Los tábanos y las abejas. Fábula sobre las mentiras

Esta fábula del francés Jean de La Fontaine, ‘Los tábanos y las abejas’, nos habla de cómo desenmascarar una mentira con sutileza e ingenio. Y es que a veces la mentira puede ser tan sumamente creíble, que cuesta mucho desenmascararla. Presta atención a lo que sucedió con esta sorprendente historia…

TIEMPO DE LECTURA: 5 MINUTOS

La fábula de los tábanos y las abejas

Los tábanos y las abejas, fábula de Jean de La Fontaine
‘Los tábanos y las abejas’, de Jean de la Fontaine

Un día, tábanos y abejas encontraron en el suelo un trozo de miel sin dueño. Y ambos la reclamaron para ellos.

– ¡Esta miel es nuestra!- gritaban las abejas.

– De eso nada… nosotros la vimos primero, estuvimos observándola un rato, y no queda duda de que es nuestra.

Discutían tanto los insectos, que tuvieron que llevar el pleito hasta el juez, el gran abejorro, quien no era capaz de averiguar quién tenía razón. Así que pidió la comparecencia de algunos testigos. Así, pasó a juicio la mariquita:

– Señoría… es cierto que yo vi a insectos como las abejas, pero oscuros como los tábanos, revolotear sobre el trozo de miel un buen rato. No cabe duda de que los tábanos dicen la verdad…

Pasaron también el zorro y el conejo, y ambos animales dieron la razón a la mariquita. Todos habían visto cerca de la miel a un grupo de tábanos, así que pensaron que no había otra explicación: «La miel era obra de los tábanos».

La sentencia del juicio

Pasó una semana desde el comienzo del juicio, y las abejas comenzaron a impacientarse, porque el abejorro aún no había dictado sentencia. Una de las abejas acudió a hablar con él:

– Señor juez, debe dictar ya sentencia, o la miel se echará a perder. Y como aún tiene dudas, a pesar de lo evidente, le propongo lo siguiente: que abejas y tábanos demuestren cómo es la miel que fabrican. Nosotras las abejas nos meteremos en la colmena y en un rato tendrá el resultado, pues somos rápidas trabajando. Que los tábanos nos enseñen la miel que son capaces de fabricar… a ver si es como aquella que reclaman.

– ¡Me parece una excelente idea!- certificó el abejorro juez.

Los tábanos, allí presentes, enfadados, dieron media vuelta y rechazaron la prueba.

– Creo que queda claro de quién es la miel- dijo entonces el juez.

«Moraleja: No es con palabras, sino con actos, como se demuestra una verdad»

(Los tábanos y las abejas – Jean de la Fontaine)

La fábula original de Los tábanos y las abejas

La fábula de Los tábanos y las abejas
La fábula de Los tábanos y las abejas

Y aquí tienes, como siempre, la fábula original rimada de Los tábanos y las abejas, escrita por el gran Jean de la Fontaine:

Una porción de miel se halló sin dueño:

Los tábanos quisieron reclamarla;

Mas todas las abejas se opusieron.

Ante un abejorrón acreditado,

presentaron unánimes el pleito:

sentenciar la tal causa era difícil.

Muchísimos testigos depusieron,

que en torno de la miel habían visto

animales con alas, casi negros,

semejantes en todo a las abejas,

dando zumbidos. Duda no tuvieron

en que era de los tábanos la tropa.

El erudito abejorrón, perplejo

se quedó al escucharlos, y, con ansia

de dar sentencia justa, llamó nuevos

testigos, pero en vano, pues no pudo,

por las declaraciones que le hicieron,

inferir cosa cierta. Entonces dijo

una prudente abeja: «¿Pues, qué es esto?

Hace ya más de seis meses que la causa

pendiente está, y aún todavía vemos

las cosas como estaban al principio;

Mientras tanto, la miel se va perdiendo:

tiempo es ya de que el juez de su sentencia.

Y cuando no, sin tantos citamientos,

ceremonias y voces, con nosotras

los tábanos concurran, y veremos

quién mejor sabe hacer tan dulce suero,

y quién fabricará más bien y presto

dentro de las colmenas las celdillas».

Negáronse los tábanos a ello,

y quedó descubierta su falacia.

Así el abejorrón sentenció el pleito

en favor de las sinceras abejas.

¡Ojalá se imitara tal ejemplo!

Moraleja: «Por las obras conoceréis al artista»

Fábula ‘Los tábanos y las abejas’

Qué temas puedes trabajar con Los tábanos y las abejas

Usa esta fantástica fábula de Los tábanos y las abejas para hablar de:

Reflexiones sobre la fábula Los tábanos y las abejas

Nos encontramos muchas veces en esta misma situación que vivieron las abejas en ‘Los tábanos y las abejas’: una mentira apunto de salirse con la suya por testigos y apariencias evidentes que le dan la razón. Pero ya sabes que las apariencias engañan y a veces lo evidente no es más que una máscara que oculta una mentira:

  • La verdad al final sale a la luz: En esta fábula de Los tábanos y las abejas nos damos cuenta de lo difícil que es a veces dar con la verdad, ya que la mentira sabe disfrazarse de verdad con mucha sutileza. Sin embargo, al final la verdad siempre termina saliendo a la luz. Muchas veces no lo hace cuando queremos, sino que tarda bastante, por culpa, sobre todo, por todas esas circunstancias que la rodean, como testigos que confunden la realidad o falta de pruebas.
  • No te fíes de lo que digan otros: Menos mal que el abejorrón juez no se fio de lo que decían los testigos. Por eso tardaba tanto en dar su sentencia, porque a pesar de que todo indicaba hacia los tábanos como los dueños del trozo de miel, él seguía sin estar seguro. No creía el testimonio de los otros animales.

Y es que muchas veces lo que digan los demás no significa que sea la verdad. Los testigos también pueden estar confundidos, porque las apariencias pueden engañarnos, tal y como pasó en esta historia de Los tábanos y las abejas. Los animales del bosque, al ver cerca de la miel a los tábanos, llegaron a pensar que la miel era suya.


«La mentira sabe disfrazarse de verdad con mucha sutileza»

— (Reflexiones sobre la fábula Los tábanos y las abejas)

Más reflexiones sobre la fábula de Los tábanos y las abejas

  • Los disfraces de las mentiras: La mentira es capaz de vestirse de verdad con tanta exactitud, que llega a costar muchísimo reconocerla. Es lo que pasó en esta historia, y por eso el juez, perplejo, era incapaz de dar su sentencia. Aparentemente, la mentira era una gran verdad. Todo indicaba hacia ese punto: los testimonios eran claros… Pero el juez abejorrón era sabio y sabía que detrás de tanta apariencia de verdad podía esconderse una astuta mentira. Y fue con astucia, la de una abeja, como se logró desenmascarar a la mentira.

La justicia y el ingenio: Sí, fue el ingenio y la astucia lo que consiguió dar con la verdad, y no los testimonios confusos de los animales del bosque. Bastó proponer una prueba para demostrar quién era capaz de fabricar esa miel, para dar con el dueño verdadero de este manjar. Y es que por muchas palabras que intenten demostrar una verdad, son los actos los que realmente deciden si la verdad lo es o no.

Otras fantásticas fábulas de La Fontaine para niños

Descubre las maravillosas fábulas de La Fontaine, repletas de interesantes valores esenciales muy educativos. Aquí tienes algún ejemplo. Todas van acompañadas de la fábula original en verso y reflexiones sobre los mensajes que transmiten sus moralejas:

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La fábula corta 'El zapatero y el banquero'
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Publicado por Estefania Esteban

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Soy Estefania Esteban y soy periodista y escritora de literatura infantil.

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