Por qué sonaron las campanas. Cuento de Navidad

Este cuento, ‘Por qué sonaron las campanas‘, fue escrito por el estadounidense Raymond Macdonald Alden en 1908. Él era un reconocido maestro con afición a la escritura. En esta ocasión, el cuento se centra en dos valores esenciales: la generosidad y la humildad. Pero de este texto podemos sacar muchas otras interesantes reflexiones. Lee con atención la historia y los comentarios finales.

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El cuento de Navidad Por qué sonaron las campanas

Por qué sonaron las campanas, un cuento de Navidad

Existió en una pequeña ciudad muy poco conocida, a donde casi nadie viajaba, una hermosa iglesia. Era la iglesia más bonita del mundo. Sobre una colina, se alzaba majestuosa, con unas altísimas torres y una enredadera con musgo decorándolas. En lo más alto de la torre, unas campanas de plata cuyo sonido había dejado de escucharse desde hacía muchos años.

La entrada a la iglesia era un pasillo tan largo, que apenas se podía ver desde la entrada el altar de mármol. Junto al altar, el coro, y más lejos aún, el órgano, que sonaba tan fuerte que podía escucharse a kilómetros de distancia.

Pero la atracción y lo que llevaba a todos a la iglesia, sobre todo en Navidad, eran las campanas. Sólo sonaban en Nochebuena, pero desde hacía mucho habían dejado de escucharse. Los más ancianos recordaban el sonido inmaculado de aquellas campanas, moldeadas como por los ángeles, decían. Otros pensaban que su sonido era tan hermoso por estar tan altas y hay quien prefería creer que era por el escultor que las había creado.

Sea como sea, ni los adultos ni los niños las habían escuchado nunca. Por eso, cada Nochebuena, cientos de personas subían hasta allí con el deseo de oír su repique. Y tal como les sugirieron los ancianos, llevaban presentes para entregar a modo de ofrendas.

– No suenan porque no lleváis regalos lo suficientemente valiosos– dijo el más mayor de aquel lugar.

Los más ricos se empeñaron en llevar joyas y dinero para ver si conseguían que sonaran. Pero no había manera… Realmente no entendieron bien las palabras del anciano.

El sacrificio de Pedro en ‘Por qué sonaron las campanas’

Lejos de allí, en un pueblecito cercano a la ciudad, vivía un niño, Pedro, junto a su hermano pequeño. Nunca habían visto las campanas, pero sí habían escuchado hablar de lo bonita que era la ceremonia de Nochebuena en esa iglesia.

– ¿Por qué no vamos? ¡Me han dicho que a veces, hasta el niño Jesús baja del cielo para bendecir a todos! Tiene que ser una homilía preciosa- dijo Pedro a su hermano pequeño- Iremos sin que se enteren nuestros padres y volveremos en cuanto termine la misa para que no noten nuestra ausencia.

Aunque era un plan arriesgado, al hermano, que era muy curioso, le pareció bien. Pedro se guardó en el bolsillo todos los ahorros que tenía: una moneda de plata, y salió a la intemperie con su hermano. Hacía mucho frío y la nevada era intensa, pero a pesar de todo, los niños consiguieron llegar a la iglesia, después de andar durante un par de horas.

Pero en la entrada, Pedro se fijó en una anciana tendida en el suelo, con un ligero abrigo como manta. Su rostro era hermoso. Se parecía al de la Virgen retratada en una de las vidrieras de la iglesia.

– ¡Pobre señora! ¡Se va a congelar!- dijo Pedro. – hermano, toma esta moneda de plata y la entregas en la ofrenda en el altar. Yo voy a quedarme aquí para dar calor a esta pobre mujer. Le daré los bollos que habíamos traído para la cena.

– Pero hermanito, ¡te perderás la misa tan bella que veníamos a ver!

– Sí, ya lo siento, pero no estaría bien dejar a esta anciana aquí sola… Tú estarás allí por mí, y me contarás todo cuando salgas, ¿de acuerdo?

Por qué sonaron las campanas

El hermano pequeño asintió y entró en la majestuosa iglesia. Las primeras filas estaban llenas de gente vestida con lujosas ropas. Ese día incluso había acudido el rey, con su brillante corona de oro y esmeraldas y una capa de piel. todos estaban convencidos de que esa noche sonarían las campanas por el rey, allí presente.

Llegó el final de la ceremonia, con las ofrendas. Ese año los más ricos habían llevado joyas de lo más valiosas. Y el rey, para asombro de todos, se acercó, se quitó la corona y la dejó junto al resto de obsequios.

