El campesino y la lotería. Cuento popular de Cuba sobre los impulsos y las ‘corazonadas’

¿Cuántas veces nos habremos dejado llevar por una ‘corazonada’? Es lo que le pasó al protagonista de esta historia. ‘El campesino y la lotería’ es un cuento popular cubano que nos advierte de la importancia de ser sensatos y humildes, y la necesidad de no dejarnos llevar por los primeros impulsos.

TIEMPO DE LECTURA: 5 MINUTOS

El cuento cubano del campesino y la lotería

El campesino y la lotería, un cuento cubano
Cuento ‘El campesino y la lotería’

Cuentan que en la isla de Cuba existió un campesino obsesionado con la lotería. Estaba convencido de que iba a tocarle una gran cantidad de dinero. Lo visualizaba a diario y jugaba todas las semanas. Nunca le tocaba nada, pero él seguía insistiendo.

– Un día me va a tocar la lotería- se decía a sí mismo- Dejaré de ser pobre y podré comprar una mansión y un coche lujoso.

Una mañana de verano, el hombre se levantó con un presentimiento.

– ¡Llegó el momento! ¡Lo presiento! ¡Me va a tocar la lotería!

Así que, muy contento, le dijo a su mujer que partía en busca de boletos, de todos los que pudiera comprar. Cuantos más boletos, más dinero le tocaría, pensaba él…

La mujer le vio tan convencido, con tanta ilusión, que no pudo frenarle. Y el hombre compró diez boletos con todo el dinero que tenían. Regresó a su casa muy feliz.

– ¡Esta vez sí, esta vez sí! Nos va a tocar y seremos ricos– le dijo a su mujer- Mañana iré a la ciudad para asistir en directo al sorteo. Pienso gritar de emoción cuando digan nuestro número. Así que si me ves regresar en un coche lujoso, será la señal de que nos tocó, y podrás tirar todo lo que tenemos ya viejo, porque nos compraremos una casa nueva y muebles de diseño.

– Ay, qué ilusión- dijo entonces la mujer, contagiada de tanto optimismo- Ojalá sea verdad y podamos comenzar por fin una nueva vida sin tanto trabajo y tanta angustia…

El campesino estaba tan exaltado, que apenas pudo pegar ojo aquella noche. Al amanecer, se vistió, desayunó y partió hacia la ciudad.

Su mujer se quedó esperando, impaciente, su regreso. Pasaron las horas y ya al mediodía, la mujer salió de la casa. Su marido tenía que estar a punto de llegar.

El campesino y la lotería: el regreso

De pronto, a lo lejos, vio una polvareda en medio del camino. Un coche muy lujoso, rojo, iba a gran velocidad. Y dentro pudo distinguir a su marido, que agitaba con fuerza los brazos.

– ¡Ay, que nos ha tocado!- gritó eufórica la mujer- ¡Que nos ha tocado!

Así que entró en la casa y emocionada, comenzó a romper la vajilla vieja, las ollas gastadas, las sillas antiguas… Todo lo que pudo. En un momento, destrozó casi todo lo que tenían.

– ¡Qué bien! ¡Ahora podré comprar todo nuevo! La mejor porcelana, las mejores sillas… ¡Qué ganas de ir a la tienda y escoger todo a mi gusto!- pensó la mujer.

Pero entonces vio entrar a su marido junto a otro hombre alto y elegante. Su esposo no podía andar. Se apoyaba sobre unos palos. Tenía toda la ropa destrozada y las piernas y los brazos amoratados.

– Pero, ¿qué te ha pasado? ¿Cómo estás así?- preguntó asustada la mujer.

– Ay- se lamentó el hombre- Resulta que regresaba andando a casa y este hombre me atropelló con el coche… casi no lo cuento… Creo que tengo las piernas rotas. ¡Me muero del dolor!

– Pero entonces… ¿no nos ha tocado la lotería?- preguntó ella.

– Que va… no nos ha tocado ni el reintegro.

La mujer se dejó caer en el único sillón que les quedaba. El hombre miró a su alrededor y se dio cuenta del destrozo. El suelo estaba lleno de platos y vasos rotos, sillas destrozadas, sábanas rajadas…

– Pero mujer, ¿qué has hecho?

– Como te vi en el coche y moviendo los brazos, pensé que nos había tocado la lotería… ¿Por qué agitabas tanto los brazos?

– Te estaba advirtiendo. Decía: ¡Mujer, no hagas nada, que no nos tocó la lotería y tengo las piernas rotas!

