Sí, este es un cuento de fantasmas, pero no temas, que no da mucho miedo… ‘El fantasma sin capucha’ es un cuento islandés anónimo que pretende enseñar a los niños a ser respetuosos con los demás y a reparar sus errores.
Nuestros actos tienen consecuencias, pero si hicimos algo mal por error, sin mala intención, podemos buscar la forma de reparar el daño causado. No te pierdas este cuento corto y sus reflexiones finales sobre los mensajes que transmite.
TIEMPO DE LECTURA: 4 MINUTOS
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ToggleUn cuento de fantasmas para niños: El fantasma sin capucha
Había una vez dos niños vecinos que se habían hecho amigos: eran un niño y una niña de la misma edad, que iban juntos al colegio y compartían muchos de sus ratos libres jugando. Sin embargo, al niño le encantaba gastar bromas a su amiga. A menudo se escondía para darle un susto, o bien soltaba alguna mentira para ver la cara que ponía. La verdad es que ella ya estaba cansada de sus ingeniosas bromas…
Un día, o más bien, una tarde, la madre de la pequeña le pidió un favor:
– ¡Fíjate qué nubes más negras! Anda, ve a recoger la ropa que tendí junto al cementerio, que ya estará seca.
Ella era siempre muy generosa y ayudaba en todo lo que podía a su madre, así que, a pesar del miedo que le daban las tormentas (y los cementerios), decidió ir corriendo a por la ropa.
Se dio bastante prisa, porque las nubes cada vez eran más oscuras. Y justo cuando ya estaba terminando, vio sobre una de las lápidas la figura de un fantasma.. con su capucha blanca sobre la cabeza.
Sin embargo, lejos de asustarse, se enfadó, y fue muy decidida hacia él…
– ¡¿Te crees que vas a asustarme?!- gritó mientras le daba un empujón a aquella figura fantasmagórica- ¡Sé perfectamente quién eres, y estoy harta de que intentes darme sustos!
Vaya… la niña se había pensado que era su amigo bromista. Y no vio que del golpe que le acababa de dar al fantasma, había perdido su caperuzón blanco. Ahora era un fantasma sin capucha… y bastante malhumorado.
El enigma del fantasma sin capucha
La niña sin embargo se fue corriendo a casa. Pero, cuál fue su sorpresa al ver junto a la casa de al lado a su amigo.
– Pero… ¿cómo es que ha llegado antes que yo?- pensó extrañada.
Una vez dentro de la casa, vio entre la ropa que había recogido una capucha blanca… ¡Era como la que llevaba aquel fantasma! Y ahora sí, le entró el miedo…
Le contó todo a su madre, y ella decidió consultar con el más sabio del pueblo.
– ¿Qué le quitó sin querer la capucha blanca a un fantasma?- preguntó asustado él- ¡Eso no puede ser! ¿Debes devolverla de inmediato!
– Pero… ¿Por qué? ¿Tan importante es?- preguntó la niña.
– Claro que sí. Debemos respetar a los muertos para que ellos nos respeten a nosotros… Te acompañaremos para que no tengas miedo.
Y así hicieron. Casi todo el pueblo de hecho acompañó a la niña al cementerio. Allí, sentado sobre una losa, estaba el fantasma sin capucha. Ella se acercó a pasos cortos, y le puso con cuidado la capucha blanca sobre la cabeza.
– ¿Ya no estás enfadado?- le preguntó ella.
Entonces, el fantasma le dio un empujón, y la pequeña se cayó de ‘culo’ al suelo.
– Ahora ya no… Me empujaste y te empujé. Ya podemos hacer las paces.
El fantasma se metió en su tumba y nadie volvió a verle jamás.
Qué temas puedes trabajar con el cuento ‘El fantasma sin capucha’
Utiliza este cuento anónimo islandés del fantasma sin capucha para reflexionar acerca de: – Las burlas y sus consecuencias.
- El valor del respeto.
- Cómo reparar un daño causado.
- Las consecuencias de nuestros actos.
Reflexiones sobre el cuento ‘El fantasma sin capucha’
¿Has visto el daño que pueden hacer las burlas? La pobre niña creyó que su amigo quería gastarle una broma… y cometió un error. Menos mal que luego supo repararlo:
- Como en el cuento de Pedro y el Lobo: ¿Recuerdas el cuento clásico de Pedro y el lobo? También se conoce como ‘El pastor mentiroso’. En ese relato, el pastor mentía tanto, que cuando dijo la verdad, ya nadie le creía. En este cuento del fantasma sin capucha, el niño protagonista es tan bromista, que la niña piensa que el fantasma es su propio amigo que intenta de nuevo gastarle una broma. Quien insiste en algo que molesta a otros, terminará por tener una ‘etiqueta’. Ya todos pensarán que siempre es y será así, de esa forma de ser, y perderá credibilidad frente al resto.
- El daño que causan las bromas: La niña estaba cansada de su amigo. Las bromas pueden ser divertidas si todos los participantes se divierten con ellas. Pero dejan de serlo cuando una de las partes siempre es la víctima de las bromas… En este caso, en ‘El fantasma sin capucha’, la niña estaba cansada de su amigo, porque no sabía poner freno a sus bromas. Al final, ella cayó en un error de forma inocente, al pensar que el fantasma era una vez más su vecino.
«Las bromas dejan de ser divertidas cuando molestan a la persona a la que se dirigen.»
— (Reflexiones sobre ‘El fantasma sin capucha’)
Más reflexiones sobre ‘El fantasma sin capucha’
- El respeto por los demás: Lo que le pasa a la niña con el fantasma sin capucha nos recuerda lo importante que es el valor del respeto. Aunque en este caso ella le empujó ‘por error’, al pensar que en realidad era su amigo, faltó al respeto al fantasma, que no se había metido con nadie. Por eso, el más sabio del lugar recuerda a la pequeña que hay que mostrar respeto hacia los demás, sean o no de este mundo.
- Cómo reparar un daño causado: No basta con pedir disculpas. El sabio de aquel lugar le explica a la niña que debe reparar el daño causado al fantasma. De esta forma, el fantasma también quedará en paz y les respetará a ellos. Por eso la niña regresa al cementerio para devolver la capucha al fantasma. De esta forma, todo queda como estaba. Y es que antes de actuar, siempre debemos pensar en las consecuencias de nuestros actos. En este caso, la niña debería haber comprobado que aquel fantasma era su amigo antes de empujarlo.
Otros cuentos de fantasmas para niños
Si te gustó ‘El fantasma sin capucha’, y disfrutas con este tipo de cuentos de ‘espectros’, te encantarán también estos otros relatos, de fantasmas que tampoco dan demasiado miedo… y sin embargo tienen mucho que enseñarnos:
- ¡Hay un fantasma en mi bombilla!: La mayoría de las veces, los miedos nacen de nuestra imaginación. Aunque no exista… ¡la de cantidad de cosas que creemos ver e inventamos sin querer! Algo así le pasa al protagonista de este cuento…
- El fantasma de la cara verde: ¿A qué tendrán miedo los fantasmas? ¿Y si tienen miedo de las personas? No te pierdas este tierno cuento sobre los miedos, precisamente. Indicado para los más pequeños.
- El fantasma de Canterville: Para niños algo más mayores. Este cuento de Oscar Wilde es muy divertido, aunque en realidad esconde un drama sobre los remordimientos y las penas que arrastramos.
Y recuerda que también puedes escuchar muchos relatos para niños narrados mediante podcast. Los encontrarás aquí:
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Un comentario
El libro me gustó mucho muy interesante.