Esta antigua leyenda de País Vasco y Navarra (España), cuenta quién es el Olentzero, ese leñador o carbonero que reparte juguetes a los niños cada 25 de diciembre. Y aunque su historia es muy antigua y arte de la época en la que se celebraba el solsticio de invierno, hoy en día su personaje está muy ligado a la Navidad. ¿Quieres conocer su historia? ¡Te la contamos!
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La leyenda navideña del Olentzero
Cuentan los más ancianos del lugar que hace mucho, pero que mucho tiempo, existió en la zona de la actual Navarra un hada muy hermosa, de larga melena rubia y tez muy blanca.
A este hada le encantaba pasear por los verdes bosques de esta zona. Y un día cerca de un río, escuchó el llanto de un bebé. Alguien había abandonado allí a un recién nacido. Le miró con dulzura y le dijo:
– No llores, bebé. Te prometo que serás alguien importante. Te llamarás Olentzero, y tendrás estos tres dones: la fuerza, el coraje y la generosidad.
Después, el hada llevó al bebé a una pareja muy humilde y bondadosa que vivía en el bosque y no podía tener hijos. ¡Qué contentos se pusieron al recibir aquel regalo! Criaron al bebé, le enseñaron el trabajo del hombre, leñador y carbonero. Y cuando murieron, Olentzero se quedó viviendo solo en la casa.
El Olentzero y su gran corazón
Los niños que jugaban cerca de allí le miraban atemorizados, porque Olentzero era grande, corpulento, y siempre estaba manchado de carbón por su trabajo. Sin embargo, su corazón era bondadoso. Tanto, que un invierno, muy, muy duro, los habitantes del pueblo se quedaron sin leña y atrapados por una gran nevada.
Olentzero salió a pesar del mal tiempo al bosque y buscó carbón. Lo dividió en montoncitos y lo metió en sacos. Bajó hasta el pueblo y dejó en cada puerta un saquito de carbón. Los habitantes de aquel pueblo nunca llegaron a saber qué ángel les había entregado aquel regalo. Era 25 de diciembre.
Desde entonces, Olentzero decidió sorprender ese mismo día de cada año a los más pequeños. Para ello, tallaba en madera pequeños juguetes que luego dejaba en la puerta de sus casas. Así, cada 25 de diciembre, los niños vascos y navarros reciben un detalle del Olentzero.
Qué valores se pueden trabajar con la leyenda del Olentzero
Utiliza esta leyenda de Navidad, ‘El Olentzero’, para reflexionar sobre:
- El valor de la generosidad.
- Los prejuicios.
- La bondad.
Reflexiones y comentarios sobre la leyenda del Olentzero
Existen muchas versiones de la historia del Olentzero, una palabra que por cierto, parece que significa ‘tiempo de lo bueno’. Sea como sea, el Olentzero, a pesar de infundir algo de miedo entre los niños por su aspecto, simboliza la bondad de una época en la que se recuerda la importancia de valores como el de la generosidad:
- No juzgues por la apariencia física: El Olentzero asustaba a los niños porque le veían como un ogro. Era grande y siempre estaba manchado de carbón. Pero su aspecto nada tenía que ver con su interior, lleno de bondad y generosidad. Esta historia del Olentzero nos recuerda la importancia de no prejuzgar a nadie sin conocerle. Recuerda que las apariencias engañan.
«Nunca deberíamos juzgar a nadie por su apariencia. Lo importante de veras es aquello que no se ve con los ojos.»
— (Reflexiones sobre ‘El Olentzero’)
- La generosidad que implica sacrificio: Era una noche muy fría, de ventisca, nieve… y aún así, el Olentzero decidió salir a ayudar a la gente del pueblo. No es tan fácil ser generoso cuando ese acto de bondad implica un sacrificio. Es entonces cuando se demuestra de verdad la calidad del corazón. Y Olentzero les demostró a todos que les quería de verdad. ¿Cómo? Entregándoles lo que más necesitaban en ese momento, y sin pedir nada a cambio, porque el amor de verdad se entrega sin condiciones.
- Una tradición muy antigua: El Olentzero ahora se relaciona con la Navidad, pero antes, mucho antes, ya existía este personaje que durante el solsticio de invierno, repartía regalos a los niños. Aunque se desconoce el lugar exacto en donde apareció esta leyenda, todo indica que pudo ser en el pueblo de Lesaka, en Navarra.
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