‘El lobo y la grulla’ es una popular fábula de Esopo sobre la precaución para niños. Existen bastantes versiones en torno a esta fábula acerca de los animales protagonistas, pero esta es sin duda la más conocida.
La fábula del lobo y la grulla sirve para alertar a los niños sobre los peligros que acechan fuera: les enseña que no deben fiarse de cualquiera, que deben desconfiar de quienes les prometen algo imposible de cumplir… les alerta de la inutilidad de ayudar y confiar en los que tienen mal corazón. Reflexionaremos sobre todo esto después de leer esta fantástica fábula.
TIEMPO DE LECTURA: 2 MINUTOS
Índice de contenidos
ToggleUna fábula de Esopo sobre la precaución para leer a los niños: El lobo y la grulla
Estaba el lobo comiendo, como de costumbre, a grandes bocados, porque el lobo era muy pero que muy glotón. Ese día comía una gallina que acababa de cazar. Pero de pronto, uno de los huesos se quedó atascado en su garganta y el lobo, no podía apenas respirar.
Por suerte para él, pasaba por allí una grulla, que, alarmada por los angustiosos gruñidos del lobo, se acercó para ver qué sucedía.
– Oh, grulla… ¡por favor, ayúdame!– gritó desesperado el lobo, ya casi sin aire- ¡Me ahogo por culpa de un hueso que se quedó atascado en mi garganta! Por favor, tú que tienes el pico muy largo, busca y saca el hueso que me ahoga. Te prometo que a cambio te daré lo que me pidas.
La grulla no confiaba demasiado en el lobo, pero aún así, terminó cediendo. No fuera a ser que al final le concediera el deseo. Si le salvaba la vida, ¡tenía que estar agradecido!
– De acuerdo- le dijo la grulla-. Pero después debes cumplir tu promesa.
– Claro que sí, grulla. ¡Corre! ¡Ayúdame!
Así que la grulla metió su pico y su largo cuello en las fauces del lobo y consiguió liberarlo del hueso que le ahogaba. El lobo por fin podía respirar.
– Lobo, ahora debes cumplir tu promesa- le pidió la grulla.
– ¡Qué necia eres!– contestó el lobo- ¿Acaso no es suficiente recompensa el no haberte comido? Recuerda que he tenido tu cabeza entre mis dientes.
Moraleja: «No debes fiarte nunca de quien no alberga bondad en su corazón. No saben lo que es la gratitud ni son capaces de valorar la bondad».
(El lobo y la grulla – Esopo)
Escucha la narración de la Fábula ‘El lobo y la grulla’
Si quieres, puedes escuchar la narración de esta fantástica fábula. ¿Cómo? Solo tienes que utilizar este reproductor, o bien escucharla directamente en el canal de podcast AQUÍ.
Valores que puedes trabajar con esta fábula corta de Esopo del lobo y la grulla
Con esta fábula corta, ‘El lobo y la grulla’, trabajarás:
- La importancia de ser precavido: Nunca debes fiarte de quien te prometa demasiado. A veces hay que ser prudente y desconfiado.
- Importancia del valor de la gratitud. Quien no tiene buenas intenciones tampoco sabrá ser agradecido.
- Importancia del valor de la sinceridad.
Reflexiona con tu hijo sobre la fábula del lobo y la grulla
Esopo fue un fabulista de la Antigua Grecia que nos dejó infinidad de enseñanzas y textos para reflexionar. Todas sus fábulas, protagonizadas por animales, traen consigo una interesante moraleja, muy útil para niños y mayores.
- No te fíes de aquel que no alberga bondad en su corazón: Con ‘El lobo y la grulla’, Esopo advierte de la inutilidad de hacer el bien a las personas que no albergan nada de bondad en su corazón. Porque, según él, las personas sin bondad son incapaces de ser agradecidas. De ahí la importancia de explicar a los niños que no pueden fiarse de todo el mundo, sino que deben desconfiar de aquellos que no lleven buenas intenciones.
- El egoísmo anula el valor de la gratitud: El lobo es incapaz de cumplir su promesa porque representa a las personas egoístas que solo miran por su bien y son incapaces de valorar un acto de bondad.
Una última reflexión sobre El lobo y la grulla
- La diferencia entre bondad y maldad: Con esta fábula también puedes hablar con tu hijo sobre la diferencia entre bondad y maldad, entre la sinceridad y la mentira… Puedes aprovechar para hablar de valores esenciales como la honestidad. Pero sobre todo, debes ahondar en la importancia de ser prudente.
Una fábula que por cierto, puede ser útil para introducir el tema de los secuestros. Para evitarlos, es esencial ser desconfiado y no creer ni irse con las personas que no se conocen.
Preguntas para mejorar la atención y comprensión lectora de tu hijo
Por último, puedes ayudar a tu hijo a entender el mensaje de esta fábula del lobo y la grulla haciendo alguna pregunta de comprensión lectora al finalizar la lectura. Aquí tienes algunas:
1. ¿Por qué se estaba ahogando el lobo?
2. ¿Qué le pidió a la grulla?
3. ¿Y qué le ofreció el lobo a la grulla si le ayudaba?
4. ¿Cumplió el lobo su promesa?
Otras fábulas y cuentos sobre la prudencia para los niños
Es importante desconfiar de los desconocidos como medida de precaución para evitar ciertos riesgos. Este mensaje se repite en numerosos cuentos y conocidas fábulas. Aquí tienes algunos ejemplos:
- El cuento clásico de Caperucita Roja: Caperucita era una niña muy bondadosa, pero muy ingenua, que decidió confiar en el lobo a pesar de las advertencias de su madre. Descubre qué sucedió.
- El demasiado confiado Pinocho: Por mucho que el padre de Pinocho y hasta Pepito grillo le advertían al niño acerca de las compañías con las que iba… Pinocho no quiso hacer caso y terminó metiéndose en muchos problemas. Fantástico cuento para hablar también de la desobediencia y las mentiras.
- El chacal y el cocodrilo: Esta fábula india nos recuerda la importancia de ‘no bajar la guardia’ en ningún momento en el caso de desconfiar de alguien.
- La poca prudencia de La lechera: Esta fábula nos advierte del peligro de fantasear demasiado con el futuro sin tomar precauciones para no perder lo que tenemos. Antes de imaginar y soñar sobre cómo ser tu futuro, toma las medidas de precaución necesarias para no estropearlo todo.
- Los consejos desoídos en Los tres peces: A veces nos metemos en problemas por no escuchar los consejos de otros con más experiencia o que tienen algún conocimiento que nos puede ser útil. Escucha bien lo que tienen que decirte y sé prudente para no terminar lamentando después las consecuencias de la imprudencia.
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