y la naranja’)
Más reflexiones sobre la fábula del mono y la naranja
- Busca la mejor solución a un problema de forma inteligente: La ansiedad del mono por conseguir pelar la naranja mientras intentaba rascarse por un picor insoportable, le lleva a no ver con claridad la salida a su problema. Muchas veces nos ofuscamos en algo y terminamos enredados en un laberinto sin salida. En ‘e’El mono y la naranja’ nos dan la solución, y no es otra que parar y recapacitar.
¿Qué podemos hacer para solucionar el problema? En este caso, el mono sólo tenía que renunciar a una de las tareas y centrarse en la prioritaria. Después podría concentrarse en la siguiente tarea…la de rascarse.
- El sentimiento de frustración te da una señal: Sí, cuando te sientes frustrado es porque tú mismo te estás diciendo: ¡Para! La ansiedad a veces nos impide ver con claridad, nos lleva al sentimiento de frustración por no poder conseguir algo que deseamos. Y ante esto, tenemos dos opciones. continuar empeñados en seguir el mismo camino (directo al fracaso) o parar y una vez relajados, pensar en tomar otro camino, sin perder en ningún momento el objetivo.
Es lo que hizo finalmente el protagonista del mono y la naranja. Frustrado como estaba, se tendió sobre la hierba y una vez tranquilo, es cuando se dio cuenta de que necesitaba pensar en otra estrategia diferente para conseguir lo que quería. Hasta ese momento su terquedad se lo había impedido…
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Y recuerda que muchas de las fábulas que encontrarás en la web, también podrás escucharlas narradas mediante podcast. ¿Dónde? En el canal de Tucuentofavorito.com en Spotify y en el de Ivoox.