– Ahora sí- pensaron los presentes- Ahora sí que tocarán las campanas. No hay mayor presente que este…

Para su desilusión, las campanas no sonaron. Entristecidos, volvieron a su sitio y empezaron a cantar el himno final de la ceremonia. Pero entonces, el coro enmudeció, el cura pidió silencio. A lo lejos, comenzaron a escuchar como un canto celestial, el repiqueteo de unas hermosas campanas.

Cada vez sonaban con más fuerza y su sonido era realmente embriagador. Entonces se fijaron en que en el altar, un pequeño niño acababa de depositar una moneda de plata junto al resto de joyas. Era la moneda de Pedro.

Sobre qué temas puedes reflexionar con el cuento Por qué sonaron las campanas

Utiliza este bello cuento de Navidad, ‘Por qué sonaron las campanas’ para reflexionar sobre:

  • La humildad
  • El valor de la generosidad.
  • La caridad.
  • La riqueza.

Reflexiones sobre el cuento ‘Por qué sonaron las campanas’

La generosidad no es dar lo que nos sobra, sino aquello que necesitamos. ‘Por qué sonaron las campanas’ nos habla además de las riquezas más valiosas:

  • La verdadera generosidad: En el cuento ‘Por qué sonaron las campanas’, sólo una pequeña moneda de plata consigue ‘despertar’ a las campanas, frente a los obsequios más lujosos y caros. ¿Por qué? En realidad, la generosidad no consiste en dar aquello que nos sobra, sino en dar algo que también necesitamos. Pedro, que era un niño con pocos recursos, entregó todo lo que tenía, mientras que los ricos y hasta el rey, entregaron objetos que ‘les sobraban’.

¿Quién fue más generoso de todos ellos? ¿Los ricos que entregaban joyas aún teniendo muchas más en sus casas? ¿O el pobre Pedro, que entregó todo lo había conseguido ahorrar durante el año? Pero las campanas no sólo repicaron por la generosa ofrenda de Pedro y su hermano pequeño, sino porque además de sus ahorros, Pedro había entregado algo más valioso aún: la caridad.


«La generosidad no consiste en dar aquello que nos sobra»

(Reflexiones sobre ‘Por qué sonaron las campanas’)

Más reflexiones sobre ‘Por qué sonaron las campanas’

  • La caridad de Pedro y las campanas: El pequeño Pedro soñaba con acudir a la misa de Nochebuena. En ‘Por qué sonaron las campanas’, nos describen que además fue un duro viaje, muy sacrificado, durante el cual los niños pasaron mucho frío. Pero no fue el único sacrificio de Pedro. Cuando llegaron a la iglesia, Pedro decidió quedarse con la anciana mendiga, renunciando así a su sueño de entrar en la iglesia. La caridad del pequeño fue el mayor regalo que se puede entregar. No es material, pero es mucho más valioso que las joyas y hasta la moneda de plata entregadas durante la ofrenda. La recompensa a su caridad fue el despertar de las campanas, que al fin sonaron después de años y años mudas.
  • El mejor regalo no es material: Si te das cuenta, en ‘Por qué sonaron las campanas’, la respuesta no tiene que ver con un regalo material. Las campanas sonaron por el bondadoso corazón de Pedro, por su gesto caritativo, por el sacrificio de los dos hermanos y la ilusión y esperanza con la que acudieron a la iglesia. Su inocencia, la humildad y el deseo verdadero de acudir a la misa, no sólo de escuchar las campanas, es lo que hizo que sonaran. Los mejores regalos son inmateriales. El mejor regalo siempre será el amor.

«La riqueza más valiosa es inmaterial»

— (Reflexiones sobre ‘Por qué sonaron las campanas’)

Otros maravillosos cuentos de Navidad

¿Te gustó el cuento de ‘Por qué sonaron las campanas’? Te proponemos descubrir también estos otros preciosos cuentos:

  • La Navidad del espantapájaros Jimmy: En este cuento de Papá Noel, se nos habla de generosidad y gratitud. Es una bella historia de amistad entre una niña y un espantapájaros.
  • Toinette y los duendes: Este es un cuento lleno de magia y ternura. La protagonista es una niña que no se lleva muy bien con sus hermanos… ¿Cómo conseguirá cambiar?
Toinette y los duendes, un cuento de Navidad
El cuento de Toinette y los duendes
  • Los táleros de las estrellas: Tal vez no conozcas este cuento clásico de los hermanos Grimm, que nos habla de la generosidad de una pequeña muy pobre. ¡Descúbrelo!

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Publicado por Estefania Esteban

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Soy Estefania Esteban y soy periodista y escritora de literatura infantil.

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