Tal vez recuerdes algún momento traumático de tu infancia y no le hayas dado demasiada importancia. Sin embargo, todos los expertos en el tema aseguran que más tarde, cualquier mala experiencia que haya dejado huella en nosotros, puede aparecer en la edad adulta de una u otra manera. ¿Quieres saber cómo? Aquí encontrarás algunas de las características de las personas que vivieron traumas en su infancia.
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ToggleCuáles son los pequeños traumas que nos afectan en la infancia
Por trauma no entendemos solo catástrofes de gran magnitud. No se trata del típico niño que ha vivido una guerra o del que abusaron de pequeño. Esos son traumas mayores. Pero existen ‘pequeños traumas’ o experiencias que en su día nos dejaron huella de pequeños y a los que en principio no dimos mucha importancia. ¿Cuáles? Por ejemplo, una humillación en medio de la clase, un gesto de injusticia vivido entre hermanos y que te hizo mucho daño cuando eras pequeño…
Existen infinidad de ‘pequeños traumas’ que se acumulan como heridas en nuestro interior cuando somos pequeños, y que más tarde aparecen en forma de cicatriz y duelen cuando alguien ‘las toca’. Son las secuelas de esas malas experiencias. Muchas tal vez no eran muy graves, solo que no supimos gestionarlas.
A veces no es el momento vivido en sí, sino cómo nos afecte. Imagina esta situación con tres hermanos:
– La madre lleva un regalo a uno de ellos. Los otros dos contemplan la escena: uno de ellos siente algo de tristeza pero al poco se le pasa y ya nunca más se acuerda. Pero el otro le mira con rabia y siente una honda injusticia en ese gesto. Aún pasando los días, recuerda ese momento con mucho dolor.
El momento es el mismo para los dos hermanos, pero la experiencia vivida es diferente. Uno de ellos supo gestionarlo y pasar página. Para el otro, será una herida que deje secuelas.
«Los traumas son secuelas de malas experiencias, de emociones que no supimos gestionar»
(Características de las personas que vivieron traumas en su infancia)
Las 7 características de las personas que vivieron traumas en su infancia
Las secuelas de las malas experiencias (que se convierten en trauma cuando no sabemos gestionar las emociones) se manifiestan en la edad adulta, llevándonos a una determinada forma de ser. Por ejemplo, estas:
1. Mayores niveles de ansiedad: Existen muchos tipos de ansiedad, y la mayoría de ellas aparecen por pequeños traumas de la infancia. Por ejemplo, la ansiedad compulsiva anticipatoria, que denota un pánico incontrolado por si dejaste algo sin hacer o piensas constantemente en que algo puede ir mal… está relacionada con algún episodio de la infancia en la que algo fue mal por algo que no hiciste a tiempo. El remordimiento lleva a pensar que se podía haber evitado y que la culpa es solo y exclusivamente tuya y de tu falta de previsión.
2. Deseo de soledad: Muchas personas que arrastran algún trauma relacionado con la convivencia, buscan constantemente alejarse de los demás. Son personas más retraídas que temen volver a pasar por una experiencia como la que vivieron. Por ejemplo, el típico niño que era insultado en clase, al que humillaban los demás o del que se rían con continuas burlas. Muchos de estos niños consiguen deshacerse de todos estos malos momentos, pero otros no lo logran, y terminan arrastrando ese trauma en su edad adulta.
3. Miedos injustificados: Los miedos son normales. Todos tenemos miedos. Pero algunas personas muestran un miedo excesivo por todo. Quizás por culpa de algún miedo de su etapa infantil que les causó más daño del esperado. Los miedos deben superarse, debemos llegar a entender que pueden ser hasta beneficiosos para nosotros. Si constantemente los ves como un enemigo, te harán daño y efectivamente, podrán convertirse en traumas.
Otras secuelas que los traumas infantiles dejan en la edad adulta
4. Nada de asumir riesgos: Cuando algo salió mal en tu infancia y esto te causó un trauma, en la edad adulta sientes pánico por los cambios. Prefieres quedarte en tu zona de confort. Desde luego, no estás dispuesto a asumir unos riesgos que pueden llevarte de nuevo a vivir otra experiencia traumática como la que pasaste de niño.
5. La aparición de ciertas fobias por culpa de algunos traumas: Las fobias aparecen en la edad adulta por alguna mala experiencia del pasado. Imagina que de niño te perdiste en el campo cuando ibas de excursión con tus padres. Que pasaste horas sin saber dónde estabas y desamparado. Ese momento de angustia e indefensión puede que aparezca de mayor en forma de fobia, un miedo aterrador que te impida ir de nuevo al campo para no volver a recordar ese momento.
6. Convertirse en alguien pasivo o por el contrario, agresivo: Muchos adultos expresan su pasividad o agresividad por traumas vividos de pequeños. Alguien que les hizo daño, una traición, una humillación… puedes convertir a una persona en alguien vengativa, agresiva, que está constantemente a la defensiva, o por el contrario, en alguien pasivo que prefiere no tomar parte en ningún asunto.
7. Creerse la víctima perpetua: ¿Conoces a alguna persona que esté etiquetándose todo el tiempo como la víctima de cualquier cosa? Los llamados ‘victimistas’ esconden muchas veces algún trauma por el que pasaron de niños, que les hizo sentir inferior, o incluso, como alguien a quien no querido. Si de pequeño sintieron que eran las víctimas de una injusticia o un trato que no merecían, podrán arrastrar este sentimiento aún en su edad adulta.
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