Esta preciosa fábula, ‘Diógenes y el esclavo‘, es del escritor francés Frédéric-Edouard Plessis (1851-1942). Esta historia nos recuerda que las apariencias engañan y que la bondad no depende de la condición externa del hombre, sino de su corazón. Una preciosa fábula corta para niños y mayores.
TIEMPO DE LECTURA: 1 MINUTO
Una preciosa fábula corta sobre la bondad: Diógenes y el esclavo
Diógenes era pobre y a menudo salía a plena luz del día a pedir limosna y recoger todo lo que encontraba de utilidad. Y salía con una linterna en la mano. Cuando le preguntaban que por qué llevaba una linterna encendida de día, él respondía:
– Busco un hombre.
Diógenes un día fue a ver a un sacerdote e imploró caridad. Él le dio como limosna su bendición. Más tarde, una joven muy adinerada, le dio una moneda de cobre, mientras ella gastaba doce de plata en sus caprichos.
El anciano Diógenes vio llegar entonces al príncipe de Salamina acompañado por su esclavo. Cuando se acercó a pedirle una limosna, el príncipe le apartó de un empujón. Entonces el esclavo que iba con él le ayudó a levantarse y le dio sin que le viera su amo unas monedas. Diógenes le miró asombrado y comenzó a gritar lleno de alegría:
– ¡He encontrado al hombre, he encontrado al hombre! ¡Y es un esclavo!
Moraleja: «No te dejes guiar por las apariencias: la bondad reside en el corazón»
(‘Diógenes y el esclavo’ – Frédéric-Edouard Plessis )
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Qué temas puedes tratar con la fábula Diógenes y el esclavo
Usa esta fábula corta para hablar de:
- Las apariencias.
- El valor de la bondad.
- La caridad.
Reflexiones sobre esta fábula corta de ‘Diógenes y el esclavo’
La bondad no entiende de condiciones físicas, ni de edad, sexo o religión. No entiende de apariencias. No es nada físico, sino un valor esencial muy ligado a la empatía, la caridad o la generosidad:
- La bondad, una virtud humana: Diógenes decía buscar un hombre, pero no cualquier hombre. Para él, un hombre era aquel capaz de sentir bondad en su corazón, la virtud más noble y enriquecedora.
- La linterna que simboliza la búsqueda interna: Muchos se preguntarán ¿por qué Diógenes iba con una linterna encendida a plena luz del día? Porque él buscaba más allá de las apariencias. No quería dejarse engañar por la luz exterior, sino que buscaba con su luz algo más allá de lo aparente. Eso que Diógenes buscaba no podía verse con los ojos. La bondad, la empatía, la caridad… son valores invisibles ante los ojos y visibles para el corazón. Su linterna le dejaba ver esas virtudes inherentes a las personas y que solo unos pocos miman y cultivan.
Curiosamente el esclavo era libre, no poseía cadenas en su alma, a pesar de llevarlas de gorma ‘material’. Y es porque la bondad, el amor hacia los demás, a empatía, hace que nos liberemos de las cadenas más pesadas, las del alma. Cadenas forjadas por eslabones como la envidia, el rencor, la avaricia o la vanidad…
Más reflexiones sobre la fábula de Diógenes y el esclavo
Diógenes sabía que el hombre que buscaba no aparecería a plena luz del día, no se mostraría bajo ropajes de seda. Tenía que estar muy atento porque lo encontraría donde menos se espera, bajo una apariencia diferente. Y fue un esclavo, que en principio no tiene nada, que no tiene ni libertad, quien demostró ser un hombre, al ser el único caritativo y bondadoso.
- El esclavo era el más libre: Esta paradoja es perfecta para explicar por qué no debemos dejarnos engañar por las apariencias. El esclavo, que en teoría no era libre, al depender del príncipe, era en verdad la persona más libre, el único que poseía la virtud de sentir empatía, de amar y de sentir bondad. Son valores que nos hacen libres a pesar de las cadenas externas.
«La bondad, la empatía, la caridad, son valores que iluminan el alma y nos hacen libres de cadenas forjadas con eslabones de envidia, rencor, avaricia, vanidad…»
— (Reflexiones sobre ‘Diógenes y el esclavo’)
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