Los dos se miraron compungidos. Fue la última vez que el hombre compró un boleto. Jamás volvió a intentarlo. Entendieron que era mejor ser prudentes y desde entonces, aprendieron a vivir con humildad.

Qué temas podemos trabajar con el cuento del campesino y la lotería

Utiliza este cuento popular de Cuba, ‘El campesino y la lotería’, para reflexionar sobre:

  • La prudencia, el sentido común y la necesidad de ser comedidos.
  • Las ‘corazonadas’ y el peligro que suponen.
  • Por qué no debemos dejarnos llevar por los impulsos.
  • El valor de la paciencia.
  • La humildad.
  • El peligro de la codicia.

Reflexiones sobre el cuento del campesino y la lotería

Cuidado con las llamadas ‘corazonadas’ que nos tientan a arriesgar más de la cuenta… Ya sabes lo que dice el refrán: «más vale pájaro en mano que ciento volando».

  • Cuidado con los riesgos: Hay que aprender a medir los riesgos y ser capaces de marcar y respetar un límite prudente, para que no nos pase lo que le ocurrió al protagonista de esta historia, ‘El campesino y la lotería’. Cuando el riesgo nos pueda llevar a perder todo lo que tenemos, tal vez sea demasiado, ¿no crees?

Un concepto, el de la prudencia, que no sólo se centra en el campo material del dinero. Lo podemos llevar a cualquier otro ámbito. Sí, sólo el que arriesga, gana, pero siempre hay que ponderar las posibles ganancias y las posibles pérdidas. Más aún si el riesgo llega a través de una ‘corazonada’ en lugar de una estrategia bien analizada.


«Antes de dejarte llevar por una ‘corazonada’, ten en cuenta las posibles pérdidas, porque a veces la intuición falla»

— (Reflexiones sobre el cuento del campesino y la lotería)

Más reflexiones sobre el cuento del campesino y la lotería

  • No te dejes llevar por los impulsos ‘a lo loco’: Está claro que el hombre aprendió que no siempre el ‘presentimiento’ nos lleva a ganar. Las ‘corazonadas’ no son racionales y la intuición a veces, falla. Pero es más importante aún aprender a controlar los impulsos que nos llevan a una acción loca, desmedida, ilógica.

En ‘El campesino y la lotería’, el problema llegó después, cuando la mujer, creyendo que les había tocado la lotería, comenzó a destrozar todos sus bienes materiales, incapaz de esperar con paciencia la llegada de su marido. Si hubiera sabido esperar, nada de eso habría pasado, porque él le hubiera explicado lo que había sucedido. Los impulsos nos llevan a cometer grandes errores. Es de sabios ser cautos y esperar a tener toda la información antes de tomar una decisión sobre nuestros actos.

  • Aprender a valorar lo que tenemos: El final de esta historia del campesino y la lotería viene a decirnos que a veces la felicidad reside en valorar más lo que tenemos en lugar de desear constantemente la vida que no tenemos y que probablemente nunca podremos tener. Esa codicia crea falsas necesidades que terminan originando estrés y ansiedad de forma innecesaria.

Más cuentos para reflexionar sobre la paciencia

¿Necesitas más cuentos del estilo de este del campesino y la lotería para reflexionar sobre los impulsos y la imprudencia? Te proponemos leer también estos otros relatos:

  • La leyenda de Ícaro: Hasta la mitología griega advierte del peligro de esos impulsos que nos ciegan, de la codicia, de la falta de sentido común… Y cuidado con olvidar los buenos consejos.
  • El loro pelado: Todo un clásico de Horacio Quiroga que nos habla de nuevo de las consecuencias de dejarnos llevar por los impulsos y la imprudencia.
El cuento infantil El loro pelado
El cuento infantil El loro pelado
  • Cuento de la lechera: Al igual que el protagonista del campesino y la lotería, ‘la lechera’ comenzó a soñar con una nueva vida que estaba segura de conseguir. Pero un despiste lo cambió todo…

Y recuerda que además podrás escuchar muchos cuentos narrados mediante podcast. Búscalos en el canal de Tucuentofavorito.com en Spotify o bien en el de Ivoox aquí:

¿Te ha gustado el contenido?

Puntuación media 5 / 5. Votos: 3

¡Todavía no hay votos! Sé el primero en valorar el contenido.

Publicado por Estefania Esteban

icono tucuentofavorito
Soy Estefania Esteban y soy periodista y escritora de literatura infantil.

¡Es tu turno! Deja un comentario y opina

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *