Este es un cuento popular, que ha llegado hasta nosotros gracias a la tradición oral. ‘La niña de los ojos de luz’ trata de encantamientos, reyes y dragones. Pero también transmite una serie de valores como la justicia o la gratitud, sobre los que encontrarás algunas reflexiones al final. ¡Disfruta de este original cuento repleto de aventuras!
TIEMÑPO DE LECTURA: 7 MINUTOS Y MEDIO
Un cuento para niños de magia: La niña de los ojos de luz
Había una vez un noble bastante ambicioso que robó el trono a un rey y le expulsó del reino. Un día, el nuevo monarca paseaba junto a su mujer en un hermoso carruaje tirado por caballos cuando de pronto se acercó hasta ellos una mujer que lloraba desconsolada.
– Por favor, alteza, ¡ayúdeme!
El monarca paró el carruaje y se detuvo ante la mujer.
– ¿Qué sucede? ¿Cómo puedo ayudarte?
– Van a ahorcar mañana mismo a mi hijo, al que acusan de ladrón. Él no hizo nada, pero fue juzgado deprisa y sin imparcialidad. Por favor, ordene que le vuelvan a juzgar para que pueda yo demostrar que es inocente. Si le juzgan de forma justa y resulta culpable, yo misma le acompañaré a la horca…
El rey, viendo la seguridad de la mujer, ordenó que dejaran libre al joven inmediatamente y la mujer, agradecida, le dijo:
– Majestad, en agradecimiento a su ayuda, ya que no tengo riquezas para pagar, le concedo la gracia de dos hijos. El primero será varón, bueno y con muchas cualidades. Después tendréis una hija, bondadosa y muy valiente, generosa… Toda ella será luz. De hecho, deberéis tener cuidado, porque sus ojos lo iluminarán todo. Si el monstruo que vive en la Cueva de los encantamientos la ve, se la llevará prisionera. No debéis dejar que nadie la vea…
Y efectivamente, los reyes tuvieron en poco tiempo a un hijo varón, y a los dos años, a una hermosa niña. Una noche, el bebé lloraba y la reina, al ir a por ella, vio iluminada toda la recámara. Los ojos de la pequeña lo iluminaban todo como si fuera de día. Entonces entendió el mensaje de aquella mujer y decidieron que su hija no podía salir nunca del castillo.
La niña de los ojos de luz y el monstruo
Pasaron los años. La joven tenía ya quince años y su hermano, 18. Él era la única persona que le contaba cómo era el exterior, ya que ella no podía salir. Pero sentía tanta curiosidad…
– Hermano, deja esta noche que me asome al balcón para ver desde allí la ciudad…
– No puedo. Si nos descubren nuestros padres, me castigarán…
– Por favor, será solo un momento. Yo no sé que hay allí afuera. Solo sé lo que cuentan los libros y lo que tú me vas diciendo. Necesito verlo un instante.
– Está bien, pero solo un momento.
Y así fue cómo esa noche, los jóvenes salieron un instante al balcón. Pero mientras la joven observaba todo maravillada, un haz de luz salía de sus ojos. Y el monstruo de la Cueva de los encantamientos, que pasaba por allí sobre su dragón de siete cabezas, la vio.
– ¡Qué criatura más hermosa!- exclamó el monstruo- Vendré a buscarte, y vendrás conmigo a mi cueva- terminó diciendo mientras se alejaba.
Los jóvenes, asustados, le contaron al día siguiente todo lo que había pasado a sus padres. El rey, enfadado y a la vez muy asustado, ordenó ese mismo hacer un llamamiento por toda la ciudad: «Se ofrece una gran recompensa a quien consiga matar al monstruo de la Cueva de los encantamientos».
Entonces se presentó la mujer que años atrás había parado el carruaje y solicitado ayuda al monarca.
– Majestad, le dijo. ¿Recuerda quién soy? Yo le dije que tuviera cuidado del monstruo…
– Sí, sí, lo recuerdo- dijo compungido el rey.
– Pero no se preocupe, pues conozco a la persona que puede dar muerte a esa bestia…
– ¡En serio! ¡Fantástico! Dígale que recibirá una inmensa cantidad de dinero…
– No, majestad. Su recompensa no será dinero. Él quiere que le conceda la mano de su hija.
– ¡Pero eso no puede ser! No puedo ofrecer la mano de mi hija a cualquiera…
– Será la persona ideal, confíe en mí…
El monstruo de la Cueva de los encantamientos y la niña de los ojos de luz
En ese momento, una nube de polvo llenó la estancia y apareció ante todos el monstruo de la Cueva de los encantamientos. Sin que les diera tiempo a reaccionar, agarró por la cintura a la hija del rey y se la llevó a lomos del dragón. El rey, desesperado, dijo:
– ¡Sí, le concederé la mano de mi hija si consigue liberarla de ese monstruo! ¡Tienes mi palabra!
Con esto, la mujer, que en realidad era una hechicera, fue hasta una humilde casa en medio del reino y bajó unas escaleras hasta un cuarto cerrado con siete llaves. Allí dentro aguardaba un joven de unos veinte años, muy apuesto y decidido.
– ¡Llegó tu hora para ganarte la libertad!- le dijo.
– ¡Por fin! ¿Qué debo hacer?- preguntó él.
– Tienes que caminar hasta la Cueva de los encantamientos y matar a un monstruo de cabellos rojos. Solo así podrás liberar a la joven que tiene secuestrada. Es la hija del rey. Para matar al monstruo, antes deberás dormirlo. Tienes que decir cuando llegues que buscas morada y darle este licor que te entrego para que caiga dormido. Entonces, le arrancarás el mechón rojo de su cabeza y será así como muera…
– Entendido- dijo el joven, deseoso de salir de aquel cuarto en el que llevaba encerrado tanto tiempo.
La hechicera le condujo hasta la Cueva de los encantamientos. Tuvieron que andar todo un día y una noche. Al llegar a ella, el joven se armó de valor y llamó al monstruo, que al principio parecía estar muy enfadado y con serias intenciones de matarlo.
– ¿Quién me molesta!- dijo.
– Perdone usted, pero me he perdido y busco un lugar donde descansar. Tengo este licor como pago, pues no llevo monedas…
El monstruo, que tenía mucha sed, agarró con fuerza el frasco y se bebió todo de un trago. Casi al instante, cayó profundamente dormido. Entonces, el joven le arrancó el mechón de pelo rojo con un cuchillo y el monstruo murió, muriendo también con él el dragón de las siete cabezas, pues estaban unidos.
La niña de los ojos de luz: Quién resultó ser el valiente joven
– Busquemos ahora a la joven- dijo la mujer, que había salido de su escondite.
En un oscuro cuarto, tras una puerta secreta, consiguieron encontrar a la hija del rey, gracias a la luz que desprendían sus ojos. El joven se quedó extasiado ante tal belleza, y la joven de pronto también sintió un cosquilleo en el estómago al ver al joven.
Cuando llegaron ante el rey, con la cabeza del monstruo para demostrar que había muerto, el monarca dijo:
– Debo cumplir mi palabra, pues estoy muy agradecido. ¿Quién eres, joven valiente?
Entonces, la hechicera se adelantó y dijo:
– Majestad, este joven es el hijo del rey al que destronaste. Al casarse con su hija enterrará por fin el remordimiento que anida en su interior. Y todo volverá a su cauce…
El rey asintió. Y pocos días después, se celebró la boda.
Qué valores puedes trabajar con el cuento La niña de los ojos de luz
Utiliza este hermoso cuento popular, ‘La niña de los ojos de luz’, para hablar de todos estos temas:
- La justicia.
- El valor de la gratitud.
- Los remordimientos.
- La libertad.
- La unión que resuelve problemas.
Reflexiones sobre este magnífico cuento infantil de La niña de los ojos de luz
Dicen que el tiempo pone todo en su lugar... en este caso, sucede, pero con cierto esfuerzo:
- El sentido de justicia: Desde el primer momento, el cuento de ‘La niña de los ojos de luz’ nos habla de justicia e injusticia. El noble que destronó al rey cometió una injusticia que le llevó a tener ciertos remordimientos. Poco después, la hechicera comunicó una injusticia que se iba a cometer con su hijo y consiguió que el nuevo rey se hiciera justicia.
Quedaba por restaurar un ‘desequilibrio’, un acto injusto, como fue la usurpación de un rey por un noble. Para ello, el cuento busca, tiempo después, la forma de ‘colocar’ todas las piezas donde le corresponden: el hijo del antiguo rey se casaría con la hija del nuevo rey y ambas familias podrían gobernar juntas. Una unión que solventa problemas y desacuerdos.
Más reflexiones sobre el cuento de La niña de los ojos de luz
- El hondo sentimiento de gratitud: En ‘La niña de los ojos de luz’, la hechicera concedió virtudes a los hijos del rey en agradecimiento por su ayuda. El sentimiento de gratitud nace al recibir ayuda desinteresada, un gesto de caridad y generosidad extrema que provoca en quien lo recibe un deseo de correspondencia. La hechicera por lo tanto sentía la necesidad de ayudar al rey, pero al mismo tiempo quería hacer justicia con el rey anterior, y se le ocurrió que la mejor manera era usando a sus ‘descendencia’.
- El deseo de libertad: No puede haber un castigo mayor para un hombre que arrancarle la libertad. Tanto la niña de los ojos de luz como el hijo del monarca que tuvo que exiliarse, vivían el mismo ‘desasosiego’. Ambos tenían que permanecer ocultos, encerrados, sin poder salir al mundo. Pero el deseo de libertad puede con todo. Y así fue cómo el joven era capaz de cualquier cosa con tal de conquistar de nuevo su libertad. Y la hechicera, que sabía el poder que este sentimiento otorga, no podía haber elegido a mejor candidato para matar al terrible monstruo.
«El mayor castigo para un hombre es quedarse sin libertad»
(Reflexiones sobre ‘La niña de los ojos de luz’)
Una última reflexión sobre ‘La niña de los ojos de luz’
- La justicia que cura los remordimientos: En ‘La niña de los ojos de luz’, aunque el nuevo monarca no lo expresara, en su interior sentía remordimientos por haber conquistado el trono a la fuerza. Él sabía que no había usado los mejores métodos y ese remordimiento lo arrastraba a lo largo de los años. La unión de su hija con el hijo del antiguo rey puso todo de nuevo en equilibrio. La justicia curó el remordimiento que sentía el rey.
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