Este cuento popular africano, ‘El monstruo del lago’, narra una historia en donde el coraje y también la terquedad juegan un interesante papel a la hora de conseguir un bien comunitario. No te pierdas las pericias de la protagonista y el final inesperado.
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El cuento del monstruo del lago
Los más ancianos del lugar cuentan una historia asombrosa de una joven con un gran coraje y mucha, mucha terquedad. Se llamaba Utombina, y era la hija del rey de un pequeño poblado.
Existía en aquel lugar un precioso lago, pero nadie podía acercarse a aquel lugar, porque en las tranquilas aguas del lago, moraba un malvado monstruo capaz de devorar a todo aquel que se acercaba.
Para Utombina no había nada más atractivo que un misterio, y ardía de deseos de poder acercarse a aquel lugar y ver con sus propios ojos al monstruo del que tanto y tanto le hablaban.
Llegó un otoño con mucha lluvia. Llovió tanto, que las casas se anegaron y las cosechas se perdieron por completo. Los aldeanos estaban desesperados, y a la inocente Utombina se le ocurrió preguntar al monstruo por si podía hacer algo para ayudarles.
Aprovechó un día de mucho sol y temperaturas muy altas para convencer a las chicas del poblado. Y aunque tenían prohibido acercarse a aquel lugar, todas acompañaron a la hija del rey en su caminata hacia el lago.
Utombina conoce al monstruo del lago
Llegaron ya muy cansadas y acaloradas, así que en cuanto vieron las transparentes aguas de aquel lugar, corrieron sin pensarlo hacia al lago para darse un baño. Se quitaron la ropa y comenzaron a chapotear en el agua.
El monstruo, alertado por aquellas risas, se acercó a la orilla y decidió quitarles toda la ropa a las chicas. Así que cuando la primera de ellas salió del agua y vio que no tenían nada para taparse, comenzó a chillar.
– ¡Se han llevado nuestras ropas!
Todas salieron del agua y fue cuando vieron al monstruo, con todas sus pertenencias.
Asustadas por la idea de volver al poblado desnudas, comenzaron a implorar al monstruo para que les devolviera todo. Pero Utombina, que era terca y orgullosa, decidió no pedir su ropa. Así que el monstruo devolvió sólo las prendas de las chicas que le habían rogado casi de rodillas. Las de Utombina, se las quedó.
Ella se quedó en actitud desafiante en la orilla, mientras el resto de chicas contemplaban con mucho pesar. Estaban deseando regresar, pero tenían que esperar a su amiga.
El monstruo, cansado de la actitud de la hija del rey, abrió mucho la boca y se tragó sin más a la joven. El resto de chicas corrieron muy asustadas al poblado para dar la voz de alarma.
El desenlace del monstruo del lago
El rey, al enterarse, se hizo con todos los hombres fuertes del lugar, decidido a matar a aquel monstruo de una vez para siempre.
¡Menuda batalla! El monstruo consiguió comerse a muchos de aquellos muchachos. Su estómago comenzó a hincharse más y más de todo lo que tragaba. El rey se fijó entonces y pensó que tal vez todos ellos estaban vivos en su enorme estómago. ¡También podría estar viva su hija!
Esperanzado, sorprendió al monstruo y consiguió acabar con él. Entonces, rajó con cuidado su tripa, y los hombres empezaron a salir uno a uno. La última en salir fue su hija, Utombina, cuya tozudez finalmente había conseguido acabar para siempre con el terrible monstruo.
Qué temas podemos trabajar con el cuento del monstruo del lago
Utiliza este cuento popular africano del monstruo del lago para reflexionar sobre:
- Cuando la tozudez se convierte en perseverancia.
- El valor del coraje.
- La solidaridad.
- El sacrificio, la entrega.
- La ira y el miedo.
Reflexiones sobre el cuento El monstruo del lago
Afortunadamente, la historia del monstruo del lago cuenta con un final feliz, pero está claro que Utombina se arriesgó mucho….
- El orgullo puede jugarnos una mala pasada, pero muchas veces es necesario: Hay veces que el coraje, sumado al orgullo, nos lleva a tomar peligrosas decisiones. En ‘El monstruo del lago’, nuestra protagonista se sacrificó por el resto de habitantes, y finalmente tuvo suerte, pero pudo haberle costado la vida. Su actitud puede contemplarse como una imprudencia o como una locura originada por un exceso de valentía. Así son los héroes… movidos por un instinto de solidaridad deciden llevar a cabo una ‘locura’ que finalmente puede derivar en un enorme bien común.
- El sentimiento de miedo y el de ira: En este cuento del monstruo del lago encontramos bien reflejadas varias emociones. Desde el miedo de los habitantes del pueblo y las amigas de la hija del rey, hasta la ira del rey ante la idea de haber perdido para siempre a su hija por culpa del monstruo. El orgullo también es una emoción.
Ese sentimiento que nos impulsa a ser testarudos hasta el final de las consecuencias. Es lo que sintió Utombina ante el monstruo. Se negaba a rebajarse y pedir las pertenencias que le había robado. En realidad, la hija del rey quería trasladar un mensaje muy poderoso al monstruo… ‘no ganarás’, ‘no te saldrás con la tuya’. A pesar del riesgo, finalmente, lo consiguió.
«El orgullo puede jugarnos una mala pasada, pero muchas veces es necesario»
— (Reflexiones sobre ‘El monstruo del lago’)